Hay cosas que invariablemente, escapan a nuestra imaginación. Creer que llegamos a una edad donde lo entendemos todo, es sin duda un síntoma de arrogancia. No basta con la experiencia que un hombre sabio ha ganado, para poder anticiparse al destino incierto, que acontecerá irremediablemente. No todo el mundo puede asimilar un mismo hecho, de igual forma. Porque no sólo las razones, difieren entre una persona y otra, sino que también difieren los resultados de sus decisiones, aun siendo estas últimas, perfectamente iguales.
Tener o no, condiciones para ser artistas, de ninguna manera puede evadirlos de tomar la decisión que debemos tomar. Ya que elegir el camino correcto, nos concierne en igual medida, tanto a los que tienen virtud, como a quienes no la poseen. Pero la pregunta aquí es. ¿Cuál es el camino correcto? ¿Acaso es el mismo para todos? ¿Quién o qué, nos dicta por donde debemos seguir? En mi opinión, yo pienso que el camino, es dependiente de la persona que lo elige, y no viceversa. Por ende, la decisión que debemos tomar, es una conjugación entre el corazón, y la mente de cada uno. Como dijo alguna vez el flaco. "Todo camino puede andar". Tener éxito o no, dependerá únicamente del objetivo que se halla impuesto el individuo, para sí mismo. Esta libertad de elegir un camino, es también un beneficio que todos los seres humanos deberíamos tener, por el simple hecho, de haber nacido soberanos de un cuerpo, y de una mente. Sin embargo aún hoy, el sistema continúa esclavizando a gran parte de la población mundial, arrancándoles el derecho de capitalizar su vocación. Ahora yo me pregunto. ¿Cuantas generaciones más deberán pasar, antes de haber instaurado un régimen, que pueda emancipar al hombre, de su fragilidad económica? El ciudadano de una sociedad, siempre reclamará su potestad, manifestándose una y otra vez contra el poder vigente. Pues en el fondo, la gente sabe que la libertad no se completa, hasta no haber obtenido un acuerdo equitativo con su jurisdicción.
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