Quizás esto que digo no venga sumar grandes cambios a mi
vida, pero sé que al menos, no pierdo nada con intentarlo. Volviendo al tema de
la envidia, yo creo en lo particular que este sentimiento, no favorece en nada
al hombre que proyecta ser una mejor persona. Mis razones son cortas, pero
estoy seguro que en estas palabras encontraré una nueva verdad. Si ves que te
cuesta valorar las cualidades del otro, probablemente la explicación esté
relacionada con tu inseguridad. Yo creo que las personas que se focalizan
únicamente en sus fallas, no pueden dar valor a sus virtudes. Para ser más
específico, es evidente que cada uno de nosotros, tenemos características y
conocimientos que nos diferencian del resto. Si entonces aprendemos a valorar
nuestras cualidades, es probable que se acaben los motivos para envidiar al
otro. Por eso a mi entender, la envidia no es otra cosa que una manifestación
de frustración y baja autoestima. Reconocer las virtudes ajenas, nos enseña a
respetarnos mutuamente. Es simple. Si consideras tu trabajo, y valoras tus
esfuerzos, no te resultará difícil estar a gusto con los demás. Es sabido que
las virtudes más trascendentes, provienen de la necesidad de mejorar. Crecer,
aprender, y resolver nuestros conflictos personales, nos ayudará a sacar de
adentro, todo eso que guardamos y necesitamos saber. Si eres una persona
envidiosa, tómate tu tiempo, y apunta tus aspiraciones hacia un objetivo
elevado. Piensa que para comprender el motivo de tu envidia, deberás
identificar el germen que lo produce. Una vez que lo encuentres, no permitas
que su naturaleza se mescle con todo lo demás. Separa los términos, divide los
conceptos, y atiende tus comportamientos. No pierdas tiempo en juzgar al otro.
No gastes saliva en ello. Concéntrate en ti. Si observas un mal comportamiento,
trata de capitalizar esa conducta y no la repitas. Habla con tu conciencia y
acostúmbrala a ser buena. Dale tus razones y así verás que con el tiempo, el
hábito se hará costumbre. Una vez que empieces a valorar las diferencias que
otros tienen contigo, comenzarás a sentirte más a gusto con el mundo. No corras
inútilmente. Deja ya de perseguirte la cola y recuerda que para contemplar una
verdad, primero debes aprender a pararte frente a ella.
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