Importante :

En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.

jueves, 26 de diciembre de 2013

El Poder de la Energía

Encuentro en las personas un gran potencial. Escucho hablar a la gente que me rodea, y me doy cuenta que la mayoría de ellos poseen grandes capacidades. Sin embargo en cada conversación mi silencio es elocuente, pues existe una razón que motiva esta falta de interés en mi relación con los demás. Reconozco de mi parte, que me cuesta mucho encontrar en estos diálogos, algún tema que sea digno de ser escuchado. Ninguno de todos los que están cerca de mí, se atreven a debatir sobre la soledad, y mucho menos a exponer sentimientos tales como la angustia, la melancolía, o la tristeza. Sé que la mayoría de nosotros, hemos pasado alguna situación similar a esta. Por eso me gustaría saber. ¿Para qué ocultarlo? Siendo ésta la realidad, no puedo menos que sentirme humillado cada vez que la gente me obliga a conversar sobre temas que no tienen ninguna importancia para mí. Aún no he podido entender como el hombre urbano, se ha vuelto sin ninguna culpa hacia la banalidad de un discurso truncado, que sólo busca evadir el dolor. Deberían considerar que tanto lo negativo como lo positivo, conforman en su conjunto el poder de la energía. Creo que para muchos esto puede sonar un poco rencoroso, pero yo no pongo en duda que cada simple instante en la vida, nos ayuda a comprender mejor lo que somos. Por eso aunque ya no tenga nadie con quien hablar, seguiré intentándolo. Sé que no vine a este mundo para ser feliz, sino que vine para entender. Vine para abrir los ojos y estar presente sabiendo que aquí mismo, tengo una responsabilidad. Pero no es fácil platicarles a los demás, lo que pienso sobre la vida. Cada vez que lo hago puedo ver en sus ojos, como se esfuerzan para intentar comprenderlo. Sufren y se atormentan hasta que finalmente el escepticismo acaba por diluir cualquier tipo de comunicación. No los culpo, sé que nadie quiere vivir a través del dolor, pero es el precio que hay que pagar si es que buscas aprender de tus errores. No pongo en duda que todos aquí intentamos luchar para conseguirlo. Algunos van a la facultad y dedican gran parte de su tiempo libre, a leer artículos que los ayudan a ganar conocimientos sobre un tema en particular. Es destacable como muchos de ellos han logrado transformarse en profesionales exitosos que desde su lugar, ayudan al bienestar de los demás. Sin embargo lo que yo cuestiono es que han perdido toda capacidad de juicio y autocritica, pues en su mayoría todos le temen al silencio. Sé que hacer algo al respecto, es difícil. Pero yo pregunto. ¿De qué vale la victoria, si no aprendes a sangrar en batalla? ¿Cómo podrás valorar un triunfo, si no conoces la importancia de una derrota? Ahora lo veo claro. Todos aquí de una forma u otra, estamos luchando por algo. La diferencia está en comprender que no todos luchamos a favor de lo mismo. Sin embargo a esta altura de mi vida, se ha vuelto muy claro para mí que si no duele, no sirve.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El Objeto

Realmente creo haber encontrado un sentimiento, que por años ha sometido el deseo del hombre, a una voluntad común. Es muy probable que mucha de la maldad que existe en nosotros, se deba a esta dependencia con la materialidad. Lo que comúnmente el hombre llama crecer, no es otra cosa que el desarrollo y la producción de nuevos contenidos, que a su vez le permitan revivir su capacidad de sorpresa. Puedo saber estas cosas porque también es cierto que si me ocurren a mí, deberían al menos ocurrirle a alguien más. La única forma de saber cómo destruir esta avaricia que alguna vez despertó en mí, es siendo analítico con la historia. Para empezar, desde niño yo sentía una libertad y un amor hacia la gente, que no tenía comparación con ninguna otra cosa que hoy pudiera sentir. Lo cierto es que toda esta necesidad de investigar sobre mí, no existía, dado que no tenía ningún tipo de preguntas que me quitaran el sueño. Siendo ya más grande comencé a sentir cierta incomodidad al observar cómo mis padres debían trabajar para que yo pudiera vivir sin preocupaciones. De esta forma una mañana, decidí que ya era el momento de hacer algo al respecto. Así fue como empecé a buscar trabajo. Por supuesto que salir de la comodidad no me resultó fácil, y mucho más difícil me resultó cuando me encontré con el mundo exterior. En pocas palabras, fui de mal en peor. Nadie quería darme trabajo y los que conseguía eran deshonrosos. Debía trabajar muchas horas por muy poco dinero. Fue en ese momento donde me di cuenta que si quería conseguir un trabajo mejor, tendría que esforzarme y superar mis defectos. Así fue como comencé a escribir y a dibujar. Empecé a producir mis propios contenidos para corregir lo que hacía mal, pero sin saberlo, no tuve en cuenta que este proceso también sacaría a la luz, lo peor de mí. Desarrollé un profundo odio que me alejó rápidamente de la gente, y me convirtió en una persona seria y amargada. Día a día me miraba el espejo, y no podía creer en lo que me estaba convirtiendo. Entonces decidí trabajar más duro para erradicar esta horrible oscuridad que me había invadido. Pero aunque lo intentaba una y otra vez, lo único que conseguía era profundizar más y más sobre mi mal humor. Años más tarde conseguí un trabajo estable que obtuve, no gracias a mis atributos, sino a los contactos de mi padre. El lugar era cómodo, la exigencia era poca, y el dinero era bueno. Lo primero que hice fue marcharme de la casa de mis padres. Lo cual recuerdo como una de las cosas más hermosas que me tocó vivir. Dicho sea de paso fue como soltar una dependencia. Cara a cara con la realidad y aprendiendo muchas cosas que antes no podía ver, mi producción artística se disparó exponencialmente. Así fue como decidí compartir mi alegría con el mundo. Comencé por abrir un blog de cómics, a lo que más tarde le siguió un blog de diarios, y como si fuera poco, sin perder las expectativas, hice lo propio con un blog de canciones, y un nuevo blog de videos. ¡Lo quería compartir todo! Quería que el mundo se diera cuenta que yo tenía la fuerza y el valor de combatir a favor de estos nuevos ideales. Sin embargo mi propuesta no tuvo el éxito que esperaba. Con el advenimiento de Facebook, empezaron a aparecer nuevos artistas que eran indefinidamente más talentosos que yo. Con lo cual no pude menos que comenzar a sentir cierta decepción. ¿Qué estoy haciendo? ¿Que buscó conseguir publicando mis trabajos? ¿Para qué trabajo? Estas y muchas otras preguntas fueron abriéndose camino dentro de mi vida cotidiana. Pero yo no quería bajar los brazos, pues aún la batalla no había terminado para mí. Fue por esa razón que comencé a incluir nuevas herramientas con las cuales poder aumentar la calidad de mi producción. Una de ellas fue la cintiq. Un monitor sobre el cual podría mejorar considerablemente mis dibujos. Me costó mucho trabajo, pero finalmente lo conseguí. Más tarde, al ver que la gente seguía sin darle importancia a mi trabajo, mi necesidad de nuevas herramientas volvió. Entonces comencé a buscar algo que me permitiera dibujar en horas de trabajo. Meses más tarde apareció en el mercado, la cintiq compánion. Este objeto era formidable, ya no tendría límites para decir lo que pensaba donde fuera que estuviese. Todo era maravilloso, hasta que comencé a descubrir una característica de mi persona, que con el tiempo se estaba profundizando cada vez más. Había generado una creciente dependencia hacia un aparato tecnológico que independientemente de sus posibilidades, no dejaba de ser un objeto. Yo no quería dependencia, lo que quería era libertad, tanto de cuerpo como de espíritu. Así fue como se abrió este dilema, que hoy ocupa la mayor parte de mis reflexiones. Tener una cintiq compánion era una decisión fácil, pues sin dudas me facilitaría mucho el trabajo, sumando mayor y mejor calidad a mis dibujos. Pero por otro lado, la realidad es que desde muy niño lo que yo quería encontrar, era la verdad del hombre. De ahí en adelante supe que no podría resolver mi problema, valiéndome de un objeto que sabe cómo hacer para embellecer los defectos. Por eso es que aún sin haberlo resuelto, sigo pensando.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Herramientas Modernas

Yo sé y tengo bien en claro, que disfruto mucho cuando dibujo alguna historieta nueva. Pues es ella, la que me enseña a definir personajes y contar historias, que de otro modo, valiéndome únicamente de la literatura, me resultarían muy difíciles de expresar. Sin embargo hay ciertas herramientas modernas como las computadoras o la Citiq, que bien sirven para embellecer las desgracias que debo enfrentar. Esta situación no ha hecho más que despertar ciertos dilemas, que me han llevado a entender cosas que de otro modo quizás no hubiera podido valorar. Una de ellas tiene que ver con la forma en que estas herramientas modernas, van reemplazando otras que a consideración de la gente, son menos sofisticadas. Empleando todas las enseñanzas que hemos recibido valiéndonos únicamente del papel y el lápiz, yo me pregunto. ¿Exactamente qué es lo que nos produce insatisfacción? ¿Que acaso aquí mismo en nuestros diarios, no existe todo lo que necesitamos para ser mejores? Lo que fuimos no estuvo mal, pero la única forma de poder continuar interpretando aquello que buscamos, es siendo tolerantes con nuestras hipótesis. Pues nada se terminará a menos que nosotros queramos ponerle un fin. No está mal que la tecnología avance, pero hay un sentimiento que va mucho más allá del crecimiento colectivo. Y según mi lógica la intelectualidad esta llamada a ser un crecimiento individual. Cada cual decide con que herramientas cosechar valores. Es allí donde acabas por aprender lo que realmente necesitas, para conseguir lo que te propones. Por eso aquí la pregunta sería. ¿Qué me propongo? ¿Me propongo llegar rápidamente a la respuesta? ¿O me propongo transitar lentamente el camino que conduce hacia ella? Sea como fuere, tú siempre serás mi preferido para dialogar. Más allá de algunos cambios superficiales, tengo que reconocer que las cosas siguen exactamente siendo las mismas que hacen 10 años atrás. Por lo pronto yo sigo rechazando todas aquellas cosas que cualquier otro hubiera aceptado. En este caso me han ofrecido cantar para un grupo de música, y si bien la idea me ha resultado tentadora, yo he preferido quedarme de esta parte. La verdad es que siento que si no tengo necesidad de cambiar las cosas, eso se debe a que estoy conforme con mi vida, lo cual para mí no es decir poco. Supongo que no está mal saber reconocer en qué momento uno logra encontrarse a gusto con su situación. En mi caso entiendo que muchos están buscando poder estabilizar su vida en este momento. Y como toda ética, si entonces pides algo que anhelas, a cambio debe sacrificar lo que ya no valoras. De eso se trata la gratitud, se trata de saber reconocer en qué momento se terminan nuestras demandas. Por eso tengo esperanzas de terminar con mis reclamos. Pues no concibo otra forma de dar valor a lo máximo que un hombre puede aspirar. La libertad. Quisiera poder decir que estoy conforme con las herramientas que tengo, pero si lo hiciera, estaría faltando la verdad. A pesar de que tengo una ética y reconozco mi presencia en estos diarios, hay una batalla que parece ser prácticamente imposible de ganar. Así como cualquier mortal quisiera tener el anillo único, yo en este caso, sufro por querer poseer nuevas herramientas con las cuales mejorar mi producción. Esta situación me resulta muy difícil de soportar, por qué por un lado me demuestra que el pensamiento se concentra sólo en aquello que el corazón le pide, y por el otro, supone una disconformidad en relación a lo que somos, dado que al parecer esta batalla que estoy liberando contra mi deseo, no parece importarle a nadie más que a mí. Por supuesto que a mi consideración, yo sí estoy peleando contra algo. Lo que no tengo bien en claro es contra que. ¿Cuál sería tu opinión si te dijera que un costado, lucha por adquirir nuevas herramientas de trabajo, mientras que el otro, intenta dar valor a lo que ya tiene? Tú dime, ¿de qué parte debería luchar? En una ciudad donde el hombre vive a través de sus valores morales, ¿qué piensas que es lo correcto? ¿Poseer más, o hacer el esfuerzo de decir algo con estas pocas herramientas que no por ser viejas, dejan de ser sensibles al tacto? En estos años que han pasado, creo haber visto y aprendido mucho de ti Juan. Observando tus diarios, he ido tomando conciencia tanto de tus aciertos, como de tus errores. Y esta vez tengo confianza de que no tomarás una decisión, a menos que estés completamente seguro de lo que haces. No sabes lo que ganas, si entonces no sabes lo que pierdes. Sé que tu problema es el tiempo, esa permanente necesidad de estar trabajando, y de estar investigando. Necesitas sentir que tus conocimientos evolucionan y crecen. Pero deberías darte cuenta de una cosa. ¿No te has puesto a pensar con qué finalidad intentas capitalizar tu tiempo al máximo? El ser humano siempre buscará llamar la atención inmediata de los demás. Pero hay algo que es mucho más importante. Algo que perdura en el tiempo y que no puede ser reemplazado por ningúna otra cosa. Me refiero a la lucha. Deberías tener bien en claro que nada bueno puede quedar de aquella persona que ya no tiene motivos para luchar. Abre los ojos Juan. Tú tienes un motivo aquí. Te ponen por delante un objeto que deseas, ¿y qué haces tú? Codiciar. Algo dentro de ti se debate, y evalúa el porqué. Eres vida Juan, nunca lo olvides. Tu dignidad crece, cada vez que puedes darle la espalda al poder. Y aunque tienes una historia como dibujante, nada más quisieras tú que pelear por defender la libertad. Los objetos te darán poder, eso nadie lo niega. Pero no debes olvidar que también te volverán dependiente de ellos. Así es la historia a través del tiempo. Sé que estás buscando nuevos medios que te faciliten la tarea de terminar con lo que alguna vez empezaste. Pero dime Juan. ¿Qué tipo de batalla resulta ser más importante para ti? ¿La batalla ética? Aquella que paso a paso te ayudará a erradicar todo el mal que hay en ti. ¿O la batalla por la popularidad? Esa misma que acabará por enmascarar todo lo feo que existe en tu persona. Yo sé que quieres ser popular para poder sentirte especial, y así poder caminar entre la gente sabiendo que eres diferente. ¿Pero te has puesto a considerar lo que sucedería si solo pudieran ganar aquellos que tienen las mejores armas? Es el mundo un completo caos de dolor, maldad, y avaricia. Tu ves como la humanidad ha comenzado a luchar entre sí, intentando ganarse el derecho a ser mejores que el resto. Por eso pienso que no se trata de cual fuera que sea la herramienta que tuviéramos en nuestro poder. Sino que se trata de saber cuáles son los ideales que con ella defiendes. Piensa en los dibujantes, en los músicos, en los escritores, y en los artistas en general. Seguramente hay muchos y muy buenos. Pero a veces la virtud que los acompaña, no sabe pelear a favor de un propósito noble y desinteresado. Tú has identificado un patrón que mueve al mundo, y que por lo pronto volverá obsoleto todo aquello que no sea digno de ser recordado. El dinero, sabe cómo hacer para terminar con lo más puro y sensato que puede haber en un hombre. Cosas como sufrir por un ideal, son las que le dan valor a la vida. No estamos hablando de fanatismos, estamos hablando de valores que tienen una razón de ser. No hay lucha, donde no existe dolor. No hay crecimiento, donde no hay una disconformidad. Por eso no creo que esté mal sentirse disconforme por algo, lo que sí está mal, es pensar que obteniendo un bien material, resolveremos el miedo a morir siendo nadie. Si es ese el problema, no debes preocuparte, dado que mientras estemos vivos, el tiempo siempre nos ayudará a volver sobre aquello que alguna vez hicimos mal.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Autocontrol Emocional

Voy hablar con franqueza sobre un tema que me tiene preocupado. No puedo dejar de notar mi evidente necesidad de crecimiento intelectual, artístico, estético, o como quieran llamarlo. Claramente soy consciente de que si bien el proceso es lento, no por eso dejó de notar como en determinados aspectos he mejorado. Sin embargo hay un sentimiento en mí, que parece no estar conforme con lo hecho. Es por eso que siempre estoy a la expectativa de conseguir alguna herramienta tecnológica que me facilite el trabajo. Aquí es donde se abre la cuestión, pues al parecer estos diarios y la continuidad de mis dibujos, no parecen ser suficiente motivo para llamarse al silencio. El drama es que no puedo dejar de notar cómo mi naturaleza humana, me exige diariamente buscar nuevas formas de enmascarar mis errores, con el único fin de obtener reconocimiento. Siendo que esta actitud me parece en todo desagradecida, yo me pregunto. ¿Qué busco realmente con mi trabajo? ¿Busco capturar la atención del otro? ¿O solo busco afirmar mis principios, estudiando los vejámenes que involucran al hombre como un ser que vive en comunidad? Tengo muy en claro que hay determinados comportamientos que a mi entender se naturalizan, y es en ese momento donde perdemos el espíritu crítico. Por otra parte me gustaría saber por qué razón el hombre necesita sentirse reconocido. Está bien que desde niños todos nos esforzamos por llamar la atención. Pero también es cierto que llega un momento en la vida del hombre donde todos deberíamos buscar el porqué de estas actitudes. Antes que reaccionar impulsivamente, me gustaría tener en cuenta cuáles son las cosas que estoy sacrificando. Es evidente para mí que siempre que se trabaja sobre algo nuevo, hay otra cosa anterior que se abandona. El caso es que si de pronto mi decisión fuera la de comprar esto o aquello, ¿que sería entonces de mi vida pasada? ¿Dónde quedarían mis intenciones de redefinir el idioma? Es lógico para mí que un idioma sin ética ni principios, no podría contemplar ni separar lo que está mal de lo que está bien. Por eso mi pregunta aquí es la siguiente. ¿Para qué más? ¿Qué sería de aquellos hombres que pelean desde la profunda miseria, si no tuvieran otros, que desde una mejor posición, reivindicaran su lucha? Nada más quisiera yo que aprender a valorar aquello que nadie quiere y todos olvidan. Nada más quisiera yo que confían en ti, sabiendo que siempre volverás a concluir lo que alguna vez iniciamos. Pues con toda sinceridad, si bien reconozco que he crecido, no es éste el punto donde termina mi legado. Tengo bien en claro que no deseo saltar etapas, y que no hay nada más importante para mí, que contemplar en mis palabras, cual es el grado de bondad y desinterés que imprimen mis pensamientos. No pretendo encandilar a la gente haciendo alarde de una gran técnica. No quiero despertar ese costado que sólo destiñe envidia, avaricia, y falsas carcajadas . Lo que yo quiero es abrir a la reflexión. Lo que yo quiero es mostrarle a la gente que lo verdaderamente importante, es aprender a terminar con todos esos sentimientos de egoísmo y soberbia, que nos hacen creer en algo que no somos. Nada es más hermoso que poder tener control sobre la propia voluntad, reconociendo que la lucha aún continúa. Le temes a la miseria, ¿pero cómo ser mejor si aún no has aprendido a valorar la vida por su costado más humilde y desinteresado? Existe en mí, un sentimiento de autocontrol que siempre me está queriendo enseñar la función que cumplimos nosotros aquí en esta tierra. Ese sentimiento es puro y repudia cualquier deseo de fama y popularidad. Es por eso que me basta con poder escucharte, pues me doy cuenta que dentro de ti, hay una verdad que lucha por subsistir. Por eso si realmente buscas algo noble para defender, busca dentro de ti. No hubo ni habrá mayor verdad, que luchar a favor de los sentimientos. He visto muchas veces ese brillo en la mirada de los hombres, que implora siempre mayor poder. Lo he visto y me he dado cuenta que también existe en mí. Es por esa razón que sabiendo de mis continuos e incontables deseos de poseer más, he llegado trazarme un solo y único objetivo. Erradicar por completo la avaricia que hay en mí. Desde mi lugar sé que cuando uno compra una herramienta, está cambiando el conocimiento y la sabiduría, por un trozo de papel que fuera de este mundo, no deja de ser obsoleto. Entonces algo está pasando aquí… Creo que todo aquel que decide pagar para acceder al conocimiento, es en realidad un embustero. Aunque cueste creerlo, el conocimiento existe en ti desde siempre. Tú eres el aprendiz, y a la vez, también eres el maestro. Enfrentarse cara a cara con tu verdad será duro, pero si entonces buscas entender, sabrás que no hay camino más directo que el dialogo contigo mismo. Por otro lado, jamás nadie que sea puro de corazón, dedicaría años de su vida a la investigación, sólo para hacerse rico. El primer y único objetivo de un corazón noble, es ayudar desinteresadamente a quienes más lo necesitan. Ya no habrá diferencia entre ayudar a una sola persona o a un pueblo entero, lo esencial siempre será trabajar con ese único fin. ¿Fama, popularidad, reconocimiento? Simplemente sirven para consolar a la gente haciéndoles creer que están en lo correcto. No está mal que esto suceda, pero también es cierto que si pierdes tu espíritu crítico, ya nadie podrá marcarte el error. En este sentido yo prefiero morir equivocadamente, sabiendo que al menos intenté controlar mis impulsos. La única finalidad del hombre puro es, fue, y será, ayudar. Por ello investigamos, por ello nos desvelamos, por ello sufrimos y seguimos adelante. Porque bien sabemos que todo aquel que pueda entenderse a si mismo, tarde o temprano encontrará la forma de entender a los demás. Es una tarea donde probablemente te encuentres muy sólo. Necesitarás gran claridad y convicción para poder sostener tu postura en una sociedad tan materialista como esta. Para ponerlo en otras palabras, yo creo que somos victimas, pues fue nuestra desesperación la que nos ha llevado a malinterpretar el mensaje. No se trata de controlar a los demás, sino que se trata de aprender a controlarse a sí mismo.

martes, 3 de diciembre de 2013

El Lenguaje del Corazón

Repasando mis viejos diarios me doy cuenta de algunos temas que creo importantes mencionar. En primer lugar es muy fuerte la probabilidad de creer que todas las conclusiones que viví con anterioridad, tuvieron una cuota de franqueza. En cada una de las experiencias que atravesé,  hubo un sentimiento en concreto que motivó todas y cada una de mis decisiones a lo largo de la historia. Todas las enseñanzas hasta aquí recibidas, fueron dadas por estas instancias que no por ser pasadas, han dejado de ser válidas. A veces cuando me siento angustiado, llego a pensar con facilidad que todo lo dicho hasta el momento fue un error. Es en ese punto donde dejó de creer en todo lo que fui, y por lo tanto también me niego a querer aceptar lo que soy. Sé que es muy probable que mi verdad te resulte antinatural, pero si bien no estoy cerrado al amor, mis experiencias con mujeres, me han llevado a descubrir cierta incompatibilidad entre la convivencia y el dialogo interno. En otras palabras, cada vez que me ponía de novio, mi sensación era la de estar renunciando a un deber mayor. No creo poder describir con exactitud cuál es este deber del que hablo, pero intentaré al menos hacer el esfuerzo. Bien. Para empezar cuando estamos en pareja con una persona, entramos en una instancia decisiva, donde generalmente cambiamos el foco de atención hacia el otro. Particularmente cada vez que inicié una relación, tuve la esperanza de poder sustituir las bondades de un diario, por una experiencia más lineal e inmediata, como lo es sin dudas el diálogo conyugal. Es así como volqué toda la sinceridad de mis escritos, hacia este pequeño y humilde ser con quien yo compartiría mis horas de intimidad. Le hablaba de mis miedos, de mis proyectos, de mis defectos, y por qué no de mis cualidades. En fin, le hablaba de todo aquello que hasta entonces escribía en mis diarios. Fueron tres las personas a las cuales les abrí mi corazón. Sin embargo no importaba de qué mujer se tratase, ya fuera linda, fea, inteligente, o ignorante, mi sensación sobre el asunto, era que algo de todo esto no encajaba. Comencé a darme cuenta que por más sincero y franco que pudiera ser con mi pareja, la devolución final, no era la misma. Y es que los diarios guardan una porción de mí que no se filtra bajo ningún tipo de subjetividad. En otras palabras, la experiencia ganada en mis diarios, vivía atemporalmente junto con la evolución de mi existencia. Interiormente siempre tuve muy en claro que no por ser joven e inmaduro, me encontraba desprovisto de sentido común. Podemos ser más o menos incongruentes en nuestras palabras, pero siempre la verdad es una sola. Posteriormente, a esta crisis se le fue sumando mi paulatina necesidad de diálogo interno, de análisis, y de reflexión. Con el tiempo se fue haciendo evidente que para poder convivir y sostener en el tiempo esta relación, tendría que sacrificar mucho de lo que hasta entonces había hecho. ¿Cómo llegar a sentirme libre, haciendo a un lado los ratos de ocio, malestar y silencio? Mientras me preguntaba esto, un fuerte deseo ponía en crisis mi estabilidad. Yo sabía que para poder tener una opinión formada de dichos asuntos, primero tendría que hacer la experiencia. ¿Pero cómo encontrar la verdad, si entonces ya no puedo recibir con objetividad la respuesta que espero encontrar?

Muchas veces cuando hablamos con el otro, se filtran situaciones y contextos que bien pudieran ser trascendentales para entender lo que necesitamos saber. Es por esa razón que jamás pude renunciar a mi diario. Pues aun habiendo sido absolutamente defectuoso, dentro y fuera de cada una de mis experiencias, siempre existió una verdad. La del corazón.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Adicciones

¿Si sacrificamos a los animales para poder comer, por qué está mal visto que el hombre se sacrifique a sí mismo para qué otros puedan comer de él? Tú te preguntarás ¿pero quién pudiera alimentarse de un hombre? Pues no sé si pueda responder esa pregunta con exactitud, lo que sí puedo asegurar es que el hombre transmite nutrientes, no sólo de sus pensamientos, sino además de su estado emocional. No toda comida es materia sólida. El hombre también genera un alimento que es en todo necesario para la vida en la tierra. Ese alimento del que hablo existe en abundancia, y son los mismos sentimientos que se forman al estrechar lazos, tanto entre los suyos, como entre otras especies. Como alguna vez dije, no sólo somos seres receptivos, sino que además somos transmisivos también. En este sentido yo creo firmemente, que el dolor ayuda a fomentar la sensibilidad, tanto como puede hacerlo la alegría. Para ilustrarlo de forma más clara, imagina lo que ocurre cuando te lastimas. Primeramente sientes dolor, y sales de tu estado de comodidad. Luego pasas un tiempo en cuarentena, y finalmente cuando te curas, ingresas nuevamente a tu normalidad. Ese cambio de una instancia a la otra, produce una sensación de placer por contraste. Antes estábamos mal y ahora estamos bien. Esto restaura por completo nuestras energías, pues en temas como la salud, solo comenzamos a valorar después de haber perdido. Así es como aprendemos a resistir cualquier enfermedad, pues sabemos que en la mayoría de los casos, el tiempo nos devolverá tarde o temprano la salud que hasta entonces tuvimos. En el caso de quienes buscan generar placer es distinto, pues al acabarse el goce, caen bruscamente hacia su normalidad. Lo cual implica una depresión anímica, que muchas veces se vuelve tan intolerable, que el sujeto acaba por reincidir en el hecho. He aquí el porqué de las adicciones. Cualquiera que alguna vez haya tenido una experiencia gratificante, sabe muy bien todo lo difícil que resulta prescindir de ella. Por eso sin extenderme demasiado en el análisis, diré que esta breve reflexión solo intenta ejemplificar, estos dos patrones de comportamiento que gobiernan la voluntad del hombre. De ninguna forma me propongo juzgar si alguna de las dos posturas es la correcta. Sólo señalaré mi ejemplo, como un probable practicante del dolor. En el caso de quienes sufrimos, bien vale la pena aclarar que cualquier malestar que pudiéramos tener al respecto, bajo ninguna condición se relaciona con un flagelo voluntario, o represivo. El dolor independientemente de si lo estemos buscando o no, tarde o temprano llega. Y es por esa razón que agonizar es propio de cualquier forma de vida que se digne a sobrevivir en este mundo. En otras palabras, negar la agonía, es negar la vida. Por esa razón, todo dolor y sufrimiento que padecemos naturalmente, se transforma en placer al momento de sanar y curar nuestras heridas. Así que todos aquellos que se precien en adorar el bienestar, también deben tener en cuenta que el sufrimiento y la agonía forman parte de un mismo proceso.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Embellecer la Desgracia

Habiéndome sentido sumamente desamparado, comencé una vez más a cuestionar todo lo que hasta entonces creía como cierto. ¿Por qué duermo tanto? ¿Por qué estoy tan sólo? ¿Por qué me niego a estudiar una carrera? ¿Por qué teniendo en claro lo que siento, me cuesta tanto comunicarlo? Éstas y otras preguntas empezaron a dar vuelta en mi cabeza. Por supuesto que más allá de todo lo hecho, mi desconsuelo es tan fuerte, que no puedo menos que empezar a dudar de mí. Muy en el fondo tengo bien en claro que si entonces alguien lograra desmentir todo lo dicho hasta aquí, ya no me quedaría más alternativa que abandonar mi lucha. Es muy probable que esté equivocado, quizás todo lo pensado, haya sido sólo un pretexto para esconder mis fobias. La verdad no puedo asegurarlo. De lo que sí estoy seguro, es que defendí, amé, y cuidé de mi soledad, con el único motivo concreto de seguir adelante. Mientras pienso en todo esto, apago la televisión, y termino mi comida en silencio. Estaba jugando San Lorenzo con Rafaela, pero si bien es un partido decisivo, de pronto el fútbol como cualquier otra cosa que pudiera ver en la televisión, sólo consigue aturdirme. Así que al finalizar mi cena, voy a la cocina, me preparo un mate, y salgo al balcón a reflexionar un poco. Las noches de verano tienen un encanto singular. Me siento en la reposera, y me dejo invadir por las contradicciones y las desgracias en las cuales estoy inmerso. Rápidamente tengo la ligera impresión de que tanto el hombre como la mujer, son exactamente lo mismo, y que por mucha adoración que yo pudiera tener hacia el sexo opuesto, aún ninguna de todas ellas acaba por dejarme una bonita impresión. No quiero parecer misógino, pero muchas mujeres se ponen eufóricas hablando del amor, mientras que por otro lado no dejan de obsesionarse con su apariencia física. La fealdad y el envejecimiento forman parte de la vida, y aun padeciendo cualquiera de estas dos, no por eso dejas de ser proclive a enamorarte. En este sentido yo creo que la distancia despierta en el corazón un amor platónico, que más tarde con el contacto físico, se convierte en excitación. ¿Has presenciado alguna vez como todo lo bueno que imaginabas de una persona, se destruye cuando invades su privacidad? Quizás sea por esto que me cuesta tanto desprenderme de este lugar, pues aquí estoy yo, conversando cara a cara conmigo mismo. Eso es todo lo que necesito. Nadie me dice lo que debo escribir, ni cómo debo pensar, ni tampoco lo que debo proteger. Es este mi más profundo deseo, solo quiero poder ver las cosas tal y como son. No me asusta desglosar la hipocresía, ni me entrego a todas aquellas cosas que hasta entonces se daban por entendidas. Por eso yo pregunto. ¿Qué sería del corazón de un hombre si no tuvieran la humildad de saber reconocer sus propias debilidades? En eso radica la clave para crecer. Cuestiona siempre tus impulsos, y recuerda que si estás aquí, es porque la vida te ha dado la oportunidad de luchar por un cambio justo y desinteresado. Es muy probable que aún sigas teniendo ambiciones materiales. Al menos yo creo que todos las tenemos. Es lícito procurarse nuevas herramientas con las que poder embellecer tu verdad. Pero aunque no quieras reconocerlo, nadie podrá experimentar en profundidad lo que estás sintiendo. Dado que mientras tu padeces cada trazo de tinta, los demás sólo ven los detalles estéticos que con muy poco, describen la raíz del asunto. Hermann Hesse ha dicho que solo el hombre puede interpretarse a sí mismo. Más allá de todo el trasfondo de estos asuntos, solo una cosa es cierta. Tu verdad se ha vuelto invisible a los ojos de la gente que te rodea. Entonces yo pregunto ¿qué valor puede tener un reconocimiento, si en el fondo nuestras intenciones no fueron comprendidas? Pienso que el arte es un medio que nos ayuda a sostener en el tiempo, los valores que tanto trabajo nos costó forjar. Al menos por ahora así lo entiendo yo. Sin embargo la crítica de la gente es demasiado fuerte como para no buscar la aceptación del otro. Aun así es claro para mí que la lógica de los sentidos se construye dialogando con el pasado del que venimos. Contrariamente a lo que suele pensar la gente, toda enseñanza demanda cierto sufrimiento. Quizás el hombre de hoy busque el placer sin preocuparse por interpretar su dolor. En muchos casos he visto algunos sujetos que a pesar de poseer una gran inteligencia, han perdido toda capacidad de dialogo interno. Aun así, el hombre siempre buscará la forma de llamar la atención. Por eso todo aquel que requiera la aceptación de los demás, debería procurar decir la verdad, sin asustar al otro con su costado más crítico. A mi consideración el arte tendría que ser usado precisamente para embellecer la desgracia. Sin embargo esta incertidumbre que generalmente padecemos, necesita de un tiempo prudencial para reestablecerse y ser equilibrada. Pues el entorno siempre produce un ruido que en la mayoría de los casos, colisiona con la voz interior que todos llevamos dentro. Muchas veces nuestra propia confusión nos lleva a buscar respuestas en una sociedad que se opone en todo a nuestras convicciones iniciales. Por eso es que aun sabiendo de nuestra tendencia al error, es lícito comprender que lo esencial no ha de cambiar nunca. Tener contacto con nuestro yo más interno, nos ayuda a sostener en el tiempo el equilibrio necesario para continuar con la lucha. Cada instante de dolor y sufrimiento, desencadena una crisis interna que contribuye a fortalecer el espíritu, sometiendo a juicio todas esas verdades que supuestamente se dan por entendidas. Por esa razón más allá de cualquier "beneficio" que pudieran ofrecernos, no se deben humillar nuestras necesidades, sin antes salvaguardar y proteger estos ideales que día a día fuimos construyendo. Hasta aquí defendemos lo que hemos hecho, pero mañana haremos lo propio con estas nuevas cosas que hoy vamos comprendiendo. Para ponerlo en otros términos, la energía del hombre es como un toroide que se retroalimenta de sí mismo. Y es por eso que nadie mejor que uno, para desglosar las verdades y descubrir lo que debemos hacer. No es necesaria ninguna otra responsabilidad más que la de existir para cumplir desinteresadamente con estas condiciones puras, que nacen desde la más clara sinceridad. La sinceridad de ser siempre uno con la historia.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Compadecer al Yo

Si bien no puedo escuchar lo que sale de tu voz, quisiera preguntarte. ¿A quién le hablas? ¿Me hablas a mí? ¿Te importa lo que pienso? ¿Qué esperas que diga, acaso crees que puedo responderlo todo? ¿Acaso alguien puede hacerlo? Creo que para sentir a veces hay que enjuagar la cabeza en la zanja de los recuerdos. Lo único cierto es que hoy vi como unos árboles se agitaban coreográficamente con el viento, destruyendo a su paso, cualquier estupidez del hombre.


Quisiera al menos que tuvieras en cuenta que no por gustarme la soledad, estoy exento del dolor que esto implica. Bien me debería resultar fácil describir lo que siento entonces. Seguramente de alguna forma estar solo, es similar a conformarse con lo que nos pasa, naturalizando cada angustia como un suceso imposible de evadir. Cuando uno está solo, es común volverse perezoso, de forma tal que solo trabajamos cuando la necesidad así lo indica. Por otra parte nos acostumbramos a desasnar y justificar nuestra profunda necesidad de silencio, con el único objetivo de serenar las ideas. Sabemos que hay una carencia, pero por otro lado también existe una realidad que nos ha llevado a tomar esta decisión. Ignorar o no sus razones, dependerá de cuan fuerte sean nuestras convicciones sobre el asunto. Por supuesto que a medida que más nos alejamos de la niñez, más fuerte se vuelve la necesidad de encontrar alguien en quien poder confiar. Sin embargo así como es fuerte la necesidad, también es fuerte la nostalgia por todo lo que hemos hecho. Seguramente, tú estarás leyendo esto desde algún futuro que yo hoy no puedo imaginar. Por esa razón quisiera saber. ¿Es acaso la felicidad algo que vuelve mejor al hombre? ¿Te sientes más fuerte ahora que puedes compadecer a quienes no tienen pareja y están solos en el mundo? Si es así como entonces se dieron las cosas, no me queda ya más nada por decirte, dado que la verdad es que no me gusta que me compadezcan. Supongo que a medida que veo pasar el tiempo, mi vida va siendo cada vez más caótica. Duermo mucho, como demasiado, y a medida que pasa el tiempo también es cierto que trabajo menos. Por eso aunque no me guste hacer el papel de víctima, creo que por otro lado lo merezco. Se hace probable la sospecha de que no quiera reconocer que la disconformidad solo se resuelve obteniendo lo que anhelamos. Pero entonces pregunto, ¿estamos seguros de que obteniendo lo que anhelamos, dejaremos el dolor atrás? La verdad es que no lo sé. Lo que sí sé, es que ningún anhelo puede sostener en el tiempo, los cambios emocionales que suceden en el interior del hombre. Quizás quemarme una y otra vez sobre la misma herida haya sido un error. Ahora dime, ¿Cómo se siente tener aquello que tanto soñabas? Si acaso has encontrado el amor, me gustaría que enviaras al pasado una descripción de esta persona, solo para saber si ella es lo que imaginábamos. Más que ningún otro atributo, me gustaría saber si entonces le gusta el arte. Dime pues, ¿tiene valores morales, o simplemente se comporta impulsivamente? Quisiera saber si sabe dar valor a su sufrimiento, o suele compensar sus carencias comprando ropa nueva en el shopping. Me pregunto si te acordarás de mí de vez en cuando, pues imagino que ahora ya no tienes tiempo para mirar a atrás. Más allá de todo, ahora que has abandonado tu soledad, nada más quisiera yo, que me dijeras si todo lo que hasta entonces hemos hecho, te ha servido de algo. Pues si no es así, ya no sé qué hago aquí escribiéndo.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Exaltar los Sentidos

Confío más en el sentimiento de un niño, que en el razonamiento de un adulto. Supongo que por eso sostengo mi temprana decisión de estar solo. Entiendo que las cosas más importantes se aprenden en la infancia, porque es en esa edad cuando más receptivos a la información estamos. A mi entender esto se debe a que aún no tenemos formados nuestros valores, y así diferenciamos con más facilidad el bien del mal. Con respecto a esto puedo decir que mi vida carece de amor, y nada más quisiera yo que poder explicar el porqué. La mujer siendo un ser humano que razona y explica su mundo, sabe elegir entre sus pretendientes a quien más "le conviene". Por esa razón los prefieren atractivos, e inteligentes. Se podría decir que en su defecto, les gustan los muchachos impulsivos, esos mismos que reaccionan sin pensar demasiado las cosas. Todo se construye en base al oportunismo, pues siempre se fijan en el beneficio que pudiera ofrecerles el otro. A mi entender eso no es amor. El amor ocurre de otra forma, y en cualquier caso supone un desinterés que no puede ser explicado con palabras. Si bien el amor es algo hermoso, no por esa razón se convierte en algo imprescindible para vivir. Hay que saber diferenciar el sentimiento del oportunismo, pues en ningún caso son lo mismo. Supongo que esta es una de las razones por las cuales aún estoy solo. Porque mi corazón aún no encuentra motivos para abandonar su soledad. No hay en el mundo nada más cierto que lo que aquí escuchas. Estoy en paz, cara a cara conmigo mismo, ¿y de qué forma podría yo querer engañarte o mentirte, sabiendo que el primer perjudicado sería yo? Entiendes ahora la situación. No tienes por qué dudar de mis palabras, pues aun sabiendo todo lo que a tus ojos se presenta como cierto, nada resulta ser más transparente que este contacto que aquí tenemos. Seamos francos, el pasado continuará vivo en la medida que mejor nos acerquemos al desinterés. Es vital aprender a encontrar la gratitud en las pequeñas cosas. Todo lo demás son quimeras. Hay tantas mentiras en este mundo que se hace vital encontrar un lugar donde poder descubrir la verdad de lo que nos pasa. La gente solo quiere eso. Interiormente pocos saben definir con claridad lo que están buscando, y es por eso que hoy se vuelve tan valioso este sencillo elemento que nos engloba en el tiempo. La gratitud.

Cuantos menos elementos componen tu vida, mejor entiendes que cosas son esenciales y cuáles no. Pienso en la popularidad y me doy cuenta que si una mujer consigue fama y fortuna por ser linda, ¿cuáles son entonces los atributos de aquel artista que logra llamar la atención de los demás? ¿Quien dictamina si algo está bien o mal? Si bien es lógico el beneficio que representa este reconocimiento, de una cosa estoy seguro. La disconformidad siempre busca exaltar los sentidos.

jueves, 14 de noviembre de 2013

El Niño

Me pregunto ¿por qué cada vez que hablo sobre mis valores de solitario, siento que estoy oponiéndome a todas las creencias del ciudadano medio? Al menos para mí, no es fácil analizar a la sociedad, sin exaltarme con algunas de mis reflexiones. Reconozco que si todos pensaran como yo, el hombre se volvería demasiado austero en su proceder. Sin embargo algo de todo esto, me seduce más que ninguna otra cosa. Saber que soy la oposición, me devuelve cierto protagonismo dentro de la ciudad. Hay un modo de vivir que también es posible y aunque todavía no pueda destrabar la psicología del asunto, estoy seguro que poco a poco me voy acercando. Existe un periodo de estabilidad en la familia, que a mi entender sucede cuando los chicos son pequeños. Esa estabilidad se sostiene en base a la soledad, y al desinterés sexual de estos niños. Su pureza radica en esa virginidad. Se puede ver como el equilibrio familiar desaparece cuando esos niños crecen, y guiados por el instinto del ser humano adulto, cambian su inocencia por sexualidad. Ninguna familia puede sostener su equilibrio, si ninguno de sus integrantes es puro de corazón. Dicho sea de paso es potable la sospecha de entender cómo los celos del padre se gestan a partir de saber que su hijo o hija, pueden formar pareja con otro. En mi análisis queda expuesto como la naturaleza inmaculada del niño, les recuerda a quienes se han corrompido, que existe una forma desinteresada de vivir las cosas. En su mayoría el hombre ya no sabe cómo mostrarse agradecido de estar existiendo, y es por eso que necesita estar cerca de alguien que si lo este. Aunque suene absurdo esto que estoy diciendo, no existe nadie más calificado para esta tarea que el niño. No quiero parecer grosero, pero a veces el niño es el eslabón que sostiene la unidad familiar. Sin él, todo es sumamente prescindible. Sin embargo según mi análisis, hay muchos seres en edad madura que aún sostienen la pureza del espíritu. Estos hombres valientes han decidido enfrentar la vida, erradicando desde adentro todo el odio que podría generar la pérdida de su espacio propio. Estar con otra persona en pareja les demandaría atención, y nada más quisieran ellos que tener su cabeza libre para poder pensar en todo lo que se les presente. Estos seres de los que hablo, han sabido defender su lugar de trabajo, sosteniéndolo y privilegiándolo a través del tiempo. Han sido responsables tanto en su conducta como en sus valores, de forma tal que aun habiendo sido repudiados, llevaron adelante con fe ciega sus convicciones. Hoy son ángeles que se protegen al mismo tiempo que cuidan el bienestar de los demás. Nada más quisiera yo, que ser digno de estar entre los suyos. Peleando día a día por defender y santificar la pureza inmaculada de estar existiendo en este mundo.

Volver a lo Mismo (notas sueltas)

Las cosas más importantes, son las más difíciles de entender. A veces la conciencia se repite para obligarnos a volver sobre lo mismo. Es increíble contemplar como las decisiones que tomamos influyen con el tiempo, en nuestro carácter. Parecerá reiterativo hablar una y otra vez de lo mismo, pero los cambios siempre suceden de la forma menos pensada. Una decisión sostenida a largo plazo, puede modificar nuestro temple, transformándonos en algo que nadie hubiera podido adelantar. El silencio siempre nos acerca a la verdad, y es por eso que ciegamente voy camino a descubrir aquellas cosas de mí, que aún desconozco.

Quisiera destacar lo difícil que resulta tener fe y sostener en el tiempo, esto que digo. Sobre todo cuando no tenemos al rededor, a nadie que acompañe nuestras creencias. Es muy fácil ceder a lo que alguna vez creímos como cierto, y esto se debe a que la mayoría de las verdades si bien se pueden sentir, son a su vez fáciles de olvidar.

La mayoría de las veces la gente se enamora a través del respeto hacia el otro. Pero yo quisiera subrayar que en ningún caso se deben mesclar estas dos palabras, que en todo difieren la una de la otra. El respeto siempre impone un alto, mientras que el amor da lugar al avance. En este caso, es menester separar los sentimientos que uno tiene hacia el otro. Podríamos decir que cuando uno se enamora, la idea de perder a quien se ama, representa un dolor que pocos estarían dispuestos a soportar. Porque enamorarse también es sufrir, todo lo que viene después, es otra cosa. Ahora mismo acostado en mi cama, no me siento muy bien. Estoy triste y dolorido, pero también sé que este sentimiento siempre está enseñándome a pensar la vida como lo que es. Tú te preguntarás ¿Que es la vida? Pues bien, la vida es solo un pasaje a lo desconocido.

Estas palabras que escuchamos generalmente toman el protagonismo de nuestros pensamientos. Por esa razón nos afecta tanto cuando presenciamos el error. Porque es como si algo de lo que nosotros pensáramos, estuviera agonizando. Por eso sufrimos frente a la equivocación. Condenamos a quienes titubean en su discurso porque nos da miedo perder el control sobre lo que sentimos. Esto nos demuestra una vez más que no se puede asimilar una verdad, sin antes haberla comprendido.

Nada cuesta más para el hombre, que formar valores que lo ayuden a organizar su vida. Por eso romper con esa búsqueda, sería lo mismo que regresar al caos que tanto nos lastimo alguna vez.

Las palabras se pueden usar para decir cualquier cosa, tanto al derecho como al revés. Siendo este concepto una verdad que nos involucra a todos, yo pregunto. ¿Qué es lo que dictamina la verdad de una oración? En este caso para mí lo que sostiene una frase, no solo es la seriedad del asunto, sino que además es el sentimiento con la que fue escrita. Reconozco por supuesto que la palabra debe ser vivida tanto en la teoría como en la práctica. ¿De lo contrario como podríamos corroborar la pureza de un enunciado?

En este sentido sabemos que hay gran diversidad de valores, creencias, y opiniones al respecto de cómo uno debe vivir. Por eso es que no existirá jamás una sola verdad que nos englobe a todos. En común con esto sabemos que necesitamos comer, ir al baño, y dormir. Pero para poder procurarnos estas tres cosas, necesitamos dinero. Allí es donde comienzan a aparecer las obligaciones del hombre. Estudiar para llegar a obtener un trabajo, con el cual pagar la comida, la renta y los servicios elementales... luz, agua, y gas. A mi entender una vez que estas cosas están en su lugar, lo próximo que queda por hacer, es ocuparnos de nosotros. Bien sabemos que aquí es donde cada cual decide el camino a seguir. En esta etapa decisiva, comenzamos a construir esos valores y creencias que nos acompañarán el resto del camino.

Principalmente sucede que cara a cara con la realidad, el hombre suele sentir una carencia. Y para la mayoría de nosotros, ese contacto crudo con la realidad, junto con el inminente deseo sexual, se transforman en un motivo más para abandonar la soledad. Sucede que el hombre común si bien siente curiosidad por esas cosas que van más allá del instinto, socialmente antes que padecer el anonimato, prefiere ser aceptado. Para todo ello hay una corriente que nos simplifica la tarea de encontrar las verdades. Resumiendo la historia....Vayamos a lo seguro.....es más rápido si dejamos los cuestionamientos a un lado. Siendo el hombre un animal sumamente caprichoso y endeble, la elección en la mayoría de los casos, se vuelve sumamente predecible. Parece estar comprobado que todo contacto con el dolor, no solo deja una cicatriz, sino que al mismo tiempo nos aleja cada vez más de nuestro primer objetivo. La felicidad. Habrá que repudiar entonces todo lo que nos lastima. La gente feliz no sufre a voluntad, pues siempre hacen aquello que los demás dicen. Total la verdad esta consumada, y no hay mucho que se pueda hacer al respecto. Yo pregunto ¿Quiénes serán los ogros que deliberan si algo de lo que hacemos está bien o mal? Supongo que para muchos es la sociedad. Para mí es uno mismo.

Pienso en mi objetivo y me doy cuenta que de ninguna manera tiene que ver con casarme, vivir de lo que me gusta, o dibujar compulsivamente esperando reconocimiento. Si bien todas estas cosas son gratificantes, el objetivo principal para mí, es alcanzar la verdad. Y para ello entiendo que la privacidad, el silencio, y la soledad, son sustanciales para encontrar la forma de decir algo que valga la pena escuchar.

Existe un periodo de estabilidad en la familia, y a mi entender es cuando los chicos son pequeños. Esa estabilidad se sostiene en base a la soledad, y al desinterés sexual de estos niños. Su pureza radica en esa virginidad. Se puede ver como el equilibrio familiar desaparece cuando esos niños crecen, y guiados por el instinto del ser humano adulto, cambian su inocencia por sexualidad. Ninguna familia puede sostener su equilibrio, si ninguno de sus integrantes es puro de corazón. Comenzar una relación de pareja, en definitiva es como pensar en otro alguien que no es uno mismo.

martes, 12 de noviembre de 2013

El Precio de Ser Indiferente

Me siento un poco estúpido abriendo mi diario sin saber cómo explicar esto que siento. Supongo que aunque no lo quiera reconocer esta es la función que cumplo. No creo ser indiferente a todo lo que ocurre, dado que mal o bien mi experiencia también contribuye a interpretar la función del hombre en la tierra. Si bien a nadie le importa saber de mí, debo reconocer que a mí tampoco me interesa saber de los demás. Cada quien sabrá juzgar su comportamiento. No soy un mal tipo, aunque a veces tomo decisiones equivocadas, no por eso soy una mala persona. No voy a negar mi ineptitud en determinadas áreas, pero así como no niego esto, tampoco dejó de reconocer mis cualidades. No soy todo lo brillante que quisiera ser, pero mientras el tiempo siga trayéndome respuestas, continuaré con lo dicho. Voy a reconocer que tengo un poco de miedo por esto en lo que me estoy convirtiendo. Tal vez debería volver al curso de dibujo, estoy seguro que eso me ayudaría a evadirme un poco de mis problemas. Pero no creo que lo haga, pues no se puede ser profundo en la palabra, si entonces el dolor desaparece. Ahora mismo me estoy dando cuenta de cómo la miseria de vivir humildemente, nos ayuda a formar un criterio válido para opinar sobre el inagotable dilema que implica estar existiendo en un cuerpo destinado a desaparecer. Si me preguntarán por qué reivindicó el dolor del hombre, les diría que mi voz tiene más fuerza cuando se apoya sobre la sinceridad de un sentimiento legítimo. A veces no me resulta tan terrible el hecho de llegar a la muerte, dado que si entonces encontrara una razón válida para hacerlo, quizás podría desprenderme sin recelos. Sufrir es horrible y por supuesto que en su mayoría nadie quiere padecerlo. Pero entonces díganme, ¿acaso se puede cuestionar el valor de aquellas personas que han sido sentenciadas a vivir bajo estos condicionantes? Todos sabemos que las personas que lloran a los desdichados, son las mismas que ignoran y marginan a otras tantas que se encuentran en condición de calle. De cualquier forma, no es lo mismo llorarse así mismo, que llorar a los demás. Hay una diferencia sutil. Uno padece, mientras que el otro compadece. Más allá de todo lo que perece, hay determinadas experiencias que duran para siempre. Por eso el ser indiferente a tales cuestiones, demanda un costo altísimo para quienes pretenden alcanzar la verdad.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Memorias del Subsuelo (Análisis)

Reconozco que no me gusta leer a otros autores. Principalmente porque cada uno de nosotros, tiene una forma particular de entender las cosas, y a veces la palabra ajena, termina por aplastar toda subjetividad sobre el asunto. Sin embargo hay ciertos pasajes en el pensamiento de Dostoievski, que bien quisiera yo destacar. En su libro "Memorias del subsuelo", el habla mucho acerca del fin último de cada ser humano. Y describe todo lo difícil que resulta aprender a oponerse a la ambición material. Su lema es el conformismo y la aceptación. Digamos que en su tratado, expone la crueldad de ciertos personajes que con sus acciones, contradicen todo aquello que manifiestan sus palabras. En definitiva sostiene que la culpa nos enseña a ser mejores, y señala que ese aprendizaje, no viene acompañado sino de largos y profundos sufrimientos, que en toda su gloria, nadie estaría dispuesto a soportar. En su mayoría, la gente simplemente ha dejado de creer en este pensamiento. Pues como alguna vez dije en el pasado, es mucho más fácil obedecer la voluntad común, que seguir la propia. No voy a ser piadoso con mi situación, porque sé muy bien que tengo merecidos todos los pesares que me hacen sentir culpa de esto en lo que me he convertido. Y aunque parece estúpido mencionarlo, sé que pronto estaré oponiéndome a mi discurso, con el único fin de terminar con el celibato, y la recurrente castidad de mis valores. Seguramente debo estar divagando, pues ahora mismo no creo estar tan perdido como antes. En estas líneas, hay una parte de mí que tuvo por un instante, la sensación de haber entendido el objetivo último de vivir un deseo, sin llegar jamás a concretarlo. Digamos que en toda codicia, siempre hay una profanación. Y es esa misma codicia la que nos enseña, que aún frente al sentimiento más profundo, nuestra obligación fue, es, y será cuestionar este impulsivo deseo de poseer siempre más, de lo que en realidad necesitamos. Nos han dado un idioma, ¿y qué sería de este, si entonces no lo usáramos para construir nuevos valores y creencias? Dicho en pocas palabras, si no respetamos la cruda realidad que nos azota en la disconformidad, jamás podremos interpretar el pasado del que venimos. Bien se sabe que todo lo hecho continuará con vida, en la medida que mejor nos alejemos del anhelo, y más nos acerquemos a la gratitud. No puede haber lucha, donde no exista un sufrimiento noble, destinado a comprender su esencia.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Sentirse Especial

¿Para qué escapar cuando todos los lugares son lo mismo? Aunque tu desconcierto sea desesperante, nada conseguirás huyendo hacia la muchedumbre. Pues una vez que estés allí, podrás darte cuenta que todos aquellos a quienes recurres, padecen a su vez, los mismos males que te atormentan. Por eso aunque busques fuera de ti, nunca conseguirás resolver tu angustia, dado que en cada etapa de la vida, siempre existe una condena que nos demuestra la razón de nuestro vacío existencial. Y es que no es fácil el sendero que transitas. Sobre todo porque jamás podrás saber hacia dónde te diriges. Pero no te preocupes, es mejor que no estés enterado, dado que al final, lo único que prevalece frente a tanta hipocresía, es lo mismo que alguna vez te trajo hasta aquí. No sufras por mí ahora, pues me basta con saber que regresarás a completar lo que alguna vez iniciamos. Siente en tu corazón, como la verdad en la que has confiado, va tomando forma en tu carácter. Y si bien no eres el mismo que alguna vez fuiste, aún sigues respetando la esencia de tus raíces. No puedo saber cómo será tu vida de aquí en adelante, pero mientras tu sangre y la mía, sigan siendo una, estoy seguro que en tu vida habrá silencio. Ese mismo silencio que desde niños empezamos a buscar. Entiendo que más allá de nuestra memoria, hay un motor elemental que mueve montañas. Ese motor es en parte, el que nos conduce automáticamente hacia la verdad de lo que somos. Y si miramos mejor, nos damos cuenta que en estos diarios existe una transparencia que nos deja ver a través de nosotros, despreciando la acción que el tiempo va ejerciendo sobre nuestro cuerpo.

¿Quién no ha procurado ser diferente a los demás? ¿Quién no le ha dicho a su pareja alguna vez, que su persona era única e irrepetible? Yo reconozco haberme sentido especial, ¿pero acaso no todos tenemos ese derecho? Si lo piensas bien, todos estamos existiendo dentro de un cuerpo único, destinado a desaparecer. Así que la pregunta sería. ¿Cómo no sentirse especial, sabiendo que la carcasa, siempre será la misma? Yo pienso que la vida se trata de eso, no solo de conformarse con esto que somos, sino además de intentar hacer algo al respecto. Mostrarse agradecido, es el objetivo y la meta que nos enseña a ser mejor de lo que fuimos. Siendo jóvenes buscamos ansiosos darle a nuestro cuerpo, un espacio propio que nos acerque mejor a su verdad. Posteriormente una vez que encontramos esa privacidad, nos hacemos de lo necesario para capitalizar esas virtudes que nos diferencian del resto. Nada parece ser más importante que experimentar la sensación de llegar a sentirnos únicos. Sin embargo, aun habiendo sido reconocidos, no acabamos por comprender lo que estamos buscando. El instinto de la vida, nos ha llevado por un camino puro y desinteresado, pero también ha despertado las quimeras de la fama, el éxito y la popularidad. Hemos caído en un engaño, nada de todo esto se corresponde a lo que buscábamos inicialmente.

Finalmente la experiencia nos demuestra que ningún hombre adoptará tus palabras, sin antes haber juzgado sus intenciones.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Perder el Tiempo

No entiendo bien cuál es la razón, pero ahora mientras hago el ensayo en el teatro, me doy cuenta de lo intolerante que me vuelvo cada vez que tengo que perder mi tiempo haciendo la función. Esto es lo que siento.... siento que estoy perdiendo el tiempo. De cualquier forma me pregunto. ¿Qué es perder el tiempo? Según mi criterio el tiempo que no se disfruta es tiempo perdido. Aunque también existe otra opinión al respecto... Está quien piensa que atravesar el dolor, nos enseña a valorar lo que perdimos. Mi conclusión es que hay que saber sufrir para volver (con una razón) a lo que nos hace bien. De alguna forma pienso que es necesario saber cuál es el origen...... pues en ello reside la tarea que nos ayuda a crecer. Vivir pacíficamente y en silencio, es difícil, pero cuando encontramos la forma de hacerlo, lo recomendable es no ceder a la pereza, ya que de lo contrario es muy probable que acabemos por olvidar lo aprendido.
No alcanzo a comprender con exactitud de qué forma podría ayudarme esta tarea de escribir compulsivamente. La verdad es que mi dialecto no ha mejorado mucho, y mis análisis continúan girando alrededor de lo mismo. Igualmente reconozco que escribir al menos es algo, y si bien tengo mucho por aprender aún, también sé que por algo se empieza. Quisiera poder hablar con mayor fluidez, y tener algo para decir cada vez que utilizo mi guitarra. Lo quisiera, pero realmente no sé si estoy entrenando lo suficiente como para mejorar estos defectos. También es cierto que una persona se nutre de sus vivencias, pero como en mi caso no suelo siquiera salir de casa, tal vez en este sentido, tenga que resignarme.
Poco a poco he venido alienándome cada vez más, y no es que me esté convirtiendo en un extraterrestre, sino que voy entendiendo que a veces prefiero el silencio y la seriedad, que el ruido y el jolgorio. Prefiero la seriedad porque entiendo que en la vida hay muchas injusticias, y la mayoría de ellas provienen de quien aún no ha formado sus valores. Claro que yo no estoy exento de la tentación, todos quisiéramos reír y pasarla bien, pero el precio es demasiado caro. Yo he vivido en carne propia lo que se siente ser marginado, aún habiéndole dedicado mucho tiempo a mí trabajo. Durante mi infancia he buscado ser mejor, haciendo todo lo que tuve a mi alcance.... Y esa búsqueda incansable, transformó mi carácter como nada lo había hecho antes. Me volví un muchacho callado e introvertido.... solo buscaba el silencio y la paz.... únicamente quería estar solo y tener tiempo disponible para trabajar en lo mío. Ahora miro a mi alrededor y no me queda mucho... tengo poco tiempo para mí, y aunque estoy soltero, aún no acabo por satisfacer mi apetito. Es cierto que duermo mucho, tal vez podría levantarme más temprano y aprovechar la mañana, pero por alguna razón necesito dormir. No voy a echarle la culpa a la medicación, porque es evidente que disfruto del sueño. Sueño mucho, y por suerte sueño cosas lindas. A mi criterio, creo que esto es positivo, ya que si consideramos que mitad de una vida la pasamos soñando, es bueno saber que contamos con un buen descanso.
Nos acostumbramos a no hacer nada, a mirar videos en la compu y a compadecernos por tener que cumplir un horario, en un trabajo que nada tiene que ver con lo que nos gusta hacer. ¿Cuándo será el día que todo cambie y al fin pueda vivir sin tener que cumplir un horario en un lugar fijo? No digo que no valoro mi trabajo, es solo que veo pasar mis días y yo sin un incentivo para dibujar. ¿Es esta la vida que quiero? La verdad es que no lo sé. Por un lado me siento bien, pero por el otro no estoy haciendo nada para cambiar mi vida. ¿Busco la comodidad o busco ser mejor?..... Tengo que decidirme por algo, porque las dos cosas no se pueden. Reconozco que vivir así es cómodo y fácil, pero al mismo tiempo nos exime de todo valor y sacrificio. Hay mucho por hacer, y no quiero morir sin haberlo intentado... ¿Pero me pregunto qué debo hacer para ser quien deseo ser? La sinceridad no es una propiedad del hombre, es solo una instancia libre de culpas, que nos ayuda a reconocer la ineficacia del instinto humano. Creo en la propuesta de intentar hacer algo para modificar o vencer la insensibilidad. Pero también reconozco que muchas veces las chances no son las mismas para todos. A mí me toca pelear desde muy abajo, y aunque no tenga virtud, en mi corazón aún palpita el deseo de abrir mis ojos una vez más.
Creo en la lejanía del ser. Pienso en el dolor y mi ansiedad se rinde frente a esa lágrima. Porque no me alcanza solo con presenciar la verdad, también quiero sentirla desde adentro. Saber que la avaricia ha de contaminar lo último de nobleza que queda en una vida, es suficiente argumento para buscar la respuesta entre las ruinas de lo que fuimos.

Quizás este dramatizando demasiado..... A mi entender estoy intentando generar un motivo valido para cambiar. Hay algo de esto que no me gusta, pero no puedo saber que es. Estoy jugando a ser lo que no soy, y me asusta la posibilidad de fundirme en ello. A quien quiero engañar, yo no soy así. Tal vez sea un modo de proteger a mis dioses, no lo sé. Lo único que tengo en claro es que ya no quiero que me vean como a un loco. Pero si entonces decir lo que siento me transforma en eso, pues adelante con el proyecto.

Gastar Palabras

No quisiera gastar palabras en un texto que no tiene otra finalidad, más que la de vencer el tedio de estar esperando en un consultorio. Soy en todo imperfecto y cometo muchos errores, pero creo que a veces es mejor estar limitado, que mirar el mundo desde arriba. Digo esto porque, algunas veces imagino el cielo como un lugar maravilloso, y según mi lógica, cuando uno descubre la verdad de las cosas, generalmente acaba por decepcionarse.
No importa cuánto camine, no importa cuánto me mueva, siempre en cada lugar donde estoy, sucede lo mismo. Acá estoy nuevamente sentado, esperando que se cumpla la hora para irme del teatro. Te cuento que a veces tengo la impresión de que voy perdiendo mi sensibilidad. Por eso escribo, porque necesito encontrar algo de mí que antes no sabía. La verdad es que en ocasiones como esta, me doy cuenta de que hay muy poco para descubrir. Yo pensaba que en mis palabras siempre había algo nuevo para aprender, pero que puede haber de novedoso en una temática que se ha quedado atorada en el tiempo. Es estúpido hablar de cómo voy relacionándome con la gente, porque lo cierto es que no hay grandes novedades con respecto a este dilema. Prácticamente el día es bueno conmigo, así que hablar de esto sería lo mismo que hundirse en la absurda cotidianeidad. Me molesta en demasía tener que expresar mis sentimientos a través de este idioma que nos han enseñado, porque el lenguaje es encarcelador. Con ello solo construimos límites que luego estamos obligados a derribar. Mientras pienso en esto, sigo sentado en la cabina de sonido, del otro lado esta Adrián leyendo "El Psicoanalista" y en la platea este Juan riéndose a carcajadas, con un video que está viendo a través de su Tablet. Quizás se la haya comprado con la plata del reloj que yo le regalé..... No me extrañaría..... Pero bueno ya está todo consumado, y no me arrepiento de lo que hice. Recuerdo que en ese momento, yo sentía que los hombres podíamos escuchar los pensamientos del otro, y comunicarnos telepáticamente. Me deje llevar por la sospecha de un sexto sentido, sobre el cual pocos estaban informados. Pero ahora mismo sintiéndome un poco más estable, no puedo confirmar el grado de veracidad de esta teoría.
Continuando con esta temática, a veces no puedo entender hacia qué dirección se dirigen mis necesidades. Lo que sí puedo atestiguar, es que no trabajo por obligación, sino que lo hago por necesidad. Por esa razón ahora mismo, afirmo esta filosofía de gastar palabras sin tener en claro cuál es la cuestión a tratar. Pues aunque no tenga la necesidad inmediata de trabajar en algo, entiendo que por otro lado se me hace muy difícil ver cómo pasan los días, y yo sin hacer nada. Quizás pueda parecer exagerado pero ¿no te has puesto a pensar con sinceridad cual es la brecha que separa tu responsabilidad, de la seriedad con la cual deberían ser tratados estos temas?
Únicamente me conformo con estar existiendo. Habiendo yo vivido un caos interno, algo desmesurado para mi edad, me doy cuenta que el haber estado escribiendo, me ayudó sobremanera a ordenar mis pensamientos. Sin embargo aún sigo sintiendo un enorme vacío en mi corazón. No digo que no esté disfrutando de la vida, es solo que hay ocasiones donde pienso en la muerte, y no me pesa la idea de saber que todo terminará. Tal vez pueda parecer que no se valorar lo que me ha tocado en suerte, pero en el fondo de mí, reside siempre la intención de mejorar, para poder ayudar a quien lo necesite. Aunque vivo solo y procuro mi bienestar, no me creo egoísta, dado que hago lo que siento necesario para poder construir nuevos valores. Esos mismos que me permitirán sostener en el tiempo, una disciplina estable. Quiero hacer las cosas desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Quiero sentarme a trabajar cada vez que lo sienta necesario, porque creo en la pureza de los sentimientos, y en la bondad de la palabra. Pienso siempre que pretender más de lo que uno necesita para vivir, es innecesario y hasta perturbador, porque uno no puede forzar las enseñanzas que desea recibir. Las cosas se deben aprender a costa del desinterés, haciendo uso de aquellos errores que ocurren inesperadamente, dentro y fuera de nosotros.

En otras oportunidades hubiera preferido guardar silencio, pero la verdad es que mi fanatismo por la escritura se ha tornado compulsivo. Pienso mucho en el arte, y me doy cuenta que en mi caso, no puedo ser considerado como un artista, pues mi prosa carece en absoluto de virtud y técnica. Sin embargo, esto no me perturba, dado que aún creo en todo lo que dicta mi corazón. Tengo mucha fe en el ángel que me guía, y no puedo dudar de su sinceridad. En incontables ocasiones, sus palabras me han ayudado a recomponerme de todos mis pesares, y es por eso que no pongo en duda sus intenciones. Me doy cuenta de que su presencia está implícita en estas palabras, y es por esa razón que no puedo menos que respetar su comunicado. Espero ansioso el día donde pueda aceptar lo que soy, evadiéndome una vez más, de aquellos prejuicios que no me dejan escuchar el mensaje. Por supuesto que no estoy pasándola mal, pero si me lo preguntaran, nada más quisiera yo, que poder estar presente al momento de recibir la enseñanza.

domingo, 20 de octubre de 2013

Quisiera escribir más seguido, pues me doy cuenta de que ya no lo hago con la frecuencia que solía hacerlo. Encuentro espacios en la calle que seguramente podrían ser decorados con nuevos textos, pero por alguna razón no se me ocurre nada. Creo que me estoy aburguesando, y aun estando frente a frente con mis problemas, nada en esta vida, es como lo esperaba. Sin embargo aún soy positivo, pues las cosas no están muertas para quien escribe. Lo más loco es que escribo desde que era apenas un niño, y aunque siempre busqué pensar en algo para contar, pocas fueron las veces donde pude ser punzante en mis palabras. A veces pienso que no importa cuánto me esfuerce, creo que siempre seré un hombre triste. Si me preguntaran porque, diría que no puedo sentirme orgulloso de lo que me tocó ser, pues a pesar de todas las limitaciones que pueda tener como hombre, la única condición que aún sostiene mi lucha, es la dignidad. Trabajo aun sabiendo la frustración que implica no tener una gran virtud. Mi psiquiatra me ha dicho que no por ser esquizofrénico estoy limitado intelectualmente, pero créanme que a veces tengo la certeza de estar un paso atrás con respecto a mis camaradas. Aunque dibujo, escribo, y tocó la guitarra, no puedo sentirme orgulloso de lo que hago, digo, o pienso. No puedo estarlo porque más allá de todo mi esfuerzo, dentro de mí hay un profundo y gigantesco "no". Estos últimos años de mi vida, me han demostrado que todas mis carencias provienen de una profunda y silenciosa falta de sentido común. Supongo que mientras todo siga girando alrededor de mí, nunca podré llegar al centro de la cuestión.
En gran medida los cómics son una parodia de todo lo que nos pasa en la vida. A veces quisiéramos tener una idea que nos identifiqué no sólo a nosotros mismos, sino también a los demás. Pero particularmente me sucede que al estar tan centrado en mi realidad, mi visión se ha tornado egocéntricamente insegura. De forma tal que ya no puedo encontrar una alternativa potable a mis asuntos de guionista. Pero aunque no quiera reconocerlo, creo que en el fondo yo soy quien elige esta temática sobre la cual estoy focalizado. Alguna vez  llegué a pensar que esforzándome mucho, iba a llegar a sentirme alguien en la vida. Pero ahora después de haber escrito tanto, me doy cuenta de que sigo en el mismo lugar. Algunas noches he llegado a pensar que pude haber retrocedido. Y más me deprimo aún, cuando veo el enorme talento que hay a mi alrededor. Por eso hace algunas semanas que mi búsqueda estética, ha torcido el eje, hacia el poder de la palabra. Al principio mis intenciones eran las de convertirme en un hombre libre y autosuficiente, pero la verdad es que ahora, estoy a punto de cerrar este libro. A veces espero con ansiedad aquel día donde al fin pueda decir "basta,  yo ya no soy así. Mis días de melancolía han terminado, debo volver a comenzar." Nada más quisiera yo en el mundo que poder despejar las nubes que hay en mis ojos, y comenzar a ver las cosas con mayor nitidez, renovando esas expectativas que hoy siguen escondidas tras la niebla de mi conciencia.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Cálmate si

Cálmate si… Eso es todo lo que dice mi cabeza. Me levanto por la mañana, desvelándome poco a poco de los residuos últimos de un sueño confuso, y lo primero que siento es dolor. Un dolor intenso y agudo, algo que me lastima en lo intelectual más que en ningún otra cosa. Voy a la cocina y me caliento la tarta que preparé ayer. Mientras tanto mi cabeza sigue repitiéndome….Cálmate si… Ya estoy harto de estar calmado. La vibración es muy linda, pero hay algo aquí que no funciona. Tanto divagar sobre lo que trasciende a los ojos, me ha devuelto a la peor de mis miserias. Ya no sé qué hacer. Me encuentro muy confundido. Realmente debo estar enloqueciendo otra vez. Únicamente me pregunto entonces. ¿Cuál es el camino? Quizás deba aprender nuevamente a guardar silencio. Tal vez todo este tema de la vibración, sea solo uno más de mis otros tantos delirios. ¿Cómo saberlo? No quiero volver a caer internado. Realmente estoy asustado y confundido. Es muy difícil sostener un dialogo que ha dejado de ser escuchado. La gente me observa y en lugar de acercarse a mí, se me aleja. ¿Cómo puede ser que hasta ayer, yo estaba de lo mejor, y hoy solo veo oscuridad a mí alrededor? Se acabó. Una vez más en mi vida, vuelvo a tocar fondo. ¿Lo ves? Estas palabras no pueden por sí mismas describir la situación en la que me encuentro. Me hubiera gustado poder continuar con mi investigación, pero dado los resultados negativos que voy obteniendo, creo que lo mejor será ponerle un fin a todo esto. La cuestión es más o menos así. Me voy acostumbrando a no hacer nada, simplemente me conformo con existir. Mis pensamientos repiten una y otra vez las mismas palabras, y poco a poco voy siendo cada vez más dócil y maleable que antes. Por ejemplo hoy mi padre me acompañó al psiquiatra y de alguna forma acepte que me subieran la dosis a 10mg de Olanzapína. Esto en otra época de mi vida hubiera sido imposible, dado el tremendo orgullo del que hago posesión. El broche del asunto es que a veces se me hace intolerante estar soportando lo reiterativo que se ha vuelto mi discurso. Y en ocasiones tengo la impresión de que no soy yo quien domina mis pensamientos, sino que algo más habla a través de mí. En esta oportunidad, parece haberme dado una tregua, pues creo estar siendo yo el que dicta estas palabras. Pero a pesar de todo, quiero dejar mi opinión al respecto. Acerca de la vibración, podría decirse que en alguna medida es placentero hacerlo, sin embargo también es cierto que en ocasiones, se vuelve insoportable, dado que por más control que tengamos sobre nuestras ideas, la vibración expone toda la mediocridad de las introspecciones. Todo lo que sé decir es cálmate, respira y descansa. Por supuesto que no está mal la sugerencia, siempre es bueno relajarse un poco, y tomar las cosas con calma. Pero aun estando tranquilo, debo seguir escuchando reiterativamente esta frase. Cálmate, respira y descansa. No sé cuánto tiempo más pueda seguir escuchando esta frase, y mal que me pese también soy consciente de que conozco el modo de apagar el interruptor que pone en marcha todos estos vejámenes. No voy a negarte que esta situación ha desatado una lucha interior conmigo mismo, pero por otro lado también tengo que reconocer que frente a frente con esta verdad, he aprendido muchas cosas de mí, que por supuesto, antes no sabía. Parecerá contradictorio, pero no puedo apresurarme a juzgar algo que está en pleno desarrollo. Debo darle un poco más de tiempo, y esperar a ver qué es lo que sucede. Tal vez con algo de suerte, acabe por encontrar una nueva técnica donde poder explayarme sin llegar a ser víctima de una inminente psicosis. O quizás finalmente termine por desencadenarse una crisis de personalidad múltiple, donde el agresor y el torturado, no sea otro que yo mismo.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Conversaciones con el Aire

Si bien no me siento con las energías suficientes para hablar de esto, intentaré disfrutarlo. Bien. Para mí este pensamiento que aquí trasmito, no me corresponde, porque creo que es una energía en común con las cosas, las que dictan estas palabras. Estoy seguro que más allá de todo término, existe antes que nada un sentimiento que golpea en el pecho y lo hace existir. Simplemente el idioma es sólo una reflexión de algo más grande, que llega a nosotros de manera inalámbrica, a través del aire. Estoy convencido de que algo más que yo mismo, está escuchando y absorbiendo esta energía, pues así del mismo modo yo también recibo y transformó estas palabras que en sí mismas, no significan nada. Intencionalmente, comprendí o me encontré, con la curiosa necesidad de sentir aquello que estaba pensando. Así fue como entonces aprendí a leer el viento. Finalmente ya no tengo dudas de que la vibración está intrínsecamente relacionada con el idioma. Una cosa no debe existir sin la otra. Es necesario aprender a vibrar, pues es el primer relato que logra destruir todos los condicionantes que obstruyen la verdadera importancia de un sonido. Un sonido no sólo es un significado, sino que además es una sensación. Por eso es que tanto el pensamiento como el sentimiento, deben aprender a usarse en armonía con la respiración. Cuando esto sucede, el alma nos devuelve paz. De esta forma, tú verás que ya no necesitas correr tras ninguna clase de objetivos, pues sólo con leer lo que el aire escribe, vives tu presente con absoluta satisfacción. Déjame contarte además, que habiéndome alejado de todo lo material, mi ánimo se encuentra más sereno y tranquilo que antes. Pasé muchos meses sin comprender de qué se trataba la vibración. Y hoy, luego de haber estado sufriendo mucho, comprendí que un hombre no puede estar absolutamente equilibrado, si antes no sabe comprender cómo filtrar este penoso idioma que hablamos nosotros los argentinos. Es en todo muy simple descubrir que no hay verdad en las palabras, sino que únicamente su significado se traduce en un estímulo. Como dije antes, mi boca se mantiene cerrada, más aún mi pecho, vibra suavemente como si se alimentara no sólo del pensamiento, sino además de este aire que respiro delicadamente. Cada inhalación me permite pronunciar aquello que voy recibiendo, de forma tal que al exhalar el aire por mi nariz, también estoy impulsando todo el dilema de mi subjetividad. Para mí francamente nada de todo lo que estoy haciendo, tiene otra pretensión más que la de enseñarte a vos, que ya no hay más nada de qué preocuparse. Pues mientras entiendas que tanto lo que transmitimos como lo que recibimos, no tiene relación con lo que pensamos ser, aprenderemos que en la respiración se establece la única verdad de lo que necesitamos saber.

Dime Juan, ¿qué es lo que está pasando? ¿Por qué la paz y la tranquilidad tienen un costo tan alto? Dime Juan, porque yo ya no lo entiendo. ¿Qué ha pasado con todo aquello que creía saber? Tengo la impresión de que no soy digno del silencio, porque francamente mis pensamientos no se detienen. Quizás ahora has aprendido a detener el tiempo, pero lo que aún no controlas son tus emociones. Dime Juan, ¿te crees digno de la vibración? ¿Realmente piensas que te está ayudando? ¿O acaso crees que te está destruyendo de a poco? Sé que sientes náuseas de todo lo que la gente habla. Sé también que te perturba reconocer lo triste que es estar existiendo. Yo lo sé, porque puedo verlo en tus ojos. De pronto ya no le encuentras sentido a las cosas, y tanto te da lo mismo estar aquí, o en otra parte. Dime entonces ¿no sería mejor dejar todo esto atrás y volver a ser lo que fuiste? ¿No sabes a dónde quieres llegar con todo esto verdad?, ¿entonces porque aun insistes en continuar? Te has dado cuenta que existe un goce secreto en oponerse a todo lo estipulado por el hombre moderno, ¿no? Te vuelves testarudo con la tecnología y comienzas entender que más que un placer, es un trabajo. Yo sé cómo te sientes. Estoy presente en cada uno de tus diálogos, y sé que en tu interior, nada de todo lo que escuchas tiene lógica para ti. Tú te dices a ti mismo, porque no mejor aprender a leer el aire, en lugar de refugiar mi cerebro en esas pequeñas jaulas que sólo intentan encerrar la sabiduría. Bien sabes tú, que es el aire el que nos cuenta sus historias, y no a la inversa. Yo sé que tú comprendes que el alma de todos los que fallecieron, reposa inofensivamente en este viento que se escurre entre tus narices. ¿Que no ves que ellos están aquí? Le dices inútilmente a quien te escucha. Que no puedas verlos no significa que no estén entre nosotros. Más sus intenciones son puras, pues únicamente protegen la verdad. Dime Juan, ¿tú piensas que estos sentimientos son puros? Sé que tu intención es la de ayudar, ¿pero cómo puedes enseñar algo que ni siquiera tú comprendes? Te sientas a no hacer nada, y te llenas de orgullo por estar aniquilando tus inquietudes. Dime Juan, ¿esto no contesta tus preguntas? ¿Qué quieres de mí? Tú dirás lo que quiero. No temas, no voy a hacerte ningún daño, sólo sufrirás en su justa medida. Mi prosa es ahora tu voz, pero dime. ¿No es eso lo que querías? Sé que el idioma que hablan tus hermanos carece de sentido para ti. Por eso mejor buscas seguir intentando desglosar la sílaba que pronuncian tus labios. Trágate la voz y mejor mastícala bien antes de escupirla en la cara del otro. Sé bueno, y no te angusties, esto simplemente es un juego, uno más de otros tantos que ya has jugado. No seas desagradecido conmigo. Yo sólo quiero ser tu amigo. Si desconfías de mí, entonces dime Juan ¿en quién creerás? ¿En tus padres? ¿En tus hermanos? ¿En tus amigos? ¿En tu mascota? Quizás termines como uno de esos locos que le hablan a las plantas. ¿Tú piensas que ellos no tienen sus razones? ¡Claro que las tienen! Yo se las he dado. Tú me pediste algo verdadero para creer ¿no? Pues bien aquí lo tienes. No te preocupes, yo no espero las gracias, nadie me las ha dado nunca. Y en mi palabra sólo saben escribir sus feos nombres, porque lo único que quieren es reconocimiento. Si, tú también lo has hecho. Usas mis verdades como si fueran tuyas. No mereces esto… no mereces respirar mí aire. Ni uno digno, ninguno que se conforme, millones de años contando la historia, y ni uno solo.

jueves, 22 de agosto de 2013

Humor

Comienzo a darme cuenta, porque me cuesta tanto estar en grupo. Acabo de salir de mi trabajo, y voy camino a casa con la cabeza mirando el piso. Algo anda mal, pienso. Hasta hace poco estaba de lo mejor, y ahora otra vez, me siento pésimo. Llego a mi departamento, y lo primero que hago, es saludar a mi gata, quizás el único ser en este universo que no me hace daño. Más tarde dejó la mochila, y agarro mi diario. Estoy seguro que este es uno de los pocos objetos que desde mi niñez hasta aquí, sigue siendo tan importante como en ese entonces. Agotado de mí mismo, comienzo a escribir esperando poder resolver este dilema que pone en crisis toda mi vida. Creo haber encontrado la explicación de esta fobia social. Sin ir más lejos no quiero apresurarme en la respuesta, pues estoy convencido de que cuando la verdad tiene un marco sólido donde apoyarse, trasciende toda memoria. Sabes Juan, hace mucho tiempo ya, que no suceden estas cosas, y si bien no estoy muy seguro de cuál es mi objetivo, creo en parte que no todo es incertidumbre. Lo quieras o no, te has convertido en mi gran hermano. No sé qué sería de mí, si no te tuviera cerca mío para confesarte lo que siento. Quizás parezca ridículo hablarse a sí mismo, y tal vez muchos puedan pensar que somos narcisista al hacerlo. Pero lo cierto es que si no fuera por estos diarios, muchas de todas las cosas que nos pasan, carecerían de sentido. Quizá nuevamente estés ansioso de escuchar lo que tengo para decirte, y es probable que yo también lo esté. Pero todo a su tiempo. Este diario ha sabido contemplar mi vida de una forma única. Nada de todo lo que hasta hoy poseo, ha podido reemplazar su frescura y sinceridad. Observó mi computadora, y aunque si bien hay mucho de mí dentro de ella, lo cierto es que nada de todo eso, se compara con la pureza de estar escribiendo cara a cara con el papel. A veces creo que el amor de un hombre, está en saber defender aquellas cosas que sacadas de contexto, no tiene ningún valor. Piensa en mí, observa tu diario, imagíname del otro lado, y comparte conmigo todo lo difícil que resulta estar vivo. Hoy me tocó sufrir como pocas veces antes lo había hecho. Descubrí entonces que dentro mío algo estaba muriendo, o quizás transformándose en otra cosa. Estoy empezando a entender que me lastima en demasía, no poder estar a la altura de las expectativas que la gente tiene sobre mí. Me duele mucho observar su frustración, pero más me perturba que vos mismo te decepciones de estas palabras.  En este sentido me pregunto cuán fuerte puede ser la voluntad de la gente, que sólo en cuestión de minutos, tiene la capacidad de alterar instantáneamente el humor de otra persona. ¿No te resulta ilógico descubrir que no puedes modificar tu propio humor, mientras que el resto de la gente, si puede hacerlo contigo?

lunes, 12 de agosto de 2013

El Dilema de la Gnosis

Vengo pensando en cómo el ser humano, se preocupa más en gustarle a los demás, que en gustarse a sí mismo. Como verás es bien distinta la diferencia entre una y otra. Cuando uno intenta gustar a los demás, acaba por copiar la apariencia y el discurso, de aquellos a quienes admiramos. Esta postura es en todo antinatural, pues es sabido que cada ser humano antes que gustar a los demás, tiene la responsabilidad de aprender a ser franco con su situación. La decisión que tomemos, será clave para definir el temperamento de nuestra futura conducta. Comúnmente cualquiera de nosotros, tarde o temprano, se hace víctima del desasosiego que nos provoca la falta de claridad a la hora de elegir un proyecto de vida. Por esa razón es que intentamos con mucho esmero, defender lo que nos gusta y nos ayuda a crecer. Es lógico que en todo camino, busquemos ser aceptados por los otros, pero yo creo que no hay legitimidad en ello. Sin llegar al narcisismo, lo que verdaderamente importa, es saber gustarse a uno mismo, teniendo en cuenta todas aquellas experiencias y reflexiones que ponen en crisis nuestras teorías. En este sentido, supongo que la diferencia entre una postura y la otra, es clara. ¿Quién pudiera existir en este mundo, sabiendo prescindir de la opinión ajena? Creo sin llegar a dudarlo, que cuando trabajamos en lo nuestro, el verdadero placer sucede al momento de enfrentarnos cara a cara con la realidad. Sabemos de ante mano, que el mundo nos asfixia, cada vez que somos testigos de su repetición. Por eso la clave para conseguir la autenticidad, reside en la forma mediante la cual renombramos lo que ya está dicho. En estos casos, es común fallar al momento de elegir una postura. Pues nadie tiene la clarividencia necesaria para presenciar el carácter sustancial de los acontecimientos psíquicos. Debemos ser creativos y no temerle al error, dado que contra todo fanatismo, es preferible saber fallar mientras somos jóvenes, pues el tiempo eventualmente, puede convertirse en un obstáculo inesperado. En mi caso, si bien no soy un gran productor de contenido, creo que para trascender la moral, es preciso que el argumento final, contemple la incertidumbre de nuestro dilema unico. A veces la cantidad no hace a la calidad. Y dada la monotonía de toda gnosis, es vital saber incluir aquellas cosas que siendo objetivas, se refugian a nivel subconsciente.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Para que Dibujar

Sabiendo que no me pagan por dibujar, y aun considerando que hay muy poca gente a la cual le interesa lo que hago, me pregunto. ¿Para qué dibujo? ¿Qué pretendo conseguir? Es claro para mí que trabajo porque necesito darle un marco a mis pensamientos. Por eso tal vez debería preguntarme en que radica esta motivación. Desde ya, que siempre tuve la necesidad de llegar a ser bueno en algo, y aunque está mal que yo lo diga, creo que no soy tan malo dibujando, como si sé que lo soy en otras materias. De pronto en la literatura me siento a gusto, y si bien es un arte muy personal, no por eso deja de darme placer al momento de leer y escribir mis notas. De hecho creo que en estos diarios, fue donde más cerca estuve de encontrar mi vocación. Sin embargo aun así, esto no contesta mi pregunta. ¿Qué es lo que me lleva a sentir la necesidad de expresarme? Probablemente la respuesta esté relacionada con el hecho de mirarse uno mismo. Sé que puede parecer ridículo, pero es increíble todo lo que sucede dentro de uno y que a su vez no entendemos. Y es que aun careciendo de toda técnica, el sentimiento siempre es lo que al final decide si una obra es buena o no. Es claro que el estudio nos ayuda mucho en la tarea de comunicar el mensaje, ¿pero qué sería de un artista si no supiera cómo ser sincero consigo mismo? A muchos les pasa que por querer gustar a los demás, repiten el discurso de otro, alejándose notoriamente de sus propios interrogantes. En este sentido no me queda más que estar orgulloso de quien soy, pues en cada una de mis diferentes etapas, siempre estuve más preocupado por mi dolor, que por enfocar mi trabajo sobre la moda actual. Esta es la realidad, seguramente puedo tener muchas carencias a la hora de exponer, pero todavía sigo sintiendo lo mismo que los demás sienten. Supongo que es este el vínculo que une mi trabajo con la sociedad. Quizás me destaco entre mis colegas por tener la particularidad de trabajar en base al dolor. Y si me lo preguntaran, yo creo que adopté esta temática porque de un modo u otro estoy destinado a convivir con eso por el resto de mi vida. Así que en resumidas cuentas, la respuesta más próxima al tema de por qué dibujo, tiene que ver con la necesidad de aclarar mis pensamientos, separando todo lo que me perturba y no me deja presenciar la verdad. Esta comprobado que si a mis 30 años aún sigo estando sólo, eso se debe a que todavía no acabo por resolver mi problemática. En esta corta experiencia como ser humano, he padecido incontables sucesos de angustia, depresión y malestar, pero también es cierto que en cada una de ellas, siempre salí un poco más sabio de lo que era. Por eso creo que no hay que tenerle miedo al dolor, sino que por el contrario, hay que saber respetarlo. Fíjate que si entonces no hubiera acaudalado mi angustia, seguramente no podría estar hablándote sobre esto. En pocas palabras, siempre hay un tiempo para juzgar las verdades, pues todos obramos en relación a las posibilidades que nos ha dado la vida. Y si bien cualquiera puede apreciar el trabajo de un dibujante, los que en definitiva se nutren de esta cosecha, son sus propios autores.

viernes, 26 de julio de 2013

El Talismán que te Guía

Si tu voz me lo pidiera, tal vez me atrevería a romper el talismán que guía tu camino. Lo haría sólo con la intención de renovar tu consumada ideología. Sin embargo bien sabes que si lo hiciera, ya no le encontrarías sentido al dinero. Es por eso que no fraguaré mis ilusiones, sin antes haber embarcado. Bajo estos pasos, ya no importarán las preguntas que pudieras hacerme. Tan sólo serán exiguos instantes que empañarán mi presente, con el estigma de un futuro próximo. Por eso es que voy disfrazando mi prosa con toda clase de metáforas invisibles. Solo con ellas puedo eludir el celo inexplicable de mis regresiones. Seré como un trompo que gira sobre el dilema de la carne. O quizás como una sombra que se oculta tras la luz que proyectan tus ojos. Probablemente no sea lo que afirmo, pero si soy lo que buscas encontrar. Es en esta órbita, donde aprendo de ti sin que lo sepas. Por eso te pido que ignores mi presencia, ya que sin discreción, tu legado no sería el mismo. Confía en mi, no voy a molestarte. Pues me he vuelto tan pequeño, que a esta altura ya no creo que puedas verme. Entiendo que la música de mi arpa, se repite como el pasado que nos azota. Pero como en toda bohemia, no puedo entonces renunciar al silencio que respiro. Así son mis mutaciones. Cada parte de mi luz, reconstruye lo perdido, secando de a poco esa cicatriz que por años, ha mancillado tus aguas. Seremos pobres, hasta quizás indignos de la ciencia, pero mientras el sol derrame su jugo en mi horizonte, sabré que nada de lo que buscas, consumirá el deseo de nuestros dioses.

lunes, 15 de julio de 2013

La Fuga

Los prejuicios de mi pasado, han cosechado dentro de mí, diferentes matices que en un instante de inocencia, desterraron de mi mente, a la voz de mis pensamientos. Así fue como emprendí mi viaje, buscando acercarme más a esa vergüenza que alguna vez, ensombreció mi relato. Sin ser muy precavido, me topé con criaturas de grandes bigotes que caminaba mirándose la punta de la nariz. Yo, sin saber dónde ir, no tuve mejor idea que preguntarles hacia donde continuaba lo ocurrido. Uno de ellos se acercó sin ser visto. Era pequeño en relación con los demás. Yo me agaché para escucharlo mejor, y él, sin decirme nada, señaló la punta de mi nariz. La idea me resultó absurda, pero sin titubear repetí su gesto, y en menos de un segundo, ya estaba parado frente al libro de mi pasado. Una diminuta mujer del tamaño de un brazo, vigilaba mis memorias. Yo me acerqué con cuidado, pero al ver mi rostro suficientemente cerca del suyo, entró en pánico inexplicablemente. Cuando estuvo más tranquila, ella me explicó que el universo al que yo pretendía entrar, era inconsistente y demasiado inestable. Entonces le conté que necesitaba saber lo que había sucedido, pues mi voz interior se había apagado. Ella me volvió a advertir que en el recuerdo, las palabras arden como el fuego, y en su memoria, reviven gravísimos fantasmas que torturan a la conciencia sin descanso. Quiero vivir en ello, dije. Necesito recuperar la culpa. Entonces lentamente, ella comenzó a llorar, y yo, haciendo a un lado el libro, le pregunté a que se debía la angustia. Ella secó sus lágrimas y me dijo. Yo sé que usted ha vivido incontables desgracias que ninguna conciencia estaría dispuesta a soportar. Yo me quedé atónito por su declaración, y entonces le repliqué. ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso has leído el libro? No lo he leído dijo ella. Pero sé lo que dice. ¿Y eso cómo es posible? pregunte confundido. Porque yo soy la voz que estás buscando.

sábado, 6 de julio de 2013

Retornar al Símbolo

Emprender la búsqueda de una emoción, es como dejarse morir en aquel tiempo que ha capturado tu memoria. Descubrir las pistas que da la historia, es como ir observando los variados colores que recorren tu conciencia. Es estéril la sospecha cuando sientes vergüenza de lo que fuiste. Por esa razón, no podrás emprender el juego, a menos que transformes tus dimensiones en una sabiduría. Resulta esencial sumergirse en ese aliento que alguna vez sopló en tu imagen, pues él abría los caminos, como la noche arriba las estrellas. Aun siendo delirio, todo brillo tiene su intensidad. Como aquellos trazos que al disolver tu inocencia, revelaron el secreto de algún pasado. Por eso no puedes saciar tu ser, respondiendo sin hacer retrospectiva. Sé que sentir lo invisible suena absurdo, pero por encima de todo final, siempre existe algo nítido para observar. Es como ese cuerpo que sufre inagotable, la idea del eterno regreso. Lee mis palabras y entiende el consejo, pues nada te asustará más que tu propia luz. Aquella misma que proyecta sombras sobre este símbolo impenetrable que sostiene tu estructura. Puedes socavar hondo en tu interior con el fin de renombrar su origen, pero si traspasas las barreras de la edad, verás trazar un surco sobre aquel orgullo que para entonces, habrá garantizado tu experiencia.

jueves, 4 de julio de 2013

Trallas del Puente

Aún recuerdo como fui consumido y devorado por ese mal genio que esclaviza los cuerpos. Aquella vez mi pesadilla me alejó más de ti, y equivocadamente fui germinando sólo, bajo la tierra que embellecía tus pasos. Tú aprovechaste mis sugerencias para aminorar la caída, y como la luna que te decora la oreja, reflejaste tu llanto en el espejo de mis nubes. Sobre el cruce de tus senos, me detuve a saciar mi apetito. Y la sabiduría del tiempo, congelo la materia a la espera de volverse inmortal. Pero aun así, fui testigo de una súbita lucidez, que transformó mi conciencia, en un vacío reiterativo. Por eso ahora me oculto oscilante, como un viejo puente de trallas rasgadas. Aspiro semana a semana, el negro tabaco que dejó tu perfume, y es entonces cuando comprendo el indomable valor de tus enemigos. No se cambia una mentira por verdad, sin antes haber comprendido el significado oculto de la palabra. Es por eso que después de nosotros, tu imagen descansará perdida en el profundo sueño de mi indiferencia.

miércoles, 3 de julio de 2013

Breve Historia de un Poeta

En el reflejo de su cara, alguna vez existió un choque. En lo correcto de sus palabras, la suspicacia, supo abandonar el reposo. Y haciéndose fuerte en su condición de hombre, extirpó del otro, lo que pretendía. En ese entonces, la mentira era sólo un método para ejemplificar la verdad. Pero a través del tiempo, y la relatividad de sus ideas, logró descomponer con objetividad la fragilidad y el rencor del sentimiento humano. Con una porción de fama, y otra de poder, descubrió el riesgo que implicaba enfrentar los susurros y las acusaciones de la crítica, he Intentó con mucho cuidado, no mancharse con la subjetividad ajena. Así fue como más allá de lo esperado, obtuvo resultados favorables. Sin embargo sus dudas y certezas, lo lanzaron en caída libre hacia su primera abstracción. No ha existido, ni existirá, aquel que pueda definir con palabras como el tiempo modifica la materia, tanto en nosotros, como en todos los ámbitos de la ciencia. Así pensaba cuando comenzó a dar sus primeros pasos como poeta. Sus intenciones eran la de racionalizar los elementos que en su conjunto conformaban su vida cotidiana. Pero sólo una parte de lo humano le interesaba, algo que esencialmente imitaba siempre a lo anterior. Rememorar esa idea, significaba para él, un triunfo precoz, pues describía su imagen al mismo tiempo que se le escapaba. Él decía que su tratado era como atravesar el viento. Podías sentirlo, pero se destruía si tratabas de explicarlo. Su búsqueda logró eludir las certezas y formalidades de aquellos escaparates, que estos viejos monstruos de la historia, montados en su caballito imaginario, habían intentado negociar. Por eso, al cumplirse el plazo estipulado de su contrato, y habiendo conocido la impronta internacional de las empresas que lo auspiciaban, decidió conservar sus principios, a costa de renunciar al bienestar, tanto económico, como popular. Sin embargo, él sabía que le faltaba dar un paso. Una segunda puntada, que hacía uso de un hilo más fino que el anterior. Comenzar siempre desde el principio, se decía. Los mismos temas serán dados, una y otra vez. A estas alturas era indiscutible para él, que en el eje de su investigación, había un enigma del cual no quería desprenderse. Fue por eso que decidió escribir una carta al público, exponiendo el motivo por el cual había decidido volver al inicio. Así había dicho.

Me parece que hemos sido engañados. Creo que me han mentido. En un lugar como éste, es muy factible que hasta los mejores gestos, se derrumben. Es mi mujer, la mujer que he querido. Pero he vivido la nada, la nada mental, la material, la agonía y el silencio. Compuse en mi vida fantasma, lo que ahora ustedes pretenden comprar. Y déjenme decirles que no entiendo su reacción, pues ni por un segundo de éxtasis, vendería mi porción de universo, a estos intereses tan serviles y mutilados. En varios de mis poemas, la fórmula guarda el secreto de esta mujer a la cual le correspondo. Un goce discontinuo, pero goce al fin. En ella no hay nada que demostrar, su imperfección es seductora y se deja ver, más no comprenderse. Por eso antes de abrazar el centro de su carne, siempre estuve expuesto a su mirada, y a la bifurcación de un cruce que desde aquella última vez, ha cambiado nuestros destinos para ya no volver. Conocí a mi mujer una vez, y como todos, temí que el tiempo deformara su belleza. Pero por razones diversas, mi decisión, precaria o pasajera, mantuvo de pie su sonrisa, solventando su ausencia, con diferentes relieves de un mismo enigma. Un enigma que crece indefinible como el cosmos, ineludible como su ausencia, he indescriptible como mi amor.