Me doy cuenta en mi condición de solitario, que he despertado en mi, a
un ser muy fuerte, que solo vive para cuestionar mi voluntad. Este ser del que
hablo, no descansa en su tarea de hacerme ver que el amor y la familia, son dos
pilares mediantes los cuales, se hace posible sostener al mundo interior. Yo,
desde mi lugar, estoy absolutamente de acuerdo con su postura, sin embargo,
tengo una promesa hecha que me demanda ciertos sacrificios para poder ser
cumplida, y uno de ellos, es el de preservarme en soledad. A veces siento que
esta decisión no tiene ningún otro fundamento mas que el de pretender cumplir
con una condición sumamente difícil. Pero luego me doy cuenta de que si despierta
dolor en mi, es por que algo ha comenzado a trabajar, algo que por lo general
se torna desesperadamente común y repetitivo.
Ayer en casa, tuve otra vez esa extraña sensación de desasosiego donde
sentí que perdía las ganas de todo. Me recosté sobre el sillón, apagué el
televisor y la radio, y solo sentí en mis manos, ese calor inconfundible de una
buena taza de té rojo. Luego mire hacia la pared blanca, y así me quede
sentado, mientras pasaban los minutos. Interiormente comencé una vez mas, a
discutir con mi Kno, el cual me recriminaba mi situación, induciéndome a
recuperar el tiempo que había perdido estando solo. Entendí que Kno era
indeciblemente ágil colocándome obstáculos y trampas, en mis momentos de mayor
debilidad. Así fue como entendí que para sostenerme, debería antes fortalecer
mi fe.
Creo en mi fe, como creo en mis palabras. Y es por eso que valoro a Kno,
pues a pesar de que resulte ser para mí, una contradicción eterna, entre lo que
digo y lo que pienso, también sé que gracias a sus planteos y justificaciones,
mi filosofía siempre volverá a entrar en crisis. Es por eso que dada esta
situación de persuasión, no me queda otra alternativa más que volver a
reformular toda mi teoría otra vez.
Quiero aclarar que el hombre es un ser cíclico, dado que siempre vuelve
a atravesar por situaciones similares a las que ya pasó. Como he dicho en otros
textos, el pasado de un hombre sigue vivo, pues lastima igual que ayer. Es allí
donde entra en juego el registro. Atinadamente, cuando reviso los libros de mi
pasado, encuentro que hay mucha información acerca de la omnipotente sensación
de vacío, y de los diversos modos y estrategias para sanearlo. En esas
investigaciones, existe también, una incertidumbre muy grande, que ha de
establecer una distancia elemental, entre lo que se sabe, y lo que se cree
saber. Con esto quiero decir que la evolución y el progreso, también tienen sus
tiempos. Tu no decides en que momento crecer, pues eso simplemente llega de
forma indeterminada. Es por eso que muchas son las veces donde creemos y
especulamos, acerca de un conocimiento que aun no hemos adquirido. Por eso
debes quemarte sobre tu propia fe, una y otra vez hasta el hartazgo. Esa es la
única forma de aprender.
Si me preguntaran a mí, les diría que siempre tuve la impresión de
entender hacia donde iba dirigido mi saber. Pero ciertamente con el tiempo, fui
dándome cuenta de que eso siempre sería un enigma. Tal vez lo mejor es que así
sea. La incertidumbre de sentarme a escribir sin saber de lo que hablaré, me da
la pauta de que hay algo que he olvidado y que aun debo recordar. Seguramente
ese algo es así mismo tan frágil y delicado, que me llevara mucho tiempo volver
a reconsiderarlo. No me gusta ignorar este tipo de cuestiones, pues a nuestro
al rededor suceden tantas cosas, que se hace común el hecho de no saber por
cual de todas debemos decidirnos. Por eso creo que debemos ir más lento,
justamente para que esa velocidad de la que hablo, no nos haga indiferentes al
vacío. A mi consideración esa nada que nos envuelve, debería ser la solución, y
no el problema.
La falta de contundencia hacia este tipo de sucesos, ha generado que el
hombre de hoy, focalice sus energías, sobre objetivos grandes, y nunca sobre
este tipo de objetivos mas pequeños, que en si mismos, contienen el fruto de
todo conocimiento y saber. Los objetivos grandes, son absurdamente fáciles de
distinguir, pues están señalizados y representados con la argucia de quien
usufructúa a expensas del sufrimiento ajeno. Y aunque en su discurso prometen
independencia, en su práctica deparan esclavitud. Por eso es que los pequeños
objetivos, si bien no están señalizados como debieran estarlo, nos enseñan que
no hay mas que una tarea por cumplir, y esa tarea, es la de estudiar, lo que
otros desechan. La revisión y el análisis de lo que uno es, delimitan el
espacio de observación, hacia un conjunto de datos mas próximos entre si. Por
eso es que sufrimos cuando observamos lo que somos. Sufrimos por que
interiormente sabemos que siempre seremos lo mismo. Sufrimos además por que hay
algo de lo que nunca podremos escapar. La repetición.
Sin mas pretensiones, sostengo que la repetición del ser, se da por que
existe un algo, que necesita ser reconsiderado y revaluado nuevamente. Mis
experiencias introspectivas me han enseñado que muchos de nosotros, nos
apresuramos demasiado en darle un nombre a este tipo de sucesos que acontecen y
regresan, sin un motivo aparente. Por eso creo que entonces, es allí donde
cometemos la falta. Lo que quiero decir es que hay experiencias y sensaciones,
que nunca jamás podrán ser abordables por la palabra, dado que el sentimiento
tiene la costumbre de adelantarse a toda pretensión de saber, y conocimiento.
Naturalmente debemos entender que esto ocurre por una razón, y es mejor que así
sea. Pues si así no lo fuera, el arte, la expresión, y la sabiduría, dejarían
de ser manifestaciones autosustentables.
Siento que lo que la sociedad tiene para ofrecerme, no se condice con
mis ideales de felicidad. En todo, encuentro que el dinero, la reproducción, y
el progreso, son objetivos que de ninguna forma podrían llegar a complacerme.
Pues cargarme con responsabilidades y compromisos, ajenos a mis intereses,
implicaría sin dudas, perder el tiempo en algo que para mi, no lo vale. Sé que
existen tecnologías que hoy vienen a colaborar mucho con este tipo de estudios,
pero por otro lado, también sigo teniendo al alcance de mi mano, una birome y
una hoja donde escribir. La situación del pensamiento, es muchas veces confusa
e intrincada, pues hay siempre una sensación de vacío, que pugna por ser
completada. Esta misma sensación, es la que nos lleva a revestir nuestra vida
con bienes y posesiones, que en lugar de acercarnos al hecho en si, nos separa
y nos aleja. Por eso es que antes de comprender el porqué de semejante insatisfacción,
primero se hace necesario averiguar como sentimos, cuando no tenemos nada por
hacer, más que vivir.
Si me pongo más analítico con este predicamento, puedo afirmar que en la
soledad a veces uno llega a sentir demasiado pronto, que el deber ha sido
cumplido con éxito. Quizás sea por eso que se manifiesta en el ser, el habido
deseo de hallarle a la vida, un objetivo más firme por el cual luchar. ¿Pero
entonces como podríamos disfrutar del placer de una tarea bien cumplida, si ya
estamos pensando en cumplir otra? A mi manera de ver, yo he luchado mucho,
intentando comprender que es lo que daña al hombre cuando esta solo. Y créanme
que lo único que he encontrado, como justificación a este dolor, es la enorme
sensación de no saber que hacer con el tiempo disponible. Pienso que el hombre
se teme a si mismo, mas de lo que pudiera temerle a cualquier otro. El hombre
le escapa a su verdad, porque sabe que siendo libre, corre con el riesgo de
caer absurdamente bajo el yugo de su propia inmadurez. La expresión del ser
humano, muchas veces nos devuelve la justa medida de aquello a lo que le
tememos. Y aquello a lo que le tememos, es justamente a la repetición. El ser
hombre, siempre esta buscando diversas formas de evitarse así mismo. Este
sentimiento, es impulsado por el mismo vacío que reside en su interior. Por un
lado prima el deseo de llenarse con bienes materiales, y por el otro, rige la
condición de evitar aquellas sensaciones cíclicas que mayoritariamente lo hacen
ser siempre una misma cosa. En pocas palabras, el hombre carga con la cruz de
ser indudablemente repetitivo. Por eso es que quizás algún día, estos sucesos
nos ayudaran a entender la razón inicial, de por que hemos sido enviados.