Importante :

En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.

viernes, 25 de marzo de 2011

La Lógica del Dolor Humano (parte 2)

Hoy tuve la ligera impresión, de haber comprendido porque el hombre en estos días, no sabe, o no alcanza a entender, lo valioso e importante que es el dolor emocional. Éste dolor del que hablo, se presenta para la gente, como algo indefinido e ilusorio. Y es lógico que esto suceda, pues el hombre de hoy, se niega a creer en aquello que no puede ver a simple vista. Dolores como la tristeza, la angustia, o la ansiedad, no parecen aportar, al menos empíricamente, ningún saber o enseñanza. Sin embargo estos dolores emocionales de los que hablo, tienen una cosa en común, todos ellos despiertan en nosotros, un ferviente deseo de hacer algo que nos ayude a curarnos. Ahora, sí bien a hay muchas maneras de calmar el sufrimiento del alma, sólo me concentraré en destacar dos casos opuestos, que sin duda, servirán de ejemplo para quien esté por tomar una decisión. En el primer caso cuando un hombre padece de angustia, inmediatamente busca encontrar una persona, que le ayude a mitigar su dolor. Claro que esta es la salida más común, y a la que por lo general, recurre la mayoría. Pero en el segundo caso, la solución es distinta, pues en lugar de canalizar el dolor sobre otra persona, lo canalizamos a través de una vía artística. De esta forma la creación se hace ineludiblemente bella, pues ha nacido de una necesidad real. Por eso no importa qué tipo de dolor estemos atravesando, con paciencia, dedicación, y trabajo, se establecen todas las condiciones necesarias, para convertir el dolor, y la carencia, en alegría, y devoción. Y todo ello es posible, si aprendemos a confiar en nosotros mismos. A decir de mí, no me gusta construir una amistad por una carencia, que sé que yo mismo puedo resolver. No me caben dudas que ambos casos, tanto el primero como el segundo, son difíciles, e igualmente válidos. Pero hay que aclarar, que no siempre se puede decidir, con total libertad, lo que uno quisiera hacer. Pues el instinto muchas veces nos hace tomar medidas, que no siempre tienen una explicación lógica. En mi situación personal, yo no he podido elegir con holgura, dado que crecí sin tener un hombro donde apoyarme. Cada vez que me vencía el cansancio, y caía preso de la incredulidad, me aislaba del mundo, buscando refugio en mi interior. Pero han pasado muchos años, y desde entonces, yo he aprendido a cumplir con esta sentencia, a cambio de una pequeña porción mensual, del codiciado néctar de la plenitud, el mismo que se obtiene a razón del esfuerzo realizado. De todas formas, no estoy interesado en desentenderme de mi dolor, para buscar resguardo en otra persona, pues no puedo dejar de sentir, que por ese camino, perderé la cualidad de iluminarme por mí mismo, a causa de generar víctimas ajenas a mi propio dolor. Está comprobado que la gente, necesita consumir el dolor que otros manifiestan, porque sólo de esa manera, logran obtener un poco de consuelo, para sus propios dolores. Esto no está mal, yo lo hago todo el tiempo. Pero de alguna forma esta condición, es el eslabón que cierra la cadena, de una sociedad que pide a gritos, un poco de contención para aquello que finalmente, nunca podrá sanar. La herida del alma. El ser humano debería aprender a hacerse cargo de su propio dolor, como el escultor se hace cargo de su arcilla, o como el músico hace lo propio con su instrumento. Si todos comprendiéramos esto, el propósito de alcanzar un elevado estatus social, se reemplazaría por el propósito de obtener mayor sabiduría para crear.

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