¿Si sacrificamos a los animales para poder comer, por qué
está mal visto que el hombre se sacrifique a sí mismo para qué otros puedan
comer de él? Tú te preguntarás ¿pero quién pudiera alimentarse de un hombre?
Pues no sé si pueda responder esa pregunta con exactitud, lo que sí puedo
asegurar es que el hombre transmite nutrientes, no sólo de sus pensamientos,
sino además de su estado emocional. No toda comida es materia sólida. El hombre
también genera un alimento que es en todo necesario para la vida en la tierra.
Ese alimento del que hablo existe en abundancia, y son los mismos sentimientos
que se forman al estrechar lazos, tanto entre los suyos, como entre
otras especies. Como alguna vez dije, no sólo somos seres receptivos, sino que
además somos transmisivos también. En este sentido yo creo firmemente, que el
dolor ayuda a fomentar la sensibilidad, tanto como puede hacerlo la alegría.
Para ilustrarlo de forma más clara, imagina lo que ocurre cuando te lastimas.
Primeramente sientes dolor, y sales de tu estado de comodidad. Luego pasas un
tiempo en cuarentena, y finalmente cuando te curas, ingresas nuevamente a tu
normalidad. Ese cambio de una instancia a la otra, produce una sensación de
placer por contraste. Antes estábamos mal y ahora estamos bien. Esto restaura
por completo nuestras energías, pues en temas como la salud, solo comenzamos a
valorar después de haber perdido. Así es como aprendemos a resistir cualquier
enfermedad, pues sabemos que en la mayoría de los casos, el tiempo nos
devolverá tarde o temprano la salud que hasta entonces tuvimos. En el caso de
quienes buscan generar placer es distinto, pues al acabarse el goce, caen
bruscamente hacia su normalidad. Lo cual implica una depresión anímica, que
muchas veces se vuelve tan intolerable, que el sujeto acaba por reincidir en el
hecho. He aquí el porqué de las adicciones. Cualquiera que alguna vez haya
tenido una experiencia gratificante, sabe muy bien todo lo difícil que resulta prescindir
de ella. Por eso sin extenderme demasiado en el análisis, diré que esta breve
reflexión solo intenta ejemplificar, estos dos patrones de comportamiento que
gobiernan la voluntad del hombre. De ninguna forma me propongo juzgar si alguna
de las dos posturas es la correcta. Sólo señalaré mi ejemplo, como un probable
practicante del dolor. En el caso de quienes sufrimos, bien vale la pena
aclarar que cualquier malestar que pudiéramos tener al respecto, bajo ninguna
condición se relaciona con un flagelo voluntario, o represivo. El dolor
independientemente de si lo estemos buscando o no, tarde o temprano llega. Y es
por esa razón que agonizar es propio de cualquier forma de vida que se digne a
sobrevivir en este mundo. En otras palabras, negar la agonía, es negar la vida.
Por esa razón, todo dolor y sufrimiento que padecemos naturalmente, se
transforma en placer al momento de sanar y curar nuestras heridas. Así que todos aquellos que se precien en adorar el bienestar, también deben
tener en cuenta que el sufrimiento y la agonía forman parte de un mismo
proceso.
Importante :
En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
domingo, 24 de noviembre de 2013
Embellecer la Desgracia
Habiéndome sentido sumamente desamparado, comencé una vez más a cuestionar todo lo que hasta entonces creía como cierto. ¿Por qué duermo tanto? ¿Por qué estoy tan sólo? ¿Por qué me niego a estudiar una carrera? ¿Por qué teniendo en claro lo que siento, me cuesta tanto comunicarlo? Éstas y otras preguntas empezaron a dar vuelta en mi cabeza. Por supuesto que más allá de todo lo hecho, mi desconsuelo es tan fuerte, que no puedo menos que empezar a dudar de mí. Muy en el fondo tengo bien en claro que si entonces alguien lograra desmentir todo lo dicho hasta aquí, ya no me quedaría más alternativa que abandonar mi lucha. Es muy probable que esté equivocado, quizás todo lo pensado, haya sido sólo un pretexto para esconder mis fobias. La verdad no puedo asegurarlo. De lo que sí estoy seguro, es que defendí, amé, y cuidé de mi soledad, con el único motivo concreto de seguir adelante. Mientras pienso en todo esto, apago la televisión, y termino mi comida en silencio. Estaba jugando San Lorenzo con Rafaela, pero si bien es un partido decisivo, de pronto el fútbol como cualquier otra cosa que pudiera ver en la televisión, sólo consigue aturdirme. Así que al finalizar mi cena, voy a la cocina, me preparo un mate, y salgo al balcón a reflexionar un poco. Las noches de verano tienen un encanto singular. Me siento en la reposera, y me dejo invadir por las contradicciones y las desgracias en las cuales estoy inmerso. Rápidamente tengo la ligera impresión de que tanto el hombre como la mujer, son exactamente lo mismo, y que por mucha adoración que yo pudiera tener hacia el sexo opuesto, aún ninguna de todas ellas acaba por dejarme una bonita impresión. No quiero parecer misógino, pero muchas mujeres se ponen eufóricas hablando del amor, mientras que por otro lado no dejan de obsesionarse con su apariencia física. La fealdad y el envejecimiento forman parte de la vida, y aun padeciendo cualquiera de estas dos, no por eso dejas de ser proclive a enamorarte. En este sentido yo creo que la distancia despierta en el corazón un amor platónico, que más tarde con el contacto físico, se convierte en excitación. ¿Has presenciado alguna vez como todo lo bueno que imaginabas de una persona, se destruye cuando invades su privacidad? Quizás sea por esto que me cuesta tanto desprenderme de este lugar, pues aquí estoy yo, conversando cara a cara conmigo mismo. Eso es todo lo que necesito. Nadie me dice lo que debo escribir, ni cómo debo pensar, ni tampoco lo que debo proteger. Es este mi más profundo deseo, solo quiero poder ver las cosas tal y como son. No me asusta desglosar la hipocresía, ni me entrego a todas aquellas cosas que hasta entonces se daban por entendidas. Por eso yo pregunto. ¿Qué sería del corazón de un hombre si no tuvieran la humildad de saber reconocer sus propias debilidades? En eso radica la clave para crecer. Cuestiona siempre tus impulsos, y recuerda que si estás aquí, es porque la vida te ha dado la oportunidad de luchar por un cambio justo y desinteresado. Es muy probable que aún sigas teniendo ambiciones materiales. Al menos yo creo que todos las tenemos. Es lícito procurarse nuevas herramientas con las que poder embellecer tu verdad. Pero aunque no quieras reconocerlo, nadie podrá experimentar en profundidad lo que estás sintiendo. Dado que mientras tu padeces cada trazo de tinta, los demás sólo ven los detalles estéticos que con muy poco, describen la raíz del asunto. Hermann Hesse ha dicho que solo el hombre puede interpretarse a sí mismo. Más allá de todo el trasfondo de estos asuntos, solo una cosa es cierta. Tu verdad se ha vuelto invisible a los ojos de la gente que te rodea. Entonces yo pregunto ¿qué valor puede tener un reconocimiento, si en el fondo nuestras intenciones no fueron comprendidas? Pienso que el arte es un medio que nos ayuda a sostener en el tiempo, los valores que tanto trabajo nos costó forjar. Al menos por ahora así lo entiendo yo. Sin embargo la crítica de la gente es demasiado fuerte como para no buscar la aceptación del otro. Aun así es claro para mí que la lógica de los sentidos se construye dialogando con el pasado del que venimos. Contrariamente a lo que suele pensar la gente, toda enseñanza demanda cierto sufrimiento. Quizás el hombre de hoy busque el placer sin preocuparse por interpretar su dolor. En muchos casos he visto algunos sujetos que a pesar de poseer una gran inteligencia, han perdido toda capacidad de dialogo interno. Aun así, el hombre siempre buscará la forma de llamar la atención. Por eso todo aquel que requiera la aceptación de los demás, debería procurar decir la verdad, sin asustar al otro con su costado más crítico. A mi consideración el arte tendría que ser usado precisamente para embellecer la desgracia. Sin embargo esta incertidumbre que generalmente padecemos, necesita de un tiempo prudencial para reestablecerse y ser equilibrada. Pues el entorno siempre produce un ruido que en la mayoría de los casos, colisiona con la voz interior que todos llevamos dentro. Muchas veces nuestra propia confusión nos lleva a buscar respuestas en una sociedad que se opone en todo a nuestras convicciones iniciales. Por eso es que aun sabiendo de nuestra tendencia al error, es lícito comprender que lo esencial no ha de cambiar nunca. Tener contacto con nuestro yo más interno, nos ayuda a sostener en el tiempo el equilibrio necesario para continuar con la lucha. Cada instante de dolor y sufrimiento, desencadena una crisis interna que contribuye a fortalecer el espíritu, sometiendo a juicio todas esas verdades que supuestamente se dan por entendidas. Por esa razón más allá de cualquier "beneficio" que pudieran ofrecernos, no se deben humillar nuestras necesidades, sin antes salvaguardar y proteger estos ideales que día a día fuimos construyendo. Hasta aquí defendemos lo que hemos hecho, pero mañana haremos lo propio con estas nuevas cosas que hoy vamos comprendiendo. Para ponerlo en otros términos, la energía del hombre es como un toroide que se retroalimenta de sí mismo. Y es por eso que nadie mejor que uno, para desglosar las verdades y descubrir lo que debemos hacer. No es necesaria ninguna otra responsabilidad más que la de existir para cumplir desinteresadamente con estas condiciones puras, que nacen desde la más clara sinceridad. La sinceridad de ser siempre uno con la historia.
viernes, 22 de noviembre de 2013
Compadecer al Yo
Si bien no puedo escuchar lo que sale de tu voz, quisiera
preguntarte. ¿A quién le hablas? ¿Me hablas a mí? ¿Te importa lo que pienso?
¿Qué esperas que diga, acaso crees que puedo responderlo todo? ¿Acaso alguien
puede hacerlo? Creo que para sentir a veces hay que enjuagar la cabeza en la
zanja de los recuerdos. Lo único cierto es que hoy vi como unos árboles se
agitaban coreográficamente con el viento, destruyendo a su paso, cualquier
estupidez del hombre.
Quisiera al menos que tuvieras en cuenta que no por gustarme
la soledad, estoy exento del dolor que esto implica. Bien me debería resultar
fácil describir lo que siento entonces. Seguramente de alguna forma estar solo,
es similar a conformarse con lo que nos pasa, naturalizando cada angustia como un suceso imposible de evadir. Cuando uno está solo, es
común volverse perezoso, de forma tal que solo trabajamos cuando la necesidad
así lo indica. Por otra parte nos acostumbramos a desasnar y justificar nuestra
profunda necesidad de silencio, con el único objetivo de serenar las ideas.
Sabemos que hay una carencia, pero por otro lado también existe una realidad
que nos ha llevado a tomar esta decisión. Ignorar o no sus razones, dependerá
de cuan fuerte sean nuestras convicciones sobre el asunto. Por supuesto que a
medida que más nos alejamos de la niñez, más fuerte se vuelve la necesidad de
encontrar alguien en quien poder confiar. Sin embargo así como es fuerte la
necesidad, también es fuerte la nostalgia por todo lo que hemos hecho.
Seguramente, tú estarás leyendo esto desde algún futuro que yo hoy no puedo
imaginar. Por esa razón quisiera saber. ¿Es acaso la felicidad algo que vuelve
mejor al hombre? ¿Te sientes más fuerte ahora que puedes compadecer a quienes
no tienen pareja y están solos en el mundo? Si es así como entonces se dieron
las cosas, no me queda ya más nada por decirte, dado que la verdad es que no me
gusta que me compadezcan. Supongo que a medida que veo pasar el tiempo, mi vida
va siendo cada vez más caótica. Duermo mucho, como demasiado, y a medida que
pasa el tiempo también es cierto que trabajo menos. Por eso aunque no me guste hacer el papel de víctima, creo que por otro lado lo merezco. Se hace probable
la sospecha de que no quiera reconocer que la disconformidad solo se resuelve
obteniendo lo que anhelamos. Pero entonces pregunto, ¿estamos seguros de que
obteniendo lo que anhelamos, dejaremos el dolor atrás? La verdad es que no lo
sé. Lo que sí sé, es que ningún anhelo puede sostener en el tiempo, los cambios emocionales que suceden en el interior del hombre. Quizás quemarme una y otra vez sobre la misma herida haya
sido un error. Ahora dime, ¿Cómo se siente tener aquello que tanto soñabas? Si
acaso has encontrado el amor, me gustaría que enviaras al pasado una
descripción de esta persona, solo para saber si ella es lo que imaginábamos.
Más que ningún otro atributo, me gustaría saber si entonces le gusta el arte.
Dime pues, ¿tiene valores morales, o simplemente se comporta impulsivamente?
Quisiera saber si sabe dar valor a su sufrimiento, o suele compensar sus
carencias comprando ropa nueva en el shopping. Me pregunto si te acordarás de
mí de vez en cuando, pues imagino que ahora ya no tienes tiempo para mirar a
atrás. Más allá de todo, ahora que has abandonado tu soledad, nada más quisiera
yo, que me dijeras si todo lo que hasta entonces hemos hecho, te ha servido de
algo. Pues si no es así, ya no sé qué hago aquí escribiéndo.
lunes, 18 de noviembre de 2013
Exaltar los Sentidos
Confío más en el sentimiento de un niño, que en el
razonamiento de un adulto. Supongo que por eso sostengo mi temprana decisión de
estar solo. Entiendo que las cosas más importantes se aprenden en la infancia,
porque es en esa edad cuando más receptivos a la información estamos. A mi
entender esto se debe a que aún no tenemos formados nuestros valores, y así
diferenciamos con más facilidad el bien del mal. Con respecto a esto puedo
decir que mi vida carece de amor, y nada más quisiera yo que poder explicar el
porqué. La mujer siendo un ser humano que razona y explica su mundo, sabe
elegir entre sus pretendientes a quien más "le conviene". Por esa
razón los prefieren atractivos, e inteligentes. Se podría decir que en su
defecto, les gustan los muchachos impulsivos, esos mismos que reaccionan sin
pensar demasiado las cosas. Todo se construye en base al oportunismo, pues
siempre se fijan en el beneficio que pudiera ofrecerles el otro. A mi entender
eso no es amor. El amor ocurre de otra forma, y en cualquier caso supone un
desinterés que no puede ser explicado con palabras. Si bien el amor es algo
hermoso, no por esa razón se convierte en algo imprescindible para vivir. Hay
que saber diferenciar el sentimiento del oportunismo, pues en ningún caso son
lo mismo. Supongo que esta es una de las razones por las cuales aún estoy solo.
Porque mi corazón aún no encuentra motivos para abandonar su soledad. No hay en
el mundo nada más cierto que lo que aquí escuchas. Estoy en paz, cara a cara
conmigo mismo, ¿y de qué forma podría yo querer engañarte o mentirte, sabiendo
que el primer perjudicado sería yo? Entiendes ahora la situación. No tienes por
qué dudar de mis palabras, pues aun sabiendo todo lo que a tus ojos se presenta
como cierto, nada resulta ser más transparente que este contacto que aquí
tenemos. Seamos francos, el pasado continuará vivo en la medida que mejor nos
acerquemos al desinterés. Es vital aprender a encontrar la gratitud en las
pequeñas cosas. Todo lo demás son quimeras. Hay tantas mentiras en este mundo
que se hace vital encontrar un lugar donde poder descubrir la verdad de lo que
nos pasa. La gente solo quiere eso. Interiormente pocos saben definir con
claridad lo que están buscando, y es por eso que hoy se vuelve tan valioso este
sencillo elemento que nos engloba en el tiempo. La gratitud.
Cuantos menos elementos componen tu vida, mejor entiendes
que cosas son esenciales y cuáles no. Pienso en la popularidad y me doy cuenta
que si una mujer consigue fama y fortuna por ser linda, ¿cuáles son entonces
los atributos de aquel artista que logra llamar la atención de los demás? ¿Quien dictamina si algo está bien o mal? Si bien es
lógico el beneficio que representa este reconocimiento, de una cosa estoy
seguro. La disconformidad siempre busca exaltar los sentidos.
jueves, 14 de noviembre de 2013
El Niño
Me pregunto ¿por qué cada vez que hablo sobre mis valores de solitario, siento que estoy oponiéndome a todas las creencias del ciudadano medio? Al menos para mí, no es fácil analizar a la sociedad, sin exaltarme con algunas de mis reflexiones. Reconozco que si todos pensaran como yo, el hombre se volvería demasiado austero en su proceder. Sin embargo algo de todo esto, me seduce más que ninguna otra cosa. Saber que soy la oposición, me devuelve cierto protagonismo dentro de la ciudad. Hay un modo de vivir que también es posible y aunque todavía no pueda destrabar la psicología del asunto, estoy seguro que poco a poco me voy acercando. Existe un periodo de estabilidad en la familia, que a mi entender sucede cuando los chicos son pequeños. Esa estabilidad se sostiene en base a la soledad, y al desinterés sexual de estos niños. Su pureza radica en esa virginidad. Se puede ver como el equilibrio familiar desaparece cuando esos niños crecen, y guiados por el instinto del ser humano adulto, cambian su inocencia por sexualidad. Ninguna familia puede sostener su equilibrio, si ninguno de sus integrantes es puro de corazón. Dicho sea de paso es potable la sospecha de entender cómo los celos del padre se gestan a partir de saber que su hijo o hija, pueden formar pareja con otro. En mi análisis queda expuesto como la naturaleza inmaculada del niño, les recuerda a quienes se han corrompido, que existe una forma desinteresada de vivir las cosas. En su mayoría el hombre ya no sabe cómo mostrarse agradecido de estar existiendo, y es por eso que necesita estar cerca de alguien que si lo este. Aunque suene absurdo esto que estoy diciendo, no existe nadie más calificado para esta tarea que el niño. No quiero parecer grosero, pero a veces el niño es el eslabón que sostiene la unidad familiar. Sin él, todo es sumamente prescindible. Sin embargo según mi análisis, hay muchos seres en edad madura que aún sostienen la pureza del espíritu. Estos hombres valientes han decidido enfrentar la vida, erradicando desde adentro todo el odio que podría generar la pérdida de su espacio propio. Estar con otra persona en pareja les demandaría atención, y nada más quisieran ellos que tener su cabeza libre para poder pensar en todo lo que se les presente. Estos seres de los que hablo, han sabido defender su lugar de trabajo, sosteniéndolo y privilegiándolo a través del tiempo. Han sido responsables tanto en su conducta como en sus valores, de forma tal que aun habiendo sido repudiados, llevaron adelante con fe ciega sus convicciones. Hoy son ángeles que se protegen al mismo tiempo que cuidan el bienestar de los demás. Nada más quisiera yo, que ser digno de estar entre los suyos. Peleando día a día por defender y santificar la pureza inmaculada de estar existiendo en este mundo.
Volver a lo Mismo (notas sueltas)
Las cosas más importantes, son las más difíciles de
entender. A veces la conciencia se repite para obligarnos a volver sobre lo
mismo. Es increíble contemplar como las decisiones que tomamos influyen con el
tiempo, en nuestro carácter. Parecerá reiterativo hablar una y otra vez de lo
mismo, pero los cambios siempre suceden de la forma menos pensada. Una decisión
sostenida a largo plazo, puede modificar nuestro temple, transformándonos en
algo que nadie hubiera podido adelantar. El silencio siempre nos acerca a la
verdad, y es por eso que ciegamente voy camino a descubrir aquellas cosas de mí,
que aún desconozco.
Quisiera destacar lo difícil que resulta tener fe y sostener
en el tiempo, esto que digo. Sobre todo cuando no tenemos al rededor, a nadie
que acompañe nuestras creencias. Es muy fácil ceder a lo que alguna vez creímos
como cierto, y esto se debe a que la mayoría de las verdades si bien se pueden
sentir, son a su vez fáciles de olvidar.
La mayoría de las veces la gente se enamora a través del
respeto hacia el otro. Pero yo quisiera subrayar que en ningún caso se deben
mesclar estas dos palabras, que en todo difieren la una de la otra. El respeto
siempre impone un alto, mientras que el amor da lugar al avance. En este caso,
es menester separar los sentimientos que uno tiene hacia el otro. Podríamos
decir que cuando uno se enamora, la idea de perder a quien se ama, representa
un dolor que pocos estarían dispuestos a soportar. Porque enamorarse también es
sufrir, todo lo que viene después, es otra cosa. Ahora mismo acostado en mi
cama, no me siento muy bien. Estoy triste y dolorido, pero también sé que este
sentimiento siempre está enseñándome a pensar la vida como lo que es. Tú te
preguntarás ¿Que es la vida? Pues bien, la vida es solo un pasaje a lo
desconocido.
Estas palabras que escuchamos generalmente toman el
protagonismo de nuestros pensamientos. Por esa razón nos afecta tanto cuando
presenciamos el error. Porque es como si algo de lo que nosotros pensáramos, estuviera
agonizando. Por eso sufrimos frente a la equivocación. Condenamos a quienes
titubean en su discurso porque nos da miedo perder el control sobre lo que
sentimos. Esto nos demuestra una vez más que no se puede asimilar una verdad,
sin antes haberla comprendido.
Nada cuesta más para el hombre, que formar valores que lo
ayuden a organizar su vida. Por eso romper con esa búsqueda, sería lo mismo que
regresar al caos que tanto nos lastimo alguna vez.
Las palabras se pueden usar para decir cualquier cosa, tanto
al derecho como al revés. Siendo este concepto una verdad que nos involucra a
todos, yo pregunto. ¿Qué es lo que dictamina la verdad de una oración? En este
caso para mí lo que sostiene una frase, no solo es la seriedad del asunto, sino
que además es el sentimiento con la que fue escrita. Reconozco por supuesto que
la palabra debe ser vivida tanto en la teoría como en la práctica. ¿De lo
contrario como podríamos corroborar la pureza de un enunciado?
En este sentido sabemos que hay gran diversidad de valores,
creencias, y opiniones al respecto de cómo uno debe vivir. Por eso es que no
existirá jamás una sola verdad que nos englobe a todos. En común con esto
sabemos que necesitamos comer, ir al baño, y dormir. Pero para poder
procurarnos estas tres cosas, necesitamos dinero. Allí es donde comienzan a
aparecer las obligaciones del hombre. Estudiar para llegar a obtener un
trabajo, con el cual pagar la comida, la renta y los servicios elementales...
luz, agua, y gas. A mi entender una vez que estas cosas están en su lugar, lo
próximo que queda por hacer, es ocuparnos de nosotros. Bien sabemos que aquí es
donde cada cual decide el camino a seguir. En esta etapa decisiva, comenzamos a
construir esos valores y creencias que nos acompañarán el resto del camino.
Principalmente sucede que cara a cara con la realidad, el
hombre suele sentir una carencia. Y para la mayoría de nosotros, ese contacto
crudo con la realidad, junto con el inminente deseo sexual, se transforman en
un motivo más para abandonar la soledad. Sucede que el hombre común si bien
siente curiosidad por esas cosas que van más allá del instinto, socialmente
antes que padecer el anonimato, prefiere ser aceptado. Para todo ello hay una
corriente que nos simplifica la tarea de encontrar las verdades. Resumiendo la
historia....Vayamos a lo seguro.....es más rápido si dejamos los
cuestionamientos a un lado. Siendo el hombre un animal sumamente caprichoso y
endeble, la elección en la mayoría de los casos, se vuelve sumamente
predecible. Parece estar comprobado que todo contacto con el dolor, no solo
deja una cicatriz, sino que al mismo tiempo nos aleja cada vez más de nuestro
primer objetivo. La felicidad. Habrá que repudiar entonces todo lo que nos
lastima. La gente feliz no sufre a voluntad, pues siempre hacen aquello que los
demás dicen. Total la verdad esta consumada, y no hay mucho que se pueda hacer
al respecto. Yo pregunto ¿Quiénes serán los ogros que deliberan si algo de lo
que hacemos está bien o mal? Supongo que para muchos es la sociedad. Para mí es
uno mismo.
Pienso en mi objetivo y me doy cuenta que de ninguna manera
tiene que ver con casarme, vivir de lo que me gusta, o dibujar compulsivamente
esperando reconocimiento. Si bien todas estas cosas son gratificantes, el
objetivo principal para mí, es alcanzar la verdad. Y para ello entiendo que la
privacidad, el silencio, y la soledad, son sustanciales para encontrar la forma
de decir algo que valga la pena escuchar.
Existe un periodo de estabilidad en la familia, y a mi
entender es cuando los chicos son pequeños. Esa estabilidad se sostiene en base
a la soledad, y al desinterés sexual de estos niños. Su pureza radica en esa
virginidad. Se puede ver como el equilibrio familiar desaparece cuando esos
niños crecen, y guiados por el instinto del ser humano adulto, cambian su
inocencia por sexualidad. Ninguna familia puede sostener su equilibrio, si
ninguno de sus integrantes es puro de corazón. Comenzar una relación de pareja,
en definitiva es como pensar en otro alguien que no es uno mismo.
martes, 12 de noviembre de 2013
El Precio de Ser Indiferente
Me siento un poco estúpido abriendo mi diario sin saber cómo
explicar esto que siento. Supongo que aunque no lo quiera reconocer esta es la
función que cumplo. No creo ser indiferente a todo lo que ocurre, dado que mal
o bien mi experiencia también contribuye a interpretar la función del hombre en
la tierra. Si bien a nadie le importa saber de mí, debo reconocer que a mí
tampoco me interesa saber de los demás. Cada quien sabrá juzgar su
comportamiento. No soy un mal tipo, aunque a veces tomo decisiones equivocadas,
no por eso soy una mala persona. No voy a negar mi ineptitud en determinadas
áreas, pero así como no niego esto, tampoco dejó de reconocer mis cualidades.
No soy todo lo brillante que quisiera ser, pero mientras el tiempo siga
trayéndome respuestas, continuaré con lo dicho. Voy a reconocer que tengo un
poco de miedo por esto en lo que me estoy convirtiendo. Tal vez debería volver
al curso de dibujo, estoy seguro que eso me ayudaría a evadirme un poco de mis problemas. Pero no creo que lo haga, pues no se puede ser profundo en la
palabra, si entonces el dolor desaparece. Ahora mismo me estoy dando cuenta de
cómo la miseria de vivir humildemente, nos ayuda a formar un criterio válido
para opinar sobre el inagotable dilema que implica estar existiendo en un
cuerpo destinado a desaparecer. Si me preguntarán por qué reivindicó el dolor
del hombre, les diría que mi voz tiene más fuerza cuando se apoya sobre la
sinceridad de un sentimiento legítimo. A veces no me resulta tan terrible el
hecho de llegar a la muerte, dado que si entonces encontrara una razón válida
para hacerlo, quizás podría desprenderme sin recelos. Sufrir es horrible y por
supuesto que en su mayoría nadie quiere padecerlo. Pero entonces díganme,
¿acaso se puede cuestionar el valor de aquellas personas que han sido
sentenciadas a vivir bajo estos condicionantes? Todos sabemos que las personas
que lloran a los desdichados, son las mismas que ignoran y marginan a otras
tantas que se encuentran en condición de calle. De cualquier forma, no es lo
mismo llorarse así mismo, que llorar a los demás. Hay una diferencia sutil. Uno
padece, mientras que el otro compadece. Más allá de todo lo que perece, hay
determinadas experiencias que duran para siempre. Por eso el ser indiferente a
tales cuestiones, demanda un costo altísimo para quienes pretenden alcanzar la
verdad.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Memorias del Subsuelo (Análisis)
Reconozco que no me gusta leer a otros autores. Principalmente porque cada uno de nosotros, tiene una forma particular de entender las cosas, y a veces la palabra ajena, termina por aplastar toda subjetividad sobre el asunto. Sin embargo hay ciertos pasajes en el pensamiento de Dostoievski, que bien quisiera yo destacar. En su libro "Memorias del subsuelo", el habla mucho acerca del fin último de cada ser humano. Y describe todo lo difícil que resulta aprender a oponerse a la ambición material. Su lema es el conformismo y la aceptación. Digamos que en su tratado, expone la crueldad de ciertos personajes que con sus acciones, contradicen todo aquello que manifiestan sus palabras. En definitiva sostiene que la culpa nos enseña a ser mejores, y señala que ese aprendizaje, no viene acompañado sino de largos y profundos sufrimientos, que en toda su gloria, nadie estaría dispuesto a soportar. En su mayoría, la gente simplemente ha dejado de creer en este pensamiento. Pues como alguna vez dije en el pasado, es mucho más fácil obedecer la voluntad común, que seguir la propia. No voy a ser piadoso con mi situación, porque sé muy bien que tengo merecidos todos los pesares que me hacen sentir culpa de esto en lo que me he convertido. Y aunque parece estúpido mencionarlo, sé que pronto estaré oponiéndome a mi discurso, con el único fin de terminar con el celibato, y la recurrente castidad de mis valores. Seguramente debo estar divagando, pues ahora mismo no creo estar tan perdido como antes. En estas líneas, hay una parte de mí que tuvo por un instante, la sensación de haber entendido el objetivo último de vivir un deseo, sin llegar jamás a concretarlo. Digamos que en toda codicia, siempre hay una profanación. Y es esa misma codicia la que nos enseña, que aún frente al sentimiento más profundo, nuestra obligación fue, es, y será cuestionar este impulsivo deseo de poseer siempre más, de lo que en realidad necesitamos. Nos han dado un idioma, ¿y qué sería de este, si entonces no lo usáramos para construir nuevos valores y creencias? Dicho en pocas palabras, si no respetamos la cruda realidad que nos azota en la disconformidad, jamás podremos interpretar el pasado del que venimos. Bien se sabe que todo lo hecho continuará con vida, en la medida que mejor nos alejemos del anhelo, y más nos acerquemos a la gratitud. No puede haber lucha, donde no exista un sufrimiento noble, destinado a comprender su esencia.
viernes, 8 de noviembre de 2013
Sentirse Especial
¿Para qué escapar cuando todos los lugares son lo mismo? Aunque tu desconcierto sea desesperante, nada conseguirás huyendo hacia la muchedumbre. Pues una vez que estés allí, podrás darte cuenta que todos aquellos a quienes recurres, padecen a su vez, los mismos males que te atormentan. Por eso aunque busques fuera de ti, nunca conseguirás resolver tu angustia, dado que en cada etapa de la vida, siempre existe una condena que nos demuestra la razón de nuestro vacío existencial. Y es que no es fácil el sendero que transitas. Sobre todo porque jamás podrás saber hacia dónde te diriges. Pero no te preocupes, es mejor que no estés enterado, dado que al final, lo único que prevalece frente a tanta hipocresía, es lo mismo que alguna vez te trajo hasta aquí. No sufras por mí ahora, pues me basta con saber que regresarás a completar lo que alguna vez iniciamos. Siente en tu corazón, como la verdad en la que has confiado, va tomando forma en tu carácter. Y si bien no eres el mismo que alguna vez fuiste, aún sigues respetando la esencia de tus raíces. No puedo saber cómo será tu vida de aquí en adelante, pero mientras tu sangre y la mía, sigan siendo una, estoy seguro que en tu vida habrá silencio. Ese mismo silencio que desde niños empezamos a buscar. Entiendo que más allá de nuestra memoria, hay un motor elemental que mueve montañas. Ese motor es en parte, el que nos conduce automáticamente hacia la verdad de lo que somos. Y si miramos mejor, nos damos cuenta que en estos diarios existe una transparencia que nos deja ver a través de nosotros, despreciando la acción que el tiempo va ejerciendo sobre nuestro cuerpo.
¿Quién no ha procurado ser diferente a los demás? ¿Quién no le ha dicho a su pareja alguna vez, que su persona era única e irrepetible? Yo reconozco haberme sentido especial, ¿pero acaso no todos tenemos ese derecho? Si lo piensas bien, todos estamos existiendo dentro de un cuerpo único, destinado a desaparecer. Así que la pregunta sería. ¿Cómo no sentirse especial, sabiendo que la carcasa, siempre será la misma? Yo pienso que la vida se trata de eso, no solo de conformarse con esto que somos, sino además de intentar hacer algo al respecto. Mostrarse agradecido, es el objetivo y la meta que nos enseña a ser mejor de lo que fuimos. Siendo jóvenes buscamos ansiosos darle a nuestro cuerpo, un espacio propio que nos acerque mejor a su verdad. Posteriormente una vez que encontramos esa privacidad, nos hacemos de lo necesario para capitalizar esas virtudes que nos diferencian del resto. Nada parece ser más importante que experimentar la sensación de llegar a sentirnos únicos. Sin embargo, aun habiendo sido reconocidos, no acabamos por comprender lo que estamos buscando. El instinto de la vida, nos ha llevado por un camino puro y desinteresado, pero también ha despertado las quimeras de la fama, el éxito y la popularidad. Hemos caído en un engaño, nada de todo esto se corresponde a lo que buscábamos inicialmente.
Finalmente la experiencia nos demuestra que ningún hombre adoptará tus palabras, sin antes haber juzgado sus intenciones.
¿Quién no ha procurado ser diferente a los demás? ¿Quién no le ha dicho a su pareja alguna vez, que su persona era única e irrepetible? Yo reconozco haberme sentido especial, ¿pero acaso no todos tenemos ese derecho? Si lo piensas bien, todos estamos existiendo dentro de un cuerpo único, destinado a desaparecer. Así que la pregunta sería. ¿Cómo no sentirse especial, sabiendo que la carcasa, siempre será la misma? Yo pienso que la vida se trata de eso, no solo de conformarse con esto que somos, sino además de intentar hacer algo al respecto. Mostrarse agradecido, es el objetivo y la meta que nos enseña a ser mejor de lo que fuimos. Siendo jóvenes buscamos ansiosos darle a nuestro cuerpo, un espacio propio que nos acerque mejor a su verdad. Posteriormente una vez que encontramos esa privacidad, nos hacemos de lo necesario para capitalizar esas virtudes que nos diferencian del resto. Nada parece ser más importante que experimentar la sensación de llegar a sentirnos únicos. Sin embargo, aun habiendo sido reconocidos, no acabamos por comprender lo que estamos buscando. El instinto de la vida, nos ha llevado por un camino puro y desinteresado, pero también ha despertado las quimeras de la fama, el éxito y la popularidad. Hemos caído en un engaño, nada de todo esto se corresponde a lo que buscábamos inicialmente.
Finalmente la experiencia nos demuestra que ningún hombre adoptará tus palabras, sin antes haber juzgado sus intenciones.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Perder el Tiempo
No entiendo bien cuál es la razón, pero ahora mientras hago
el ensayo en el teatro, me doy cuenta de lo intolerante que me vuelvo cada vez
que tengo que perder mi tiempo haciendo la función. Esto es lo que siento....
siento que estoy perdiendo el tiempo. De cualquier forma me pregunto. ¿Qué es
perder el tiempo? Según mi criterio el tiempo que no se disfruta es tiempo
perdido. Aunque también existe otra opinión al respecto... Está quien piensa
que atravesar el dolor, nos enseña a valorar lo que perdimos. Mi conclusión es
que hay que saber sufrir para volver (con una razón) a lo que nos hace bien. De
alguna forma pienso que es necesario saber cuál es el origen...... pues en ello
reside la tarea que nos ayuda a crecer. Vivir pacíficamente y en silencio, es
difícil, pero cuando encontramos la forma de hacerlo, lo recomendable es no
ceder a la pereza, ya que de lo contrario es muy probable que acabemos por
olvidar lo aprendido.
No alcanzo a comprender con exactitud de qué forma podría
ayudarme esta tarea de escribir compulsivamente. La verdad es que mi dialecto
no ha mejorado mucho, y mis análisis continúan girando alrededor de lo mismo.
Igualmente reconozco que escribir al menos es algo, y si bien tengo mucho por
aprender aún, también sé que por algo se empieza. Quisiera poder hablar con
mayor fluidez, y tener algo para decir cada vez que utilizo mi guitarra. Lo
quisiera, pero realmente no sé si estoy entrenando lo suficiente como para
mejorar estos defectos. También es cierto que una persona se nutre de sus
vivencias, pero como en mi caso no suelo siquiera salir de casa, tal vez en
este sentido, tenga que resignarme.
Poco a poco he venido alienándome cada vez más, y no es que
me esté convirtiendo en un extraterrestre, sino que voy entendiendo que a veces
prefiero el silencio y la seriedad, que el ruido y el jolgorio. Prefiero la
seriedad porque entiendo que en la vida hay muchas injusticias, y la mayoría de
ellas provienen de quien aún no ha formado sus valores. Claro que yo no estoy
exento de la tentación, todos quisiéramos reír y pasarla bien, pero el precio
es demasiado caro. Yo he vivido en carne propia lo que se siente ser marginado,
aún habiéndole dedicado mucho tiempo a mí trabajo. Durante mi infancia he
buscado ser mejor, haciendo todo lo que tuve a mi alcance.... Y esa búsqueda
incansable, transformó mi carácter como nada lo había hecho antes. Me volví un
muchacho callado e introvertido.... solo buscaba el silencio y la paz.... únicamente
quería estar solo y tener tiempo disponible para trabajar en lo mío. Ahora miro
a mi alrededor y no me queda mucho... tengo poco tiempo para mí, y aunque estoy
soltero, aún no acabo por satisfacer mi apetito. Es cierto que duermo mucho,
tal vez podría levantarme más temprano y aprovechar la mañana, pero por alguna
razón necesito dormir. No voy a echarle la culpa a la medicación, porque es
evidente que disfruto del sueño. Sueño mucho, y por suerte sueño cosas lindas.
A mi criterio, creo que esto es positivo, ya que si consideramos que mitad de
una vida la pasamos soñando, es bueno saber que contamos con un buen descanso.
Nos acostumbramos a no hacer nada, a mirar videos en la
compu y a compadecernos por tener que cumplir un horario, en un trabajo que
nada tiene que ver con lo que nos gusta hacer. ¿Cuándo será el día que todo
cambie y al fin pueda vivir sin tener que cumplir un horario en un lugar fijo?
No digo que no valoro mi trabajo, es solo que veo pasar mis días y yo sin un
incentivo para dibujar. ¿Es esta la vida que quiero? La verdad es que no lo sé.
Por un lado me siento bien, pero por el otro no estoy haciendo nada para
cambiar mi vida. ¿Busco la comodidad o busco ser mejor?..... Tengo que
decidirme por algo, porque las dos cosas no se pueden. Reconozco que vivir así
es cómodo y fácil, pero al mismo tiempo nos exime de todo valor y sacrificio.
Hay mucho por hacer, y no quiero morir sin haberlo intentado... ¿Pero me
pregunto qué debo hacer para ser quien deseo ser? La sinceridad no es una
propiedad del hombre, es solo una instancia libre de culpas, que nos ayuda a
reconocer la ineficacia del instinto humano. Creo en la propuesta de intentar
hacer algo para modificar o vencer la insensibilidad. Pero también reconozco
que muchas veces las chances no son las mismas para todos. A mí me toca pelear
desde muy abajo, y aunque no tenga virtud, en mi corazón aún palpita el deseo
de abrir mis ojos una vez más.
Creo en la lejanía del ser. Pienso en el dolor y mi ansiedad
se rinde frente a esa lágrima. Porque no me alcanza solo con presenciar la
verdad, también quiero sentirla desde adentro. Saber que la avaricia ha de
contaminar lo último de nobleza que queda en una vida, es suficiente argumento
para buscar la respuesta entre las ruinas de lo que fuimos.
Quizás este dramatizando demasiado..... A mi entender estoy
intentando generar un motivo valido para cambiar. Hay algo de esto que no me
gusta, pero no puedo saber que es. Estoy jugando a ser lo que no soy, y me
asusta la posibilidad de fundirme en ello. A quien quiero engañar, yo no soy
así. Tal vez sea un modo de proteger a mis dioses, no lo sé. Lo único que tengo
en claro es que ya no quiero que me vean como a un loco. Pero si entonces decir
lo que siento me transforma en eso, pues adelante con el proyecto.
Gastar Palabras
No quisiera gastar palabras en un texto que no tiene otra
finalidad, más que la de vencer el tedio de estar esperando en un consultorio.
Soy en todo imperfecto y cometo muchos errores, pero creo que a veces es mejor
estar limitado, que mirar el mundo desde arriba. Digo esto porque, algunas
veces imagino el cielo como un lugar maravilloso, y según mi lógica, cuando uno
descubre la verdad de las cosas, generalmente acaba por decepcionarse.
No importa cuánto camine, no importa cuánto me mueva,
siempre en cada lugar donde estoy, sucede lo mismo. Acá estoy nuevamente
sentado, esperando que se cumpla la hora para irme del teatro. Te cuento que a
veces tengo la impresión de que voy perdiendo mi sensibilidad. Por eso escribo,
porque necesito encontrar algo de mí que antes no sabía. La verdad es que en
ocasiones como esta, me doy cuenta de que hay muy poco para descubrir. Yo
pensaba que en mis palabras siempre había algo nuevo para aprender, pero que
puede haber de novedoso en una temática que se ha quedado atorada en el tiempo.
Es estúpido hablar de cómo voy relacionándome con la gente, porque lo cierto es
que no hay grandes novedades con respecto a este dilema. Prácticamente el día
es bueno conmigo, así que hablar de esto sería lo mismo que hundirse en la
absurda cotidianeidad. Me molesta en demasía tener que expresar mis
sentimientos a través de este idioma que nos han enseñado, porque el lenguaje
es encarcelador. Con ello solo construimos límites que luego estamos obligados
a derribar. Mientras pienso en esto, sigo sentado en la cabina de sonido, del
otro lado esta Adrián leyendo "El Psicoanalista" y en la platea este
Juan riéndose a carcajadas, con un video que está viendo a través de su Tablet.
Quizás se la haya comprado con la plata del reloj que yo le regalé..... No me
extrañaría..... Pero bueno ya está todo consumado, y no me arrepiento de lo que
hice. Recuerdo que en ese momento, yo sentía que los hombres podíamos escuchar
los pensamientos del otro, y comunicarnos telepáticamente. Me deje llevar por
la sospecha de un sexto sentido, sobre el cual pocos estaban informados. Pero
ahora mismo sintiéndome un poco más estable, no puedo confirmar el grado de
veracidad de esta teoría.
Continuando con esta temática, a veces no puedo entender
hacia qué dirección se dirigen mis necesidades. Lo que sí puedo atestiguar, es
que no trabajo por obligación, sino que lo hago por necesidad. Por esa razón
ahora mismo, afirmo esta filosofía de gastar palabras sin tener en claro cuál
es la cuestión a tratar. Pues aunque no tenga la necesidad inmediata de
trabajar en algo, entiendo que por otro lado se me hace muy difícil ver cómo
pasan los días, y yo sin hacer nada. Quizás pueda parecer exagerado pero ¿no te
has puesto a pensar con sinceridad cual es la brecha que separa tu
responsabilidad, de la seriedad con la cual deberían ser tratados estos temas?
Únicamente me conformo con estar existiendo. Habiendo yo
vivido un caos interno, algo desmesurado para mi edad, me doy cuenta que el
haber estado escribiendo, me ayudó sobremanera a ordenar mis pensamientos. Sin
embargo aún sigo sintiendo un enorme vacío en mi corazón. No digo que no esté
disfrutando de la vida, es solo que hay ocasiones donde pienso en la muerte, y
no me pesa la idea de saber que todo terminará. Tal vez pueda parecer que no se
valorar lo que me ha tocado en suerte, pero en el fondo de mí, reside siempre
la intención de mejorar, para poder ayudar a quien lo necesite. Aunque vivo
solo y procuro mi bienestar, no me creo egoísta, dado que hago lo que siento
necesario para poder construir nuevos valores. Esos mismos que me permitirán
sostener en el tiempo, una disciplina estable. Quiero hacer las cosas
desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Quiero sentarme a trabajar cada
vez que lo sienta necesario, porque creo en la pureza de los sentimientos, y en
la bondad de la palabra. Pienso siempre que pretender más de lo que uno
necesita para vivir, es innecesario y hasta perturbador, porque uno no puede
forzar las enseñanzas que desea recibir. Las cosas se deben aprender a costa
del desinterés, haciendo uso de aquellos errores que ocurren inesperadamente,
dentro y fuera de nosotros.
En otras oportunidades hubiera preferido guardar silencio,
pero la verdad es que mi fanatismo por la escritura se ha tornado compulsivo.
Pienso mucho en el arte, y me doy cuenta que en mi caso, no puedo ser
considerado como un artista, pues mi prosa carece en absoluto de virtud y
técnica. Sin embargo, esto no me perturba, dado que aún creo en todo lo que
dicta mi corazón. Tengo mucha fe en el ángel que me guía, y no puedo dudar de
su sinceridad. En incontables ocasiones, sus palabras me han ayudado a
recomponerme de todos mis pesares, y es por eso que no pongo en duda sus
intenciones. Me doy cuenta de que su presencia está implícita en estas
palabras, y es por esa razón que no puedo menos que respetar su comunicado.
Espero ansioso el día donde pueda aceptar lo que soy, evadiéndome una vez más,
de aquellos prejuicios que no me dejan escuchar el mensaje. Por supuesto que no
estoy pasándola mal, pero si me lo preguntaran, nada más quisiera yo, que poder
estar presente al momento de recibir la enseñanza.
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