Importante :

En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.

lunes, 15 de julio de 2013

La Fuga

Los prejuicios de mi pasado, han cosechado dentro de mí, diferentes matices que en un instante de inocencia, desterraron de mi mente, a la voz de mis pensamientos. Así fue como emprendí mi viaje, buscando acercarme más a esa vergüenza que alguna vez, ensombreció mi relato. Sin ser muy precavido, me topé con criaturas de grandes bigotes que caminaba mirándose la punta de la nariz. Yo, sin saber dónde ir, no tuve mejor idea que preguntarles hacia donde continuaba lo ocurrido. Uno de ellos se acercó sin ser visto. Era pequeño en relación con los demás. Yo me agaché para escucharlo mejor, y él, sin decirme nada, señaló la punta de mi nariz. La idea me resultó absurda, pero sin titubear repetí su gesto, y en menos de un segundo, ya estaba parado frente al libro de mi pasado. Una diminuta mujer del tamaño de un brazo, vigilaba mis memorias. Yo me acerqué con cuidado, pero al ver mi rostro suficientemente cerca del suyo, entró en pánico inexplicablemente. Cuando estuvo más tranquila, ella me explicó que el universo al que yo pretendía entrar, era inconsistente y demasiado inestable. Entonces le conté que necesitaba saber lo que había sucedido, pues mi voz interior se había apagado. Ella me volvió a advertir que en el recuerdo, las palabras arden como el fuego, y en su memoria, reviven gravísimos fantasmas que torturan a la conciencia sin descanso. Quiero vivir en ello, dije. Necesito recuperar la culpa. Entonces lentamente, ella comenzó a llorar, y yo, haciendo a un lado el libro, le pregunté a que se debía la angustia. Ella secó sus lágrimas y me dijo. Yo sé que usted ha vivido incontables desgracias que ninguna conciencia estaría dispuesta a soportar. Yo me quedé atónito por su declaración, y entonces le repliqué. ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso has leído el libro? No lo he leído dijo ella. Pero sé lo que dice. ¿Y eso cómo es posible? pregunte confundido. Porque yo soy la voz que estás buscando.

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