Creo que escribir en un diario es la manifestación más solitaria y poco compartida que hay. No es lo mismo que una canción, o que un dibujo, pues eso se puede compartir, en cambio un diario personal, contiene pensamientos y problemas que tal vez sólo le puedan interesar a un psicoanalista, siempre y cuando sea nuestro psicoanalista. Hace algún tiempo que convertí este diario en una especie de agenda recordatoria, ya no escribo pensamientos ni tampoco ideas, solo notas tontas para pasar el rato.
A veces no sé por qué escribo, a veces se me olvida a quien le escribo, y tengo miedo de que me abandonen, tengo miedo de perder el camino, y que se olviden de mi. Ustedes se preguntarán a quien le escribo. Bueno, siempre me escribo a mí mismo, suena ridículo, lo sé, pero es la única forma de darme fuerza para continuar por este sendero. Algunos dirán que no hay sendero, otros que si el sendero provoca dolor, es mejor buscar otro que provoque alegría. Sin embargo yo recuerdo mi pasado, recuerdo aquella vez que fui un niño confundido viviendo en casa de mis padres, y si alguna enseñanza me ha dejado esa experiencia, es que no quiero volver a repetirla. No sólo no quiero, sino que se que no debo. No debo volver a encadenarme, todo lo que deseo es estar disponible para hacer lo que se me antoje, aunque a veces el exceso de libertad pueda causar dolor.
¿Es realmente malo el dolor?
¿Hay arte en un alma dolorida?
Hace muchos años que soy un alma dolorida, y por más que trato no puedo descubrir si realmente esta situación me conduce hacia alguna puerta. ¿O será que acaso estoy parado frente a la puerta sin poder verla? Pienso que algunas cosas no pueden percibirse en el acto, sino que a veces es el tiempo el que las revela. Si así fuera, entonces deseo ver ya! Deseo ver ahora mismo la felicidad. Pero es imposible, es imposible porque soy ciego, por más que quiero y deseo, no puedo ver a la felicidad. Lo que me preocupa es que esta situación, pueda darse por una cuestión orgánica, si así fuera el caso, se terminaría la esperanza de poder encontrar la felicidad, pues ya seria un impedimento fisico, y no uno espiritual. Ahora mismo me imagino lo que le diría si pudiera encontrarla.
Hola, me llamo Nauj, y hace mucho tiempo que te estoy buscando. Ahora que estás conmigo al fin soy feliz .- Ya sé que hace tiempo que me estás buscando, y me pregunto por qué nunca me saludaste. - ¿Pero qué dices, si acabo de hacerlo? - Si, acabas de hacerlo ahora, pero jamás me saludaste todas las otras veces que vine. - No entiendo, si éste es la primera vez que te veo. - Quizás ésta sea la primera vez que me ves, pero sin duda que no es la primera vez que vengo a visitarte. Déjame decirte que yo siempre estuve junto a ti. Pero tu mente ha estado navegando día y noche sobre aguas grises, y paisajes desolados. Allí estabas tú, tú, y tus decisiones, tú, y tu voluntad de ser quien fuiste, y posiblemente tu voluntad de lo que serás a través de los años. - Escúchame felicidad, estoy preocupado por qué veo mi futuro, y ya no te encuentro a mi lado. - No digas eso Nauj, debes entender que yo siempre estoy aquí. Cuando te sientas triste búscame, para tu carro y búscame. La razón no siempre conoce la salida correcta, a veces hay que estar un poco loco y optar por el instinto, pues la razón es demasiado influenciable, y la gran voz del mundo siempre te susurrará al oído. Puedes obedecer esa gran voz, pues sin duda que tiene buenas intenciones, ella quiere ayudarte. Pero lo que la gran voz no sabe, es que las buenas intenciones no alcanzan para ayudar alguien, hace falta también sabiduría. La diferencia entre una y otra es sustancial. A la buena voluntad la puedes encontrar en cualquier parte, sin embargo, en ocasiones no basta con una vida entera para encontrar la sabiduría. Fíjate en esto. Es infinitamente más difícil ser sabio, que ser un hombre de buena voluntad, pues para ser sabio hay que ser valiente y enfrentarse con los fantasmas más oscuros del ser. Tú te preguntarás si es realmente malo el dolor. Yo te responderé esa pregunta. El único dolor realmente malo, es aquel que no enfrentamos. - Ahora déjame preguntarte algo muy personal. Como sabrás soy una persona solitaria, ¿dime si al vivir en soledad me estoy enfrentando al dolor, o por el contrario me estoy ocultando de él? - La soledad mi querido Nauj, es muy dura. Tan dura que no bastan todos los años de este mundo para derrotarla, pues a la soledad nunca se la derrota. Es como el Fénix que resurge de sus cenizas, te habrás dado cuenta que aunque pienses que la has derrotado, ella siempre vuelve hacia ti, igual que vuelven las sombras por la noche. Sin embargo no puedo negar que la resistencia hace digno a cualquiera que le enfrenta, pues aunque sabemos que nunca podremos vencerla, cada vez que se presenta frente a nosotros, luchamos con todas nuestras fuerzas para evitar que nos arranqué la felicidad. Ése es el amor, y la gente se une con amor. Escucha Nauj, tú no estás solo, todos los hombres de bien luchamos por amor, y en una lucha ganes o pierdas, siempre consigues un nuevo amigo. Ahora debo marcharme hay otras personas que me necesitan.
Luego de conversar con la felicidad tomé un descanso y me fui a dar una ducha. Después estuve escuchando un poco de Lisandro Aristimuño, y realmente me gustó mucho. Fue entonces cuando vi que en la computadora había un track que se llamaba entrevista. Inmediatamente me entusiasmé al pensar que iba a escuchar por boca de Lisandro, como era la vida que uno tenía que llevar para ser feliz. Lamentablemente cuando puse la entrevista, no hacía referencia a ninguna de esas cuestiones. Fue entonces cuando pensé. ¿Por qué estoy tan desesperado por saber qué es lo que debo hacer? Soy tan fanático de los artistas que me gustan, que hago lo imposible por inmiscuirme en su vida y averiguar cómo viven, qué piensan, cuáles son sus metas, sus proyectos, que los inspira hacer lo que hacen. En fin, la cuestión es que nunca podré saber qué es lo que tengo que hacer, a lo sumo elegiré un camino y me aferraré a él con la esperanza de que algún día me devuelva la felicidad con la que tanto soñé. ¿Pero qué sucede aquí? A veces los caminos que elijo, no me enseñan sus bendiciones, por lo tanto luego de haberlos transitado durante mucho tiempo, me asalta la siguiente duda. ¿Habré elegido el camino correcto? Es allí cuando recurro a mis artistas favoritos para saber qué estoy haciendo mal, y que debo cambiar. Lamentablemente siempre terminan siendo la copia de una copia. Sé que sólo algunos pocos pueden aprender a recorrer su propio camino llegando a ser quienes son realmente. Entonces a la pregunta sobre qué es lo que debo hacer, sólo le resta una respuesta. Encontrar mi propio camino, saber reconocer mis limitaciones, y aceptarlas sin fórmulas ni atajos inútiles. Tendré que presentar un objetivo y no desistir en el intento, y cada vez que me azote la duda, plantar mis raíces sobre esta tierra y decirme a mí mismo. Éste soy yo, para bien o para mal, este soy yo, quien este conmigo sabrá valorarme por lo que soy, y no por lo que aparento ser.
Resumiendo. Trazar un camino nuevo es transitar un trayecto que nunca antes se ha recorrido. Quizás pasado los años si las cosas salieron bien, se podrá ver desde lo alto un árbol fuerte que ha crecido con una dirección propia, una dirección única que lo hace ser diferente a los demás árboles, que lo hace ser tan único, que la gente puede identificarlo entre el montón y así darle un nombre que perdurará por siempre.
No copies otros caminos pues serás olvidado.