Importante :

En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.

martes, 14 de julio de 2015

Traumas

Antes de este breve ensayo, quisiera saludarte y enseñarte mi más sincero respeto. Aunque a veces pienses que no sos digno de ser considerado de tal modo, yo desde mi lugar entiendo sí que lo mereces. De alguna forma has abrazado con amor y devoción, los pequeños sentimientos que todos nosotros llevamos dentro. Te has dejado embriagar por la profundidad de los sueños, y has encontrado en ellos, un mundo distinto del cual ya nadie habla. No te sientas decepcionado por dormir hasta el mediodía. Debes comprender que aún bajo una ensoñación, la mente y el espíritu, siguen trabajando. Ellas se purifican y reúnen todo lo necesario para que tú puedas empezar un nuevo día. Sabes bien que últimamente me han estado sucediendo cosas. He tenido que enfrentarme a sentimientos y reflexiones sumamente agotadoras y desmoralizantes. Como consecuencia de ello, he perdido cierta motivación y no he logrado evitar la nebulosa intrascendencia del silencio y la soledad. Claro que todo esto es de público conocimiento. Todos saben que mi vida, no suele ser muy emocionante. Quise tratar de comenzar un curso de dibujo. Pero luego llegué a la conclusión que lo mejor para mí, sería guardar ese dinero para obtener nuevos materiales, que me permitan saltar al formato digital. Realmente hoy más que nunca necesito con ansias, volver a crear. Y es que la creación es la única forma de recuperar nuevamente el amor perdido. No quiero echarle la culpa a mi enfermedad. Ésas son tan sólo excusas y justificaciones para no buscar una solución a mis problemas. Si bien es cierto que la frustración me duele tanto como un rechazo, sé que debo intentarlo. Después de todo, la realidad es que cualquier experiencia por difícil que ésta sea, nos deja una marca sin fecha de caducidad. No existen fórmulas efectivas para acceder al saber. La única manera de hacerlo es aprender a conocerse. Muchas veces perderse en ese laberinto de emociones, nos obliga a comprender la lógica que rige los caminos del ser. Sin ello acabaríamos en una problemática confusa, y sin orden alguno. Este último tiempo donde aprendí a conocer cuáles son mis miedos, y debilidades, he vuelto a reconsiderar aquello que anteriormente no podía manejar. Vincularme en la sociedad, me ha brindado nuevas referencias acerca del amor y la aceptación. Es esto lo que quería contarte. No sólo la motivación es importante para crear, sino también, el rumbo que se le da a nuestras palabras. Decir por decir, muchas veces carece de austeridad, y emula una solución evasiva que no resuelve el problema. Yo sé que el hombre es una entidad compleja que puede hundirse bajo sus propios pies. Muchas veces somos devorados por el recuerdo de algo antiguo que jamás pudimos comprender. Por eso mismo he procurado ser valiente y entrar sin pudores en ese sitio frío y deshabitado. Los resultados no siempre son buenos, pero existen raras ocasiones donde encontramos restos de imágenes olvidadas, que nos enseñan la naturaleza inestable de cualquier emoción. Es imposible perpetuarse en la felicidad, y a su vez del mismo modo también es imposible estar siempre triste. Hay alternancias y matices. Las cosas se suceden y cambian. Yo siempre lo supe. Es por eso que de pronto un texto nos parece maravilloso, y a los pocos meses nos resulta abominable. Como dije antes, emocionalmente somos inestables, y esto sucede porque estamos en movimiento perpetuo. Todo transcurre a través de oscilaciones que no llevan hacia lugares sin explorar. Y aunque ahora mismo me aterra la idea de retroceder, tengo conmigo la llave de esta experiencia. Cualquiera que sea mi aventura, no volveré a pecar de ingenuo.

Después de haber fumado marihuana en una reunión con amigos, me levantó al día siguiente como si me hubieran reseteado el sistema. Mi mente piensa en un millar de cosas cortas, que se superponen entre sí, y me confunden. Me asustó un poco de mi propia paranoia, y me cuesta mucho relajarme y conciliar el sueño. Pienso que es realmente efectiva cuando se trata de desinhibir a la persona. Durante toda la noche, hable muchísimo, y escuche poco. Hice un gran esfuerzo para atender lo que me decían, y siempre que podía, desviaba la conversación hacia el germen de mis emociones. A veces me cuestionó que no soy una persona muy comunicativa. Pero ahora me doy cuenta que me cuesta mucho más escuchar al otro, que hablar sobre mí. Esta clase de reproches me asfixian y me ahogan en desmedro de mi propia autoestima. Pero bueno, sólo en ese sentido puedo crecer y evitar cometer el mismo error. Aun así hay ratos donde pierdo el hilo de lo que estoy escuchando. Seguramente mi defecto es dar por concluida una idea, antes de haber profundizado en ella. Ahora que lo analizó creo que mi falta de memoria, es un evento emocional. Si tan sólo pudiera conservar la calma y dejarme ayudar, estoy convencido que entendería mejor lo que otros quieren decirme. Sentirse bien, es una meta que todos tenemos. Es por eso que cuando algo comienza torcido, hay que cancelarlo y volver a empezar. Si no detenemos eso que nos daña, jamás lograremos superarlo. Mi paranoia consiste en una idea absurda y negativa, que se va alimentando, hasta anularme por completo. Me escondo en la abstracción y dejo de escuchar lo que me dicen. Es en esos momentos donde sufro de forma involuntaria, y aunque reparo en mi error, no siempre puedo manejarlo. Yo sé que nadie piensa mal de mí, pero son esas ideas distorsionadas, las que no me permiten hacer una lectura sana de lo que está sucediendo. Todos quieren ayudar, al menos desde su lugar, todos lo intentan. Mi error es pensar que nadie puede ayudarme, y es por ese motivo que me niego a escuchar. Habría que considerar que cada cual tiene sus problemas. Problemas que no son ni como los tuyos ni como los míos, pero que a su vez comparten un mismo origen. El odio. Y que es el odio sino una mala interpretación de lo que ocurre en esta realidad. Para volver sobre mis pasos y destruir ese mal recuerdo, tendría que identificar y reprimir aquello que me daña, evitando así que se propague y se vuelva contra mí. Tendría que sostener esta conducta sin descanso, hasta ver qué dicho trauma, se vacía, se purifica, y vuelve a su situación inicial. Una vez allí, situados en ese momento, podremos al fin volver a tener un pensamiento inofensivo, y saludable. Es ésta la única forma de reparar ese recuerdo que anteriormente suponía un castigo innecesario. Si bien podría pensarse esto como un ensayo conceptual, es también un tratado sobre el recuerdo, y el control de las emociones. En resumidas cuentas, en lugar de que esa emoción nos anule, tendríamos que buscar la forma de anular nosotros esa emoción. Es fundamental comprender que todo motivo de cancelación y trauma, está ligado a una mala experiencia anterior. Queda en nosotros reprimir ese sentimiento, insertando un bloqueo voluntario, cada vez que esta idea alterada, degenerada, y sin vigencia, se hace presente a nivel mental o emocional. Sólo cuando entendemos que la percepción está alterada por recuerdos traumáticos, comenzamos a dudar de esas actitudes que nos definen y nos extralimitan. Yo diría que para poder vivir un presente distinto, primero tenemos que actualizar esos viejos recuerdos que nos atormentan. Aun bajo una exhaustiva descripción, entiendo que la práctica de este recurso, no tiene un método ni una técnica preestablecida. No está demás decir que ante un peligro inminente, el trauma se dispara como una eventual forma de protección. Pero si descubres el enigma, te darás cuenta que ese mismo peligro que te anula y te intimida, es el propio trauma. Bajo este miedo profundo que se ha instalado en tu psiquis, que más podríamos desear, que volver a vivir saludablemente sin miedo a la evaluación del otro. Aun así toda molestia indeterminada, exige estrechar lazos con aquello que nos daña. Por eso escribo.

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