Importante :

En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El Objeto

Realmente creo haber encontrado un sentimiento, que por años ha sometido el deseo del hombre, a una voluntad común. Es muy probable que mucha de la maldad que existe en nosotros, se deba a esta dependencia con la materialidad. Lo que comúnmente el hombre llama crecer, no es otra cosa que el desarrollo y la producción de nuevos contenidos, que a su vez le permitan revivir su capacidad de sorpresa. Puedo saber estas cosas porque también es cierto que si me ocurren a mí, deberían al menos ocurrirle a alguien más. La única forma de saber cómo destruir esta avaricia que alguna vez despertó en mí, es siendo analítico con la historia. Para empezar, desde niño yo sentía una libertad y un amor hacia la gente, que no tenía comparación con ninguna otra cosa que hoy pudiera sentir. Lo cierto es que toda esta necesidad de investigar sobre mí, no existía, dado que no tenía ningún tipo de preguntas que me quitaran el sueño. Siendo ya más grande comencé a sentir cierta incomodidad al observar cómo mis padres debían trabajar para que yo pudiera vivir sin preocupaciones. De esta forma una mañana, decidí que ya era el momento de hacer algo al respecto. Así fue como empecé a buscar trabajo. Por supuesto que salir de la comodidad no me resultó fácil, y mucho más difícil me resultó cuando me encontré con el mundo exterior. En pocas palabras, fui de mal en peor. Nadie quería darme trabajo y los que conseguía eran deshonrosos. Debía trabajar muchas horas por muy poco dinero. Fue en ese momento donde me di cuenta que si quería conseguir un trabajo mejor, tendría que esforzarme y superar mis defectos. Así fue como comencé a escribir y a dibujar. Empecé a producir mis propios contenidos para corregir lo que hacía mal, pero sin saberlo, no tuve en cuenta que este proceso también sacaría a la luz, lo peor de mí. Desarrollé un profundo odio que me alejó rápidamente de la gente, y me convirtió en una persona seria y amargada. Día a día me miraba el espejo, y no podía creer en lo que me estaba convirtiendo. Entonces decidí trabajar más duro para erradicar esta horrible oscuridad que me había invadido. Pero aunque lo intentaba una y otra vez, lo único que conseguía era profundizar más y más sobre mi mal humor. Años más tarde conseguí un trabajo estable que obtuve, no gracias a mis atributos, sino a los contactos de mi padre. El lugar era cómodo, la exigencia era poca, y el dinero era bueno. Lo primero que hice fue marcharme de la casa de mis padres. Lo cual recuerdo como una de las cosas más hermosas que me tocó vivir. Dicho sea de paso fue como soltar una dependencia. Cara a cara con la realidad y aprendiendo muchas cosas que antes no podía ver, mi producción artística se disparó exponencialmente. Así fue como decidí compartir mi alegría con el mundo. Comencé por abrir un blog de cómics, a lo que más tarde le siguió un blog de diarios, y como si fuera poco, sin perder las expectativas, hice lo propio con un blog de canciones, y un nuevo blog de videos. ¡Lo quería compartir todo! Quería que el mundo se diera cuenta que yo tenía la fuerza y el valor de combatir a favor de estos nuevos ideales. Sin embargo mi propuesta no tuvo el éxito que esperaba. Con el advenimiento de Facebook, empezaron a aparecer nuevos artistas que eran indefinidamente más talentosos que yo. Con lo cual no pude menos que comenzar a sentir cierta decepción. ¿Qué estoy haciendo? ¿Que buscó conseguir publicando mis trabajos? ¿Para qué trabajo? Estas y muchas otras preguntas fueron abriéndose camino dentro de mi vida cotidiana. Pero yo no quería bajar los brazos, pues aún la batalla no había terminado para mí. Fue por esa razón que comencé a incluir nuevas herramientas con las cuales poder aumentar la calidad de mi producción. Una de ellas fue la cintiq. Un monitor sobre el cual podría mejorar considerablemente mis dibujos. Me costó mucho trabajo, pero finalmente lo conseguí. Más tarde, al ver que la gente seguía sin darle importancia a mi trabajo, mi necesidad de nuevas herramientas volvió. Entonces comencé a buscar algo que me permitiera dibujar en horas de trabajo. Meses más tarde apareció en el mercado, la cintiq compánion. Este objeto era formidable, ya no tendría límites para decir lo que pensaba donde fuera que estuviese. Todo era maravilloso, hasta que comencé a descubrir una característica de mi persona, que con el tiempo se estaba profundizando cada vez más. Había generado una creciente dependencia hacia un aparato tecnológico que independientemente de sus posibilidades, no dejaba de ser un objeto. Yo no quería dependencia, lo que quería era libertad, tanto de cuerpo como de espíritu. Así fue como se abrió este dilema, que hoy ocupa la mayor parte de mis reflexiones. Tener una cintiq compánion era una decisión fácil, pues sin dudas me facilitaría mucho el trabajo, sumando mayor y mejor calidad a mis dibujos. Pero por otro lado, la realidad es que desde muy niño lo que yo quería encontrar, era la verdad del hombre. De ahí en adelante supe que no podría resolver mi problema, valiéndome de un objeto que sabe cómo hacer para embellecer los defectos. Por eso es que aún sin haberlo resuelto, sigo pensando.

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