El arte, como todos saben, sirve como escape a una realidad que en la mayoría de los casos, es adversa. ¿Pero qué sucede cuando uno no posee la virtud necesaria para generar este arte? Yo debería poder responder esta pregunta, dado que trato de producir arte, sin tener ninguna virtud. Bien, cada vez que intentamos elaborar arte, sin poseer ninguna virtud, no estamos haciendo otra cosa que generar un punto de partida. Todos comenzamos alguna vez, desde un punto de partida, la diferencia es que los que tienen virtud, se hacen rápidamente de un estilo propio que los identifica, mientras que los que no la tienen, deben recorrer mucho camino, antes de encontrar una huella que los represente. Yo aún, continuó buscando mi huella, y es por eso que voy deambulando como un zombi, entre todas y cada una de las disciplinas artísticas, con la esperanza de encontrar mi vocación. Pero vamos que no soy el único, también hay muchos como yo, que se preguntan. ¿Será cierto que no tengo virtud? ¿O es acaso que aún no la he encontrado? Aunque reconozco que por ahora, soy un hombre sin virtud, tampoco me he resignado a seguir buscando mi huella. Necesito algo que me dé una identidad, y me transporte hacia una dimensión donde nadie más pueda acceder. Ahora me doy cuenta de algo. Existe una sola clave para encontrar la virtud. Y esa clave, es la paciencia. Iba a decir la esperanza, pero es que la paciencia, es algo mucho más difícil de lograr. Muchas veces cuando perdemos la paciencia, tomamos decisiones, que en lugar de acercarnos al objetivo, nos alejan aún más. En este caso, todo lo que debes recordar, es que la decisión correcta, está dentro de ti. Nunca obtendrás buenos resultados, si buscas una salida, por afuera de tú interior. Jamás te desesperes, pues el camino es simple, lo más difícil es aprender a escuchar al sentido común. Sin duda que esto lleva tiempo. Por eso aunque no encuentres motivaciones, ni resultados, ármate de paciencia, y continúa. Si logras ser perseverante en esta tarea, veras que al final, encontrarás tu huella.
La huella es la marca que uno deja al pasar, y sirve para que los demás puedan identificarnos. Si la huella es noble, sincera, y auténtica, muchos no seguirán. Ahora, si la huella es superficial, falsa, y ambiciosa, es muy probable que no nos siga nadie. Uno debe preguntarse siempre, ¿con qué clase de persona quiero encontrarme? Si logramos responder esta simple pregunta, entonces ya sabemos qué tipo de huella debemos dejar. Ahora sólo nos resta aprender a ser naturales, para construir una huella que sea el reflejo exacto de aquello que somos realmente. En primera instancia y como dije antes, debes aprender a educarte, y a ser paciente, sólo de ese modo comenzarás a interpretar las señales que arriben de tu interior. Ni siquiera las personas más sabias de este mundo, pueden ayudarte en la ardua tarea de averiguar quién eres. Sólo existe un consejero apropiado para tales fines, y ese consejero vive dentro de ti. Cada vez que te sientas desilusionado, recuerda estas palabras. Recorremos toda la vida, con el único fin de saber quiénes somos, pero lo más humillante, es que esa respuesta, siempre estuvo con nosotros. Nunca es demasiado tarde, para empezar a escucharla.
La huella es la marca que uno deja al pasar, y sirve para que los demás puedan identificarnos. Si la huella es noble, sincera, y auténtica, muchos no seguirán. Ahora, si la huella es superficial, falsa, y ambiciosa, es muy probable que no nos siga nadie. Uno debe preguntarse siempre, ¿con qué clase de persona quiero encontrarme? Si logramos responder esta simple pregunta, entonces ya sabemos qué tipo de huella debemos dejar. Ahora sólo nos resta aprender a ser naturales, para construir una huella que sea el reflejo exacto de aquello que somos realmente. En primera instancia y como dije antes, debes aprender a educarte, y a ser paciente, sólo de ese modo comenzarás a interpretar las señales que arriben de tu interior. Ni siquiera las personas más sabias de este mundo, pueden ayudarte en la ardua tarea de averiguar quién eres. Sólo existe un consejero apropiado para tales fines, y ese consejero vive dentro de ti. Cada vez que te sientas desilusionado, recuerda estas palabras. Recorremos toda la vida, con el único fin de saber quiénes somos, pero lo más humillante, es que esa respuesta, siempre estuvo con nosotros. Nunca es demasiado tarde, para empezar a escucharla.