Comenzaré por el final. Siempre me ha parecido mas practico comenzar por
el final, por que las explicaciones, solamente sirven para aquellos que no
pueden comprender lo simple y sencillo de la vida. Mucha gente hoy en día, se
considera con el derecho y la autoridad de dirigirles la palabra a los demás,
como si ellos fueran dignos de tales atribuciones. Sostengo, y me he dado
cuenta a través de diferentes experiencias, que cada vez que permitimos que una
persona sin honor, entre en nuestro mundo creado, este hará todo lo posible por
sabotear y profanar nuestro más preciado tesoro. El silencio. Las mentalidades
sometidas y dominadas, siempre buscan destruir la soberanía del otro, para de
esa forma poder ejercer un nuevo acto de dominación. Así es como se fortalece
la maldad. Además de sostener su poder a base de violencia, se han propuesto
destruir estúpidamente, cualquier forma de paz y sabiduría, que pueda existir
en este mundo, tal y como lo conocemos. La bondad, esta enlazada junto con la
maldad, sobre una forma de materialidad. La maldad vive a través de la materia,
con el solo propósito, de robar lo que no le es propio, eso habla de su
terrible desidia, y de su permanente insatisfacción para con los recursos que
le han sido dados. No me tiembla la voz cuando afirmo que la maldad en esta
vida es real, y que para prevenir su invasividad, solo existen dos alternativas
completamente eficaces a la hora de bloquear su avance. Ellas son la distancia
y el silencio. Estos dos conceptos, además de protegernos, nos
fortalecen, y con el tiempo, nos hacen más sabios. Demás esta decir que la
maldad, hoy en día, ha evolucionado, y ahora sabe muy bien como enmascarar
cualquiera de sus ambiciones de poder y dominación. Por eso debemos mantener
siempre presente, que los verdaderos amigos, nunca están cerca, sino que luchan
desde otros flancos, intentando proteger y salvaguardar al silencio, de la
invasividad y la maldad de los desheredados. Los centinelas del bien, buscamos
siempre nuevas formas de resguardar nuestra civilización, alejándonos mas y
mas, de los pueblos en decadencia, que solo esperan su próxima chance de
conquista. Como lo ha de manifestar Kioskerman en sus tiras semanales de Edén,
uno mismo debe ganarse el derecho de vivir a través de si mismo, sabiendo
esquivar la permanente influencia de la estupidez, y la injustificada violencia
de estos mundos en decadencia. Aquí es donde somos libres de pensar y observar
la situación mundial, bajo la lupa de nuestra propia subjetividad, siendo ésta, la única que cuenta. Para evitar
ser invadidos, debemos sostenernos a partir de una profunda introspección,
basada en la abstracción y el silencio. Pues está mas que claro que la maldad
en el mundo, ha decidido que para subsistir y perpetuarse, necesitará habitar
nuevos mundos, mejores y mas bastos, que el suyo propio. Ensañarse con un
hombre solitario, es propio de un ser humano violento y estúpido. Es por eso
que quienes protegemos al silencio, hemos decidido que para ser dignos de esta vida,
nuestro deber es serle útil a la humanidad, salvaguardando la soberanía del
bien, de la inagotable maldad que día a día, crece y se multiplica. Residir en
un mundo prestado, un mundo que a priori, no nos pertenece, tiene sus condiciones,
pues ha sido creado por alguien más, para que lo cuidemos, y no para que lo
destruyamos. Este lugar nos ha sido dado, como ejemplo de sabiduría, para que
aprendamos a construir una propia. Pero no nos será posible hacerlo, si antes
no aprendemos a protegerlo de los forasteros sin nombre. Frente a esta náusea
de estar compartiendo la tierra, con quienes solo desean expropiar sus
recursos, es que he decidido escaparme de aquí, refugiándome únicamente, en las
palabras y consejos, que mí alma ha de comunicarle a mi cuerpo, a través de mi
espíritu. Ciertamente que la responsabilidad de diseñar un sistema complejo de
protección, para salvaguardar la sabiduría, le ha dado un propósito digno y trascendental
a la existencia. El resto de la vida, consiste en sostenerse a través de los años, con el único objetivo de hacernos más fuertes, para así poder defendernos mejor, de quienes únicamente desean perpetuar su existencia, saqueando
bienes y recursos ajenos, que no les son propios, y que por supuesto, no han de
merecer.
Por esta razón es que entonces al guardar silencio, estamos protegiendo
la soberanía del bien, por sobre el ansioso oportunismo del mal. Finalmente con
esto dejo en claro, que mi actitud no manifiesta ningún tipo de fobia social,
ni padecimiento psicológico, sino que antes que eso, corresponde a un método de
autodefensa, contra este tipo de epidemia, que poseen las formas de vida
estúpidas y agresivas. Ellos han de haber olvidado la seriedad con la que deben
ser tratados los acontecimientos de un planeta, que siempre estuvo aquí, para
manifestar su deseo de enseñarnos a ser libres, fuertes, y sabios. No existe
nada en este universo, que exprese debilidad, estupidez, sumisión, esclavitud o
dependencia. Esas solo son actitudes, que el hombre arrogante y acobardado, ha
diseñado para sostener un autoritarismo, condenado a oscilar, como lo hacen las
trémulas hojas del bosque, bajo el periodo otoñal.