Creo que lo que verdaderamente me hace sentir mal, es el hecho de saber que nunca podré convertirme en un gran dibujante. Al menos no mientras trabaje de otra cosa. Digo esto, porque mi tiempo está enfocado sobre mis obligaciones, y no sobre el dibujo, que es lo que más me interesa (creo). De cualquier forma, todavía estoy buscando mi estilo personal, no un estilo que se diferencie del resto, sino más bien un estilo que se acerque mejor a lo que soy. También estoy queriendo plasmar en mis historias, aquel Juan que fui hace algún tiempo. Ese Juan repleto de preguntas importantes, preguntas que nunca nadie pudo responder con claridad. Preguntas como. ¿Qué hace la gente divirtiéndose afuera, cuando adentro hay tantos asuntos por atender? Ese tipo de cuestiones son las que me quitaban el sueño. Siempre fui muy escéptico con respecto a creer en todo lo que me decían, y es por eso que he focalizado mis energías, en averiguar las verdades por mis propios medios. Y aquí estoy ahora. De alguna manera sigo en pie. No quiero ponerme trágico, ni tampoco aventurarme a decir que mi vida es dura. Nada estaría más alejado de la realidad. Sin embargo todos los que me conocen, saben que yo elegí la soledad, y aunque en ella encuentro paz para mi espíritu, también encuentro dolor. Es por eso que dibujo, y es por eso que también escribo. No conozco otra forma de curar mi dolor, que no sea a través del trabajo. Sólo que no cualquier tipo de trabajo, es apropiado para esta tarea. El único trabajo que puede trocar el dolor en alegría, es el trabajo que surge del interior, de esa necesidad de averiguar cuáles son nuestros límites, para así, una vez alcanzados, poder volver a superarlos. De aquí nace el combustible que nos impulsa a seguir. Es casi un modo de supervivencia, dado que a todos nos persigue el desconsuelo. Pero si bien estamos solos en esta tarea de dar el siguiente paso, también es cierto que con cada nueva victoria, estamos alentando a quienes han perdido el rumbo, para qué no bajen los brazos y sigan luchando. Por eso, aunque hoy sienta que mi trabajo está muy por debajo de ser considerado arte, estoy preparado para un segundo intento. Porque después de todo, de qué vale una victoria, si no es por el esfuerzo que nos costó conseguirla.
Importante :
En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.
miércoles, 17 de agosto de 2011
jueves, 4 de agosto de 2011
El Orgullo de Ser un Don Nadie
Acabo de terminar la página número tres de "Anestesia Local". Quedó bastante bien, aunque no entiendo por qué razón, no siento ninguna satisfacción por haberla hecho. Tal vez me esté acostumbrando a esto de hacer comics, o quizás lo esté comenzando a tomar como una necesidad, y ya no tanto como un divertimento. ¿Me pregunto si la necesidad para un dibujante, es buena o mala? Últimamente, estoy volviendo a repetir viejas costumbres. Entre ellas, la costumbre de no pensar en nada. Deberían verme, de a ratos me quedo tildado como si me hubieran desenchufado del cable de 220v. Por ejemplo, el otro día, volvía en el auto con Ricardo, y en eso, mientras hablábamos del teatro, yo comenté vagamente algo que ahora no recuerdo, e inmediatamente, perdí el hilo de lo que estaba diciendo. Pero me lo tomé con calma. Sólo dejé que el silencio cumpla con su parte. Este tipo de cosas me hacen pensar, en como soy, y en lo que soy realmente. Está más que claro que hoy por hoy, tengo más defectos que virtudes. Por eso toda esta situación, me conduce a la siguiente pregunta. ¿Acaso estoy trabajando para ser mejor de lo que era antes, o para descubrir y afirmar aquello que soy en verdad?. Hay un dibujante novato, llamado Klausen, que también dibuja sobre su vida. A mi criterio, sus dibujos evocan épocas difíciles, de un sujeto contrariado con su vida, mientras que sus historias, no suscriben con la intención de rematar el chiste, pues al contrario de eso, sólo definen una pregunta que siempre quedará abierta. La pregunta de cuál es el objetivo que debemos cumplir. Es posible que mucha gente no entienda a este dibujante, pero si prestan atención, pueden encontrar que su personaje, no busca ser aquel individuo audaz, y virtuoso, que otros historietistas manifiestan en la mayoría de sus tiras cómicas. Por el contrario, este personaje, simplemente se limita a ser una gota más del océano. Supongo que esta es la cuestión de por qué su trabajo, goza de un aire de autenticidad, que otros dibujantes aún más diestros, no poseen. Con esto quiero decir, que cuando me siento terriblemente miserable como ahora, quizás a su vez esta instancia, me esté enseñando que no siempre un gran trabajo, va acompañado de una gran felicidad. Lo peor de todo, es que yo siempre fui consciente de esta condición, gracias a que muchos de los artistas que más me gustan, me han advertido de esto. Sin embargo y a pesar de ello, una fuerza ajena a mi voluntad, me hostiga permanentemente a esquivar los lugares que me conducen al dolor, para encontrar al fin mi felicidad. Lo paradójico de esta cuestión, es que para el hombre, no existe salida alguna, que no conduzca hacia la repetición de los hechos vividos en el pasado. Y es por eso que, todo lo que comenzó como felicidad, pronto se vuelve rutinario y tedioso. Así es la repetición. Pero esta repetición de la que hablo, tiene una salvedad, esta repetición, es también un crecimiento, que al mismo tiempo en que se reitera , más nos va alejando del inicio. Como un espiral, que crece indefinidamente, sobre su misma superficie, y nunca se detiene, aún después de muerto.
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