Importante :

En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.

domingo, 24 de marzo de 2013

Volver a Deshabitarme

Cuan común y habitual tiende a ser esta forma de vivir. Que repetitivo y hostigador es el caminar por la casa sin un rumbo fijo. Yo lo sé, por qué me ha pasado siempre, pero también lo confirmo, por qué me está pasando ahora. Nunca en mi vida he podido entender cómo prefiero hundirme en el aburrimiento, antes que telefonear a mi familia, o a mis amigos. A veces pienso en la muerte con naturalidad, y es allí cuando me doy cuenta de que el tiempo me ha envejecido prematuramente. Confío en que todo lo que no protesta, duerme sin castigo. Sin embargo entiendo que esta es una opinión personal y subjetiva, pues dadas mis condiciones, la postura que he tomado, no se aplica sino más bien a una pequeña minoría de solitarios y perezosos. Siempre que camino por la casa, me doy cuenta de que hay algo en mí que debo resolver. Lo sé porque a mis lados, se extiende la misma pregunta una y otra vez. Es por eso que acostumbro a darme fuerzas, con las esperanzas de que esta vez, podré entender el problema. Espero que así sea, pues de lo contrario, acabaré por fumarme los últimos cigarros que me quedan. Quien pudiera ser aquel que asistiera a mis cuestionamientos, sin llegar a señalar que todos estos temas, lo abruman. La verdad, es que esa es una de las razones por las cuales no frecuento amistades. No es que me crea especial, es solo que hay dos cualidades en mí, que me hacen ser diferente a los demás. Me refiero a mi inagotable silencio, y por supuesto o a mi incansable necesidad de reclusión. Ya lo he hablado antes, y es por eso que nadie espera de mí, que lo recuerde en su cumpleaños.  Por eso siendo más analítico, podría señalar que tal vez lo olvido, porque siento que no tengo nada que festejar. Quién lo diría… tan cerca de mí, pero tan lejos de la gente. Supongo que mi filosofía no se ha modificado en absoluto desde la última vez que estuve con ella. Yo sabía interiormente que la relación, no iba a poder resistir esta mordaz introspección que llevo dentro. Desde que tengo uso de razón, casi podría decirse que el silencio, es el que ha estado trazando mi trayectoria hasta el día de hoy. Una y otra vez voy y vengo, pero siempre con la misma finalidad. Desaparecer. ¿Puede un hombre desaparecer del mundo? Claro que sí puede. Más aún, sostengo que en ocasiones hasta he llegado a desaparecer de mí. Lo recuerdo bien, fue como si por un instante, todo mi cuerpo, hubiera quedado deshabitado. Aquel capricho de soñar despierto, me devolvió la chance de escapar hacia una realidad, que yo creía imposible. Como quisiera poder deshabitarme a mis anchas, pues ahora sé que la verdad de lo que somos, no nos dejará hasta no haber partido.

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