Antes de este breve ensayo, quisiera saludarte y enseñarte
mi más sincero respeto. Aunque a veces pienses que no sos digno de ser
considerado de tal modo, yo desde mi lugar entiendo sí que lo mereces. De
alguna forma has abrazado con amor y devoción, los pequeños sentimientos que
todos nosotros llevamos dentro. Te has dejado embriagar por la profundidad de
los sueños, y has encontrado en ellos, un mundo distinto del cual ya nadie habla.
No te sientas decepcionado por dormir hasta el mediodía. Debes comprender que
aún bajo una ensoñación, la mente y el espíritu, siguen trabajando. Ellas se
purifican y reúnen todo lo necesario para que tú puedas empezar un nuevo día.
Sabes bien que últimamente me han estado sucediendo cosas. He tenido que
enfrentarme a sentimientos y reflexiones sumamente agotadoras y
desmoralizantes. Como consecuencia de ello, he perdido cierta motivación y no
he logrado evitar la nebulosa intrascendencia del silencio y la soledad. Claro
que todo esto es de público conocimiento. Todos saben que mi vida, no suele ser
muy emocionante. Quise tratar de comenzar un curso de dibujo. Pero luego llegué
a la conclusión que lo mejor para mí, sería guardar ese dinero para obtener nuevos
materiales, que me permitan saltar al formato digital. Realmente hoy más que
nunca necesito con ansias, volver a crear. Y es que la creación es la única
forma de recuperar nuevamente el amor perdido. No quiero echarle la culpa a mi
enfermedad. Ésas son tan sólo excusas y justificaciones para no buscar una
solución a mis problemas. Si bien es cierto que la frustración me duele tanto
como un rechazo, sé que debo intentarlo. Después de todo, la realidad es que
cualquier experiencia por difícil que ésta sea, nos deja una marca sin fecha de
caducidad. No existen fórmulas efectivas para acceder al saber. La única manera
de hacerlo es aprender a conocerse. Muchas veces perderse en ese laberinto de
emociones, nos obliga a comprender la lógica que rige los caminos del ser. Sin
ello acabaríamos en una problemática confusa, y sin orden alguno. Este último
tiempo donde aprendí a conocer cuáles son mis miedos, y debilidades, he vuelto
a reconsiderar aquello que anteriormente no podía manejar. Vincularme en la
sociedad, me ha brindado nuevas referencias acerca del amor y la aceptación. Es
esto lo que quería contarte. No sólo la motivación es importante para crear,
sino también, el rumbo que se le da a nuestras palabras. Decir por decir,
muchas veces carece de austeridad, y emula una solución evasiva que no resuelve
el problema. Yo sé que el hombre es una entidad compleja que puede hundirse
bajo sus propios pies. Muchas veces somos devorados por el recuerdo de algo
antiguo que jamás pudimos comprender. Por eso mismo he procurado ser valiente y
entrar sin pudores en ese sitio frío y deshabitado. Los resultados no siempre
son buenos, pero existen raras ocasiones donde encontramos restos de imágenes
olvidadas, que nos enseñan la naturaleza inestable de cualquier emoción. Es imposible
perpetuarse en la felicidad, y a su vez del mismo modo también es imposible
estar siempre triste. Hay alternancias y matices. Las cosas se suceden y
cambian. Yo siempre lo supe. Es por eso que de pronto un texto nos parece
maravilloso, y a los pocos meses nos resulta abominable. Como dije antes,
emocionalmente somos inestables, y esto sucede porque estamos en movimiento
perpetuo. Todo transcurre a través de oscilaciones que no llevan hacia lugares
sin explorar. Y aunque ahora mismo me aterra la idea de retroceder, tengo
conmigo la llave de esta experiencia. Cualquiera que sea mi aventura, no
volveré a pecar de ingenuo.
Después de haber fumado marihuana en una reunión con amigos,
me levantó al día siguiente como si me hubieran reseteado el sistema. Mi mente
piensa en un millar de cosas cortas, que se superponen entre sí, y me
confunden. Me asustó un poco de mi propia paranoia, y me cuesta mucho relajarme
y conciliar el sueño. Pienso que es realmente efectiva cuando se trata de
desinhibir a la persona. Durante toda la noche, hable muchísimo, y escuche
poco. Hice un gran esfuerzo para atender lo que me decían, y siempre que podía, desviaba
la conversación hacia el germen de mis emociones. A veces me cuestionó que no
soy una persona muy comunicativa. Pero ahora me doy cuenta que me cuesta mucho
más escuchar al otro, que hablar sobre mí. Esta clase de reproches me asfixian
y me ahogan en desmedro de mi propia autoestima. Pero bueno, sólo en ese
sentido puedo crecer y evitar cometer el mismo error. Aun así hay ratos donde
pierdo el hilo de lo que estoy escuchando. Seguramente mi defecto es dar por
concluida una idea, antes de haber profundizado en ella. Ahora que lo analizó
creo que mi falta de memoria, es un evento emocional. Si tan sólo pudiera
conservar la calma y dejarme ayudar, estoy convencido que entendería mejor lo
que otros quieren decirme. Sentirse bien, es una meta que todos tenemos. Es por
eso que cuando algo comienza torcido, hay que cancelarlo y volver a empezar. Si
no detenemos eso que nos daña, jamás lograremos superarlo. Mi paranoia consiste
en una idea absurda y negativa, que se va alimentando, hasta anularme por
completo. Me escondo en la abstracción y dejo de escuchar lo que me dicen. Es
en esos momentos donde sufro de forma involuntaria, y aunque reparo en mi
error, no siempre puedo manejarlo. Yo sé que nadie piensa mal de mí, pero son
esas ideas distorsionadas, las que no me permiten hacer una lectura sana de lo
que está sucediendo. Todos quieren ayudar, al menos desde su lugar, todos lo
intentan. Mi error es pensar que nadie puede ayudarme, y es por ese motivo que
me niego a escuchar. Habría que considerar que cada cual tiene sus problemas.
Problemas que no son ni como los tuyos ni como los míos, pero que a su vez
comparten un mismo origen. El odio. Y que es el odio sino una mala
interpretación de lo que ocurre en esta realidad. Para volver sobre mis pasos y
destruir ese mal recuerdo, tendría que identificar y reprimir aquello que me
daña, evitando así que se propague y se vuelva contra mí. Tendría que sostener
esta conducta sin descanso, hasta ver qué dicho trauma, se vacía, se purifica,
y vuelve a su situación inicial. Una vez allí, situados en ese momento,
podremos al fin volver a tener un pensamiento inofensivo, y saludable. Es ésta
la única forma de reparar ese recuerdo que anteriormente suponía un castigo
innecesario. Si bien podría pensarse esto como un ensayo conceptual, es también
un tratado sobre el recuerdo, y el control de las emociones. En resumidas
cuentas, en lugar de que esa emoción nos anule, tendríamos que buscar la forma
de anular nosotros esa emoción. Es fundamental comprender que todo motivo de
cancelación y trauma, está ligado a una mala experiencia anterior. Queda en
nosotros reprimir ese sentimiento, insertando un bloqueo voluntario, cada vez
que esta idea alterada, degenerada, y sin vigencia, se hace presente a nivel
mental o emocional. Sólo cuando entendemos que la percepción está alterada por
recuerdos traumáticos, comenzamos a dudar de esas actitudes que nos definen y
nos extralimitan. Yo diría que para poder vivir un presente distinto, primero
tenemos que actualizar esos viejos recuerdos que nos atormentan. Aun bajo una
exhaustiva descripción, entiendo que la práctica de este recurso, no tiene un
método ni una técnica preestablecida. No está demás decir que ante un peligro
inminente, el trauma se dispara como una eventual forma de protección. Pero si
descubres el enigma, te darás cuenta que ese mismo peligro que te anula y te
intimida, es el propio trauma. Bajo este miedo profundo que se ha instalado en
tu psiquis, que más podríamos desear, que volver a vivir saludablemente sin
miedo a la evaluación del otro. Aun así toda molestia indeterminada, exige
estrechar lazos con aquello que nos daña. Por eso escribo.