Importante :
En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.
lunes, 3 de febrero de 2014
Resistir
De verdad que ya no me caben dudas de lo predecibles que somos nosotros los seres humanos. Fíjate sino en esto. Me levanto al mediodía confundido por las secuelas de mis últimos sueños. Voy a la cocina y me preparo algo para comer. Aunque me siento mal del estómago y no tengo mucho apetito, igualmente decido comer milanesas a la napolitana. Lo primero que hago, es sentarme frente al televisor, con la idea de almorzar mientras miro el canal de deportes. Pasados cinco minutos, comienzo a sentirme confundido. Nada de todo lo que veo en la televisión tiene relación con esto que estoy sintiendo. Decido entonces quedarme en silencio. Termino de comer las milanesas, y me detengo a observar la nada. Lo primero que logro identificar, es un enorme y gigantesco vacío. Me dejo invadir nuevamente por la necesidad de respuestas, y empiezo a sentir como la esfera de todo lo conocido, vuelve a entrar en crisis una vez más. Me aprieta, me asfixia, me ahoga, me sofoca. Me levanto aturdido y enciendo el ordenador. Entro en mercado libre y busco. No sé lo que quiero, únicamente me dejo llevar por mi zozobra. Busco instrumentos musicales, busco celulares, busco computadoras. En otras palabras, ya no sé si busco nuevas herramientas de expresión, o simplemente busco llenar este vacío, que hoy gobierna mi voluntad. Ya no puedo ver con claridad. Me siento desagradecido y pobre. Nada de lo que tengo me parece suficiente. Entonces juntando fuerzas desde donde no tengo, cierro todas las ventanas, y me tomo un tiempo para pensar. Realmente soy esclavo de mis necesidades. Pero aunque no tenga oportunidades de vencer, siempre intentaré controlar estos impulsos, que dicho sea de paso, solo me llevan a tomar malas decisiones. En fin. Considerando que lo verdaderamente valioso en el ser humano, es su voluntad de enfrentar aquello que lo daña, yo no seré menos en esta ocasión. Estoy seguro que sabré como inhibir mi avaricia. Lo sé, porque si puedo pensarlo, también es cierto que puedo descubrir su verdad. Es lógico que frente al dolor, queramos emplear la forma más rápida de solucionarlo. Pero no siempre lo más rápido, es lo más eficaz. Es bueno para el corazón saber convivir con el dolor, pues a medida que más tiempo compartimos con él, más nos acercamos al origen del asunto. Siendo que el dolor define al hombre tanto como su rostro, podemos adelantar que cuanto más comprendemos sobre el hecho, más herramientas tenemos para combatir. Se debe considerar que parados frente a esta situación, lo correcto sería intentar ejercer algún control sobre nuestros impulsos. Dado que el propósito de nuestras decisiones, es hacer lo posible para calmar el daño, buscando nuevas formas de terminar con el problema. Por eso pregunto. ¿No te resulta ilógico combatir un dolor que proviene del alma, con un objeto que consigues en la tienda? Digo, ¿Es acaso un objeto que compramos en la tienda, más importante que un conocimiento que adquirimos con la experiencia? Yo creo que no. Dado este vacío que ahora mismo siento, no voy a negarte la enorme necesidad que tengo de comprar. Pero resisto. Resisto porque sé que no hay soluciones inmediatas, a un tema tan profundo como el vacío del hombre. Resisto porque me doy cuenta que la cura, no la dará un medicamento comprado en la farmacia. Resisto porque cualquiera sea mi desesperación, sé que soy yo mismo el primer culpable. Resisto porque de eso se trata todo. De resistir.
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