¿Cuál es la diferencia entre un artista de la técnica, y un
artista del sentimiento? Si bien ambos dedican prácticamente las mismas horas a
su investigación, entre uno y el otro, se pueden encontrar algunas diferencias.
Todo artista suele cometer errores intencionalmente, como una forma segura de
aprender la lección. ¿Pero qué pasa cuando al volver sobre el asunto,
reincidimos en el hecho? Los hombres vanidosos, y en gran parte los ambiciosos,
se preocupan exacerbadamente por el arte de lo tangencial. Su objetivo está
focalizado en disfrazar el hecho, y no en desnudarlo. Buscan capturar la
atención a través de lo visual, quitándole trascendencia al mensaje que
comunican. En mi opinión y aunque parezca aburrido, si vamos hablar de
compromiso social, deberíamos desnudar al hombre, y no cubrirlo con nuevos y
costosos trajes. Vestirse bien te otorga aceptación, en cambio desnudarse es un
asunto de locos. Es una cuestión cultural. Los indios van y vienen desnudos, y
no les importa si están gordos o tienen el miembro chico. La verdad es que no
siento que la estética esté ligada a las personas de bien. De hecho creo que la
técnica en manos equivocadas, puede inyectarnos un mensaje deteriorado,
malintencionado, y obsoleto. Yo creo en el amor y la solidaridad, por eso más
allá de cualquier capacidad técnica, me quedo con las personas que conocen la
importancia de mostrar conformidad por aquello que les ha tocado. A mi entender
es la lucha lo que dignifica, y no el estatus social del cual formamos parte.
Estas personas sensibles y desinteresadas, han comprendido que solo valorando
las cosas simples, se puede encontrar belleza en lo cotidiano. Las admiro y las
respeto. Por sobre todas las cosas las admiro, porque sin ellas, no existiría
la voluntad de ayudar sin pretender algo a cambio. Veo en la política
norteamericana, una ambición partidista que bien sabe cómo disfrazar su
discurso, embelleciéndolo con toda clase de eventos superficiales, y
positivistas. A mi entender en términos artísticos, Norteamérica es como Walt Disney.
Nadie cuestiona su conocimiento técnico, pero su mensaje final, se opone en
todo a sus políticas internacionales. Por eso, en estos tiempos donde la forma
parece estar ganándole la pulseada al contenido, quiero dejar en claro una
cosa. Cualquiera puede apreciar y valorar una imagen por su belleza técnica,
pero no todo el mundo puede entender la poesía que reside en un sentimiento
legítimo. En este sentido se pueden diferenciar dos mentalidades en disputa. La
primera corresponde a quienes viven de lo inmediato, y eligen un producto por
su impacto visual, o técnico para el caso.
Generalmente estas personas, son acérrimos consumidores de la publicidad
televisiva, y los medios de prensa. La segunda mentalidad en cambio, evalúa el
producto, y lo selecciona a partir de una escala de valores que ha sabido
formar en base a sus experiencias pasadas. Esta mentalidad ligada a lo
sentimental, aprende a partir del yo, y no así del otro. Quémate tú mismo, y
podrás saber todo lo que implica quemarte. Estos hombres asumen el dolor como
experiencia propia, y hacen la diferencia contra todos aquellos que aprenden a
partir del dolor ajeno. Se habrá visto como día a día la política
norteamericana, utiliza civiles inocentes como blancos de prueba para evaluar
el potencial de su nuevo arsenal armamentístico. En este aspecto, el ingeniero
tiene la misma responsabilidad moral, que un artista de lo estético. Dedicar un
conocimiento tecnológico a la fabricación armas, es lo mismo que dedicar un
conocimiento estético a revestir y a disfrazar la verdad. ¿Ustedes creen que
estos hombres llamados a ser una potencia mundial, están trabajando por la
unidad y el bien común? ¿De verdad creen que es correcto destinar años de
estudio e investigación a un objetivo tan vil y desprestigiado como es la
guerra? Cosas así suceden cuando la ambición por un conocimiento técnico, se
desentiende de la responsabilidad moral que exigen los sentimientos. ¿Cuándo
llegará el día en donde el hombre aprenda que la construcción de una buena
moral, demanda el mismo esfuerzo que la construcción de una buena técnica? En
este mundo capitalista, el hombre ambicioso, no pierde tiempo en aprender la
técnica, pues bien sabe que mientras sirva a los fines del estado, este lo
recompensará con dinero. Del otro lado tenemos al hombre moral, que aun siendo
el encargado de regular esta ambición desmedida, es considerado por sus pares,
como un parasito supersticioso, idealista, e infantil. A mi entender todo
conocimiento técnico, debe estar asociado a los principios de la ética y la
moral. De lo contrario, casi sin saberlo, estaremos en complicidad con la
ambición ajena. Es aquí donde comienza y
termina el mundo que cada uno elige vivir.
Importante :
En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.
jueves, 23 de octubre de 2014
viernes, 3 de octubre de 2014
Envidia
Quizás esto que digo no venga sumar grandes cambios a mi
vida, pero sé que al menos, no pierdo nada con intentarlo. Volviendo al tema de
la envidia, yo creo en lo particular que este sentimiento, no favorece en nada
al hombre que proyecta ser una mejor persona. Mis razones son cortas, pero
estoy seguro que en estas palabras encontraré una nueva verdad. Si ves que te
cuesta valorar las cualidades del otro, probablemente la explicación esté
relacionada con tu inseguridad. Yo creo que las personas que se focalizan
únicamente en sus fallas, no pueden dar valor a sus virtudes. Para ser más
específico, es evidente que cada uno de nosotros, tenemos características y
conocimientos que nos diferencian del resto. Si entonces aprendemos a valorar
nuestras cualidades, es probable que se acaben los motivos para envidiar al
otro. Por eso a mi entender, la envidia no es otra cosa que una manifestación
de frustración y baja autoestima. Reconocer las virtudes ajenas, nos enseña a
respetarnos mutuamente. Es simple. Si consideras tu trabajo, y valoras tus
esfuerzos, no te resultará difícil estar a gusto con los demás. Es sabido que
las virtudes más trascendentes, provienen de la necesidad de mejorar. Crecer,
aprender, y resolver nuestros conflictos personales, nos ayudará a sacar de
adentro, todo eso que guardamos y necesitamos saber. Si eres una persona
envidiosa, tómate tu tiempo, y apunta tus aspiraciones hacia un objetivo
elevado. Piensa que para comprender el motivo de tu envidia, deberás
identificar el germen que lo produce. Una vez que lo encuentres, no permitas
que su naturaleza se mescle con todo lo demás. Separa los términos, divide los
conceptos, y atiende tus comportamientos. No pierdas tiempo en juzgar al otro.
No gastes saliva en ello. Concéntrate en ti. Si observas un mal comportamiento,
trata de capitalizar esa conducta y no la repitas. Habla con tu conciencia y
acostúmbrala a ser buena. Dale tus razones y así verás que con el tiempo, el
hábito se hará costumbre. Una vez que empieces a valorar las diferencias que
otros tienen contigo, comenzarás a sentirte más a gusto con el mundo. No corras
inútilmente. Deja ya de perseguirte la cola y recuerda que para contemplar una
verdad, primero debes aprender a pararte frente a ella.
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