De toda esta situación, rescato el hecho evidente de que sin amor, no
hay luz, y que por lo pronto sin luz, no hay felicidad. Tú conoces todos los
años que me los pasé apostando por la soledad, y que aun hasta hoy, no me han
dado más resultados que una angustia dolosa y persistente. En los diarios de mi
vida, he descubierto, que más allá de toda incoherencia, siempre ha quedado al
descubierto, de forma explícita, mi disconformidad. Es así que entonces, puedo
afirmar, que más allá de la cantidad de textos y dibujos que pude haber
expresado en todo este tiempo, mi inconsciente ha girado una y otra vez,
siempre sobre la misma orbita. El tema del dolor, es un concepto que viene
repitiéndose en muchas de mis reflexiones, siendo a su vez, un suceso del cual
nunca podré enorgullecerme. Pues es evidente que la sociedad, jamás sabrá
interesarse, por esta clase de cuestiones que lo hacen a uno, ser en sí mismo,
un personaje tristemente excéntrico.
El hecho objetivo de estar con una mujer, quizás este ayudándome a
encontrar un camino, donde al fin se haga potable la probabilidad de superar mi
agonía. Situación que data de muchos años en el tiempo. Podría decir, que estoy
próximo a redactar y a reflexionar ya no, únicamente textos sobre mí mismo,
sino que también sobre alguien más. Por esa razón, el haber emprendido esta
relación, manifiesta incondicionalmente, un claro deseo de incluir en mi
bagaje, lo que aun desconozco. Me doy cuenta de que solo puedo comprender en
profundidad, aquella palabra detrás de la cual, existió una experiencia real y
legitima. Soy un ser que duda, y que seguramente se equivoca más de lo que
debería. Pero también entiendo que todo ser pensante, tiene que saber convivir
junto al vértigo de su propio escepticismo, pues las mayores verdades nacen a
partir de aquel orden, que solo uno mismo, es capaz de darle a su propia
abstracción. Esta idea me ha llevado por enésima vez, a enfrentarme a un enemigo
que por cansancio, me tiene acostumbrado a la derrota. Me refiero a la
inseguridad. A esa misma inseguridad que hoy se manifiesta en mis relaciones.
Ya no puedo decir, que termino con una mujer cuando pierdo la atracción
física, pues hube estado con mujeres muy bellas, y aun así, no he sabido
encontrar una razón válida que justifique la lucha. Lo mismo digo en referencia
con la belleza interior. Pues también he dejado ir a otras mujeres que han sido
grandes compañeras. Lo cierto, es que mi sentimiento de reclusión siempre ha
sido más grande, que mi sentimiento de amor. Y es por eso que mi moral, ya
viene acostumbrada a ganarle la pulseada al amor. Pero aun así, hete aquí que
el amor, al igual que la reclusión, son sentimientos cíclicos, y tanto el uno
como el otro, siempre saben cómo resurgir de sus cenizas. Entonces es fácil
deducir que si me jacto de mi moral, es porque ella ha sabido mermar hasta hoy,
esta indiscutible necesidad de estar con una mujer. Aprender el concepto de
amor, es algo muy difícil. Claro que no se necesitan conocimientos para poder
querer a otra persona. Pero cuando uno se propone explicar al amor de modo
racional, es muy probable que frente a frente, nos gane el agotamiento.
Como acostumbro mencionar en mis textos, diré lo que siento, aun antes
de nombrar lo que pienso. Y lo que siento ahora, no es más que el deseo de
hallar un poco de aire entre mi espacio libre y mi espacio en compañía. Estoy
aprendiendo, que todos necesitamos del amor, al igual que en mayor o menor
medida, necesitamos de la reclusión. Por eso estas palabras, me han obligado a
establecer entre mis hábitos, nuevos valores y creencias, dispuestos a sostener
una filosofía capaz de actualizarse con el tiempo. Puedo decir entonces que
necesitamos ser muy cautelosos, si es que pretendemos eludir, aquellos extremos
que tanto daño nos han hecho.
Me siento lastimado. Realmente el amor y la reclusión, me han vuelto
inseguro en varios aspectos. Y lo peor es que me castigan subrepticiamente,
haciéndome creer que con cada flagelo, vuelvo a incluir un nuevo saber a mi
vida. ¿Pero es correcto echarle la culpa al vacío que existe en el hombre,
cuando en definitiva, el ser, aunque se encuentre solo, nunca se desvanece? Me
resulta increíble pensar que el hombre pueda tener en su haber, la opción de
renunciar o no, a la felicidad. Pienso que la voluntad de un hombre es real,
pero no a si el acto de hallarse en plenitud. Con esto quiero decir que somos
libres de tomar cualquier decisión, en post de lo que queramos conseguir, pero
no somos libres de elegir en que momento ser felices. En este sentido creo que
debemos saber ser autocríticos con estas verdades que nos envuelven, para poder
así someterlas una vez más al juicio común que nos hace la humanidad. De tal
modo que si pensamos en cómo actúan las mayorías, nos damos cuenta que algo de
cierto debe haber en sus acciones. Sobre todo considerando que hay decisiones
que para muchos ya han comenzado a ser incuestionables.
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