Importante :
En algunos textos he ofendido a otras personas injustamente, por eso pido disculpas por mi comportamiento inapropiado. Aun así, estos textos forman parte de lo que soy, y es por eso que no puedo borrarlos. Solo me queda aprender de mis errores, disculparme otra vez, y a seguir adelante.
sábado, 29 de noviembre de 2014
jueves, 23 de octubre de 2014
Técnica y Sentimiento
¿Cuál es la diferencia entre un artista de la técnica, y un
artista del sentimiento? Si bien ambos dedican prácticamente las mismas horas a
su investigación, entre uno y el otro, se pueden encontrar algunas diferencias.
Todo artista suele cometer errores intencionalmente, como una forma segura de
aprender la lección. ¿Pero qué pasa cuando al volver sobre el asunto,
reincidimos en el hecho? Los hombres vanidosos, y en gran parte los ambiciosos,
se preocupan exacerbadamente por el arte de lo tangencial. Su objetivo está
focalizado en disfrazar el hecho, y no en desnudarlo. Buscan capturar la
atención a través de lo visual, quitándole trascendencia al mensaje que
comunican. En mi opinión y aunque parezca aburrido, si vamos hablar de
compromiso social, deberíamos desnudar al hombre, y no cubrirlo con nuevos y
costosos trajes. Vestirse bien te otorga aceptación, en cambio desnudarse es un
asunto de locos. Es una cuestión cultural. Los indios van y vienen desnudos, y
no les importa si están gordos o tienen el miembro chico. La verdad es que no
siento que la estética esté ligada a las personas de bien. De hecho creo que la
técnica en manos equivocadas, puede inyectarnos un mensaje deteriorado,
malintencionado, y obsoleto. Yo creo en el amor y la solidaridad, por eso más
allá de cualquier capacidad técnica, me quedo con las personas que conocen la
importancia de mostrar conformidad por aquello que les ha tocado. A mi entender
es la lucha lo que dignifica, y no el estatus social del cual formamos parte.
Estas personas sensibles y desinteresadas, han comprendido que solo valorando
las cosas simples, se puede encontrar belleza en lo cotidiano. Las admiro y las
respeto. Por sobre todas las cosas las admiro, porque sin ellas, no existiría
la voluntad de ayudar sin pretender algo a cambio. Veo en la política
norteamericana, una ambición partidista que bien sabe cómo disfrazar su
discurso, embelleciéndolo con toda clase de eventos superficiales, y
positivistas. A mi entender en términos artísticos, Norteamérica es como Walt Disney.
Nadie cuestiona su conocimiento técnico, pero su mensaje final, se opone en
todo a sus políticas internacionales. Por eso, en estos tiempos donde la forma
parece estar ganándole la pulseada al contenido, quiero dejar en claro una
cosa. Cualquiera puede apreciar y valorar una imagen por su belleza técnica,
pero no todo el mundo puede entender la poesía que reside en un sentimiento
legítimo. En este sentido se pueden diferenciar dos mentalidades en disputa. La
primera corresponde a quienes viven de lo inmediato, y eligen un producto por
su impacto visual, o técnico para el caso.
Generalmente estas personas, son acérrimos consumidores de la publicidad
televisiva, y los medios de prensa. La segunda mentalidad en cambio, evalúa el
producto, y lo selecciona a partir de una escala de valores que ha sabido
formar en base a sus experiencias pasadas. Esta mentalidad ligada a lo
sentimental, aprende a partir del yo, y no así del otro. Quémate tú mismo, y
podrás saber todo lo que implica quemarte. Estos hombres asumen el dolor como
experiencia propia, y hacen la diferencia contra todos aquellos que aprenden a
partir del dolor ajeno. Se habrá visto como día a día la política
norteamericana, utiliza civiles inocentes como blancos de prueba para evaluar
el potencial de su nuevo arsenal armamentístico. En este aspecto, el ingeniero
tiene la misma responsabilidad moral, que un artista de lo estético. Dedicar un
conocimiento tecnológico a la fabricación armas, es lo mismo que dedicar un
conocimiento estético a revestir y a disfrazar la verdad. ¿Ustedes creen que
estos hombres llamados a ser una potencia mundial, están trabajando por la
unidad y el bien común? ¿De verdad creen que es correcto destinar años de
estudio e investigación a un objetivo tan vil y desprestigiado como es la
guerra? Cosas así suceden cuando la ambición por un conocimiento técnico, se
desentiende de la responsabilidad moral que exigen los sentimientos. ¿Cuándo
llegará el día en donde el hombre aprenda que la construcción de una buena
moral, demanda el mismo esfuerzo que la construcción de una buena técnica? En
este mundo capitalista, el hombre ambicioso, no pierde tiempo en aprender la
técnica, pues bien sabe que mientras sirva a los fines del estado, este lo
recompensará con dinero. Del otro lado tenemos al hombre moral, que aun siendo
el encargado de regular esta ambición desmedida, es considerado por sus pares,
como un parasito supersticioso, idealista, e infantil. A mi entender todo
conocimiento técnico, debe estar asociado a los principios de la ética y la
moral. De lo contrario, casi sin saberlo, estaremos en complicidad con la
ambición ajena. Es aquí donde comienza y
termina el mundo que cada uno elige vivir.
viernes, 3 de octubre de 2014
Envidia
Quizás esto que digo no venga sumar grandes cambios a mi
vida, pero sé que al menos, no pierdo nada con intentarlo. Volviendo al tema de
la envidia, yo creo en lo particular que este sentimiento, no favorece en nada
al hombre que proyecta ser una mejor persona. Mis razones son cortas, pero
estoy seguro que en estas palabras encontraré una nueva verdad. Si ves que te
cuesta valorar las cualidades del otro, probablemente la explicación esté
relacionada con tu inseguridad. Yo creo que las personas que se focalizan
únicamente en sus fallas, no pueden dar valor a sus virtudes. Para ser más
específico, es evidente que cada uno de nosotros, tenemos características y
conocimientos que nos diferencian del resto. Si entonces aprendemos a valorar
nuestras cualidades, es probable que se acaben los motivos para envidiar al
otro. Por eso a mi entender, la envidia no es otra cosa que una manifestación
de frustración y baja autoestima. Reconocer las virtudes ajenas, nos enseña a
respetarnos mutuamente. Es simple. Si consideras tu trabajo, y valoras tus
esfuerzos, no te resultará difícil estar a gusto con los demás. Es sabido que
las virtudes más trascendentes, provienen de la necesidad de mejorar. Crecer,
aprender, y resolver nuestros conflictos personales, nos ayudará a sacar de
adentro, todo eso que guardamos y necesitamos saber. Si eres una persona
envidiosa, tómate tu tiempo, y apunta tus aspiraciones hacia un objetivo
elevado. Piensa que para comprender el motivo de tu envidia, deberás
identificar el germen que lo produce. Una vez que lo encuentres, no permitas
que su naturaleza se mescle con todo lo demás. Separa los términos, divide los
conceptos, y atiende tus comportamientos. No pierdas tiempo en juzgar al otro.
No gastes saliva en ello. Concéntrate en ti. Si observas un mal comportamiento,
trata de capitalizar esa conducta y no la repitas. Habla con tu conciencia y
acostúmbrala a ser buena. Dale tus razones y así verás que con el tiempo, el
hábito se hará costumbre. Una vez que empieces a valorar las diferencias que
otros tienen contigo, comenzarás a sentirte más a gusto con el mundo. No corras
inútilmente. Deja ya de perseguirte la cola y recuerda que para contemplar una
verdad, primero debes aprender a pararte frente a ella.
jueves, 18 de septiembre de 2014
El Complot
Me detengo a pensar en un sueño que tuve la noche anterior. En realidad no sabría si llamarlo sueño o pesadilla. En fin, el asunto es más o menos así. Érase una tarde soleada. Estaba yo paseando por una feria de ropa. Miraba algunos buzos y remeras como si en mi bolsillo tuviera dinero alguno para costearlas. Después de revisar toda la galería, me di cuenta que la ropa era fea y de mala calidad. Así que decidí irme. Justo antes de salir, me topé con una comiquería. Entre tímidamente a la tienda, y me puse a buscar entre el montón, alguna historieta que me llamara la atención. Finalmente en uno de los estantes más altos, encontré un libro que enseñaba a dibujar súper héroes. Sin preguntarle a nadie, me trepé como pude, y en un breve esfuerzo, pude bajarlo. Lo apoyé sobre el mostrador de la galería, y comencé a ojearlo despreocupadamente. Mientras lo miraba, un niño rubio que estaba junto a mi lado, contempló mi libro, y dijo entre dientes. "Solo espero que no sea mejor que el mío". Yo me hice el sonso y sin comprender palabra alguna, lo ignoré tibiamente. En ese momento un muchacho de rulos que atendía el negocio, se acercó a mí y me dijo amistosamente que no se podían abrir los comics. Yo lo cerré y se lo devolví pidiéndole disculpas. Pero justo cuando el asunto parecía estar resuelto, apareció un segundo vendedor. En este caso su actitud era diferente. Me increpó de mala manera, alegando que yo era un ladrón. Yo sentí que estaba siendo acusado injustamente, y me esforcé en explicarle que yo no tenía ninguna intención de robar nada. Mientras exponía mis razones, un hombre con campera de jean, se puso misteriosamente justo detrás de mí. Yo no le di demasiada importancia y seguí con lo mío. A pesar de lo mucho que me esforzaba en demostrar mi inocencia, este vendedor insistía en que yo era un ladrón. Fue así que me obligo a vaciar mis bolsillos como prueba de que no había robado nada. La acusación me pareció excesiva, pero aun sabiendo que era injusta, accedí sin protestar. Metí mi mano en el bolsillo izquierdo, y nada. Metí la otra en el bolsillo derecho, y entonces sentí dos objetos. El primero era un cable, aparentemente de un auricular o algo así. Me quedé tranquilo sabiendo que un cable de ese tamaño, no puede ser motivo de robo para un ladrón de verdad. Digo, ¿quién pudiera exponer su libertad, por un cable auricular? Volví a meter la mano, y el segundo objeto que encontré fue un pen drive de oro. Lo miré a tras luz, y lo sostuve un tiempo en la mano. ¡Realmente era de oro! Espantado por la situación, dejé caer ambos objetos arriba del mostrador. ¡Mis cosas! Gritó el vendedor que me acusaba de ladrón. En ese momento comprendí que esos objetos habían sido puestos en mi bolsillo intencionalmente. Recordé al hombre con campera de jean, que se aproximó sospechosamente a mí, y supe que había sido víctima de un engaño. ¿Pero cómo explicarle a este señor que todo esto era un mal entendido? Comencé a sentir el rencor de la gente que se acercaba hasta mí, murmurando cosas irreproducibles. Estaba asustado. Aun sabiendo que era inocente, no tenía forma de demostrarlo. Era cuestión de minutos para que algún guardia de la feria me llevará detenido. Así que rápidamente comencé a buscar a mí alrededor, alguien que pudiera ayudarme. Giré a un lado, y nada. Giré al otro, y nada. Quise hablar con el niño rubio, pero su expresión no me pareció muy amistosa. ¿Qué hacer? En ese momento recordé aquella mirada compasiva que parecía conocer la verdad del asunto. ¡Pero claro! Dije. El muchacho de rulos. Traté de pedirle ayuda, pero ni bien lo miré, el agachó la cabeza con indiferencia. Le dirigí unas palabras, pero mientras más lo intentaba, más me evitaba. Nadie parecía creer en mí, y aunque no pude verme, estaba seguro de que mi apariencia no me favorecía. De pronto comencé a entender que todo este asunto del robo, bien podría ser un complot contra mí. Me culparon de ladrón aún antes de haber visto lo que había en mis bolsillos. Comienzo a pensar, que la gente de aquí no me quiere en su territorio. ¿De otro modo cómo es posible que nadie me defienda? ¿Será porque no pertenezco a su mundo? ¿Será porque provengo de una dimensión material diferente a la suya? No es la primera vez que soy acusado injustamente. ¡Porque! De pronto como el tic tac de un reloj que sentencia la hora del juicio final, comencé a sentir a mis espaldas, las pisadas de un agente de seguridad. Yo, sabiéndome derrotado, decidí entregarme al hecho. Dicen que la mejor forma de evitar el dolor, es aceptando el castigo. Así que me acosté sobre el piso, cerré mis ojos y respiré profundamente. Entonces, un violento escalofrío recorrió mi cuerpo, y como si me despertara de un coma profundo, me levanté de la cama bañado en transpiración. Estaba a salvo. Me puse las sandalias, me abrigué con un saco, y caminé lentamente hasta la cocina. Me senté junto a la hornalla, y cuando estuve más tranquilo, pude entender que en los sueños existe un mundo, sobre el cual sabemos muy poco.
martes, 9 de septiembre de 2014
El Silencio de lo Invisible
Por un momento pensé que me había vuelto fuerte. Pensé que
después de haber sufrido tanto, ya no tendría que volver a pasar por esto.
Pensé muchas cosas, y aún a pesar de todo lo que creí resolver, mi humanidad
siguió sufriendo. Ahora estoy aquí sentado en mi escritorio, y entiendo que
realmente no puedo seguir así. Si bien es cierto que pasar por el dolor me ha
enseñado mucho, al final parece que no basta con resolverlo una vez. El dolor
es como la hidra del pantano, le cortas una cabeza y le crecen dos. Tanto
esfuerzo, tantas horas dedicadas al estudio, tanto sacrificio, tanta locura,
tanto silencio… ¿y todo para qué? Si bien mi técnica ha mejorado, y mi
concepción acerca del universo es más vasta y compleja, yo no sé de qué manera
estos conocimientos obtenidos, podrían ayudarme a resolver mi enorme
desesperación. Me siento tan lejos de la familia, que aun teniéndolos cerca,
casi no puedo hablarles. Entonces tú dime. ¿Para qué seguir luchando? ¿Tú
piensas que mi ejemplo puede servirle a alguien? ¿Tú crees que alguien me
recordará? ¿Realmente merezco un cielo? ¿Merezco un perdón divino, o un
descanso eterno? La verdad, es que no creo merecerlo. Peleo contra algo grande.
Algo mucho más grande que yo, que ni siquiera sé lo que es. Siendo realista ¿Cómo
podría yo derrotarlo, si apenas me quedan fuerzas para escribir? Estoy
envejeciendo rápidamente. Mis hojas secas ya no dan retoños, y mis frágiles
huesos se parten con la primera brisa de la mañana. Voy a morir pronto, lo sé.
Pero aún la muerte, no es lo que me inquieta. Lo que me perturba es marcharme
sin haber podido entender quién soy. Aunque me mire una y otra vez en el
espejo, ese rostro agrietado y envejecido, no dicen nada de mí. Yo no quiero
ser ese rostro. Me niego a relacionarme con este cuerpo. Esto no tiene nada que
ver conmigo. Si voy a ser alguien, prefiero que las palabras hablen por mí.
Cuando llegue la hora, aquí me quedaré. El cuerpo desaparecerá, pero mis
palabras no. Yo seguiré cumpliendo con mi promesa, y quienes pretendan
profanarla, desearán jamás haberlo intentado. Aunque ellos no estén de acuerdo,
yo seguiré protegiendo tu verdad. Esa misma que tantas alegrías me ha dado. Esa
misma que gracias a la solidez de mis convicciones, me ha enseñado a no
depender de nadie. Hoy no voy a negarte mi tristeza. No voy a hacerlo porque
sin ella, mi humanidad sería incompleta. Yo no vine aquí para tener la razón en
todo, yo vine aquí para equivocarme. Sólo equivocándome, podré reparar todo
aquello que alguna vez hice mal. Debo curar mis heridas, para evitar que el
tiempo las infecte peor. Debo atender el llamado de tu voluntad, para encontrar
aquel rastro que atestigua tu legado. Si bien es cierto que la ruta hacia el
amor único, no está pavimentada, yo prefiero transitar la oscuridad, antes que
echarme al suelo a llorar. Hemos compartido muchas cosas juntos. Has sido el
refugio de mis noches, y el alivio de mis pesadillas. Has sido mis risas, y mis
lágrimas. Mi compañera y mi amiga. Tú me has enseñado a valorar lo que otros
desechan, y me has devuelto la esperanza, cuando todo parecía terminado. Te
pido que entiendas mis razones y me dejes partir. Porque aunque estemos lejos,
tu voz seguirá a mi lado. Yo siempre te recordaré, y cada vez que pienses en mi,
encontrarás un hombro donde apoyarte. Yo partiré sin mirar atrás. Y aunque jamás
haya podido conquistarte, créeme que nadie podrá borrarte nunca de mi memoria.
lunes, 8 de septiembre de 2014
La Muerte como Parte de la Vida
Es sabido que el pensamiento, es la única llave que nos
puede brindar un acceso seguro a la libertad. Esta cualidad, es una herramienta
indispensable a la hora de explicar este universo que nos rodea. Tu sabes que
en este plano de la existencia, no tenemos ninguna otra responsabilidad, más
que la de potenciar nuestro saber, para hacer trascender lo mejor que hay en
nosotros. Es por eso que nada se terminará, a menos que tú quieras ponerle un
punto final. Tú puedes ser agnóstico o religioso, pero si entonces buscas
comprender el concepto de lo eterno, no deberías pensar la vida en términos
absolutos. Es este el motivo por el cual repruebo a quienes han dejado de estudiar
su humanidad. Repruebo a quienes cíclicamente, han reemplazado a sus espíritus
por una atracción física, o por un mero deseo sexual. Es cierto que cuando
personificamos al espíritu que nos acompaña, obtenemos una rápida respuesta a
nuestro dolor. Pero es de público conocimiento que una respuesta prematura,
jamás podrá superar la complejidad de un saber depurado. Para transformar el
dolor y la humildad en una verdad impoluta, debes aprender a rechazar los
anhelos materiales. Si no puedes desprenderte de todo ello, tu pasaje al
siguiente plano, será sombrío y traumático. La gratitud y la conformidad, son
cargas livianas, que no ocuparán espacio en tu bolso. Todo ello te permitirá
viajar más cómodo y seguro. Piensa que si no aprendes a destilar tus propósitos,
quedarás atrapado en el laberinto de los sueños. Y una vez allí, toda esa falsa
ilusión de abundancia y plenitud, no dejará de molestarte a menos que puedas
quitarle poder. Piensa en los libros que aún sin sus autores, siguen contando
historias. Piensa en ello y considera a la muerte, como un evento
circunstancial no definitivo. Si adoras la materialidad, como si esta fuera tu
mejor aliado, estarás en un error. Por otro lado, sería absurdo idolatrar a tú
mujer, cuando es lógico que a su debido tiempo, tú y ella, seguirán caminos
distintos. En relación al reconocimiento y la popularidad, nada de todo lo que
la gente pudiera ofrecerte, nos acompañará al momento de partir. Así que no
gastes tiempo en ganar la atención de los demás. Deja eso para quienes se nieguen
a aceptar la muerte, como parte de la vida.
viernes, 5 de septiembre de 2014
El Mono
Hoy en el teatro tuvimos la tarde libre. Yo estaba recostado sobre las sillas de la platea, y mientras meditaba mirándome la punta de la nariz, apareció Claudio invitándome a tomar mate. Yo entré amistosamente a su camarín, y bajo una incandescente luz de tubo, me encontré con el Mono, Víctor, Esteban, el Bocha y Antonio. En lo particular, yo me sentía algo incómodo, dado que en la semana, yo había hablado con varios de ellos, pidiéndoles con todo respeto, si por favor podían dejar de llamarme piano embrujado. Bueno, digamos que en resumidas cuentas, ellos lo aceptaron, y si bien el asunto se resolvió, las cosas no quedaron como yo hubiera querido. Así fue que entre mates y risas, el Mono se propuso a contar una de sus dramáticas y populosas historias. Yo sabiendo algo de cómo era él, me acomode en el asiento y preparé mi blindaje emocional para evitar cualquier tipo de herida psicológica. Él Mono, es un hombre de unos 45 años de edad, que luego de haberse separado de su mujer, supo vivir con su padre hasta hoy. Entre él y ella, se reparten en tiempos compartidos la tenencia de su único hijo. Mientras escuchábamos al Mono hablar con su inconfundible voz de cigarrillo y Wiski, cada uno de nosotros, fuimos acomodándonos poco a poco en su relato, sin llegar a imaginar jamás, lo que nos esperaba. Era cómico escuchar sus dramáticas anécdotas, mientras la radio sonaba de fondo, con un colchón de música romántica. Muy a pesar de mi incomodidad, yo traté de olvidar el asunto de la radio, y decidí tomar en serio lo que el Mono estaba por contar. Me acomodé en mi silla, y aunque sabía que no iba a ser una historia feliz, me propuse evitar cualquier tipo de juicio moral. Así dijo entonces.
Todo comenzó hace 20 años atrás. Íbamos a bailar en el auto del Sapa. Antes de salir de la casa, habíamos tomado varios vasos de wiski, y consumido con ello, unas cuantas líneas de cocaína. Yo iba ensimismado, disfrutando muchísimo esa sensación de seguridad que me daba la droga. El aire fresco del verano, soplaba en mi cara como si con ello purificara mi alma. Y así, en todo ese trayecto, mantuve mis ojos cerrados hasta que el Sapa me señalo que justo en la esquina, había habido un choque entre dos autos. Sorprendido por el hecho me detuve a observar atentamente este accidente. El Sapa estacionó el auto, pero casi instantáneamente se desvió a un costado del camino. Yo seguí su mirada y observé dos mujeres de grandes y voluptuosas formas, que salían de una casona en dirección al accidente. El Sapa les hizo una seña, y ellas sin dudarlo, se acercaron al auto. Cuando estuvieron bastante cerca de mí, conversamos unas palabras, y una de ellas me sedujo provocándome una erección. Después de tocar sus senos, y acariciar sus curvas, me atreví a meter mi mano en sus pantalones. Lo que sucedió después me hizo retroceder drásticamente hacia un costado del coche. Inmediatamente saqué mi mano de su pantalón, y le dije al Sapa que estas señoritas, no eran lo que parecían ser. El Sapa me susurró unas palabras que yo no pude entender muy bien, y me invitó a que lo siguiera. Yo baje del auto, y observé a mi compañero entrar a la casa junto con una de las señoritas. Tímidamente me fui acercando hasta la puerta, hasta que pude observar por la rendija, a mi compañero teniendo sexo anal con una de ellas. En ese momento sentí que alguien tocaba mi trasero. Me di vuelta espantado por la situación, y me encontré entonces a la otra mujer. Yo quiero eso, me dijo mientras se relamía acaloradamente. Casi involuntariamente me eché unos pasos hacia atrás. No sé si fue la droga, el miedo, o la ansiedad, pero al verla nuevamente, algo en ella me sedujo. Mi espalda golpeó con la pared, y poco a poco, ella fue acercándose como un tigre que acecha a su presa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, me envolvió con sus brazos. Yo busqué algo de aire para recobrar mi compostura, pero al respirar otra vez, pude sentir como su aliento mentolado adormecía mi cara. Dejé que se posará sobre mí, solo para que ella supiera que su naturaleza híbrida, no me asustaba. Pero casi sin darme cuenta, como un fuego que se inicia involuntariamente, comencé a excitarme. Estaba entregado, ya no importaba lo que pudiera suceder. Entendí que si el Sapa tenía el coraje de hacerlo, yo no podía ser menos. Así fue que gobernado por mi instinto, me dejé llevar por sus caricias. Entramos a la habitación, ella bajó sus pantalones, y yo la senté sobre la cama, dispuesto a llegar al fondo del asunto. Les puedo asegurar que fue el mejor sexo anal que jamás tuve en mi vida. Más tarde, a un costado de la ventana, el sol comenzó a salir, y ambos decidimos que ya era el momento de partir. Asi que al salir de allí, nos dirigimos hacia el coche, y caminamos sin volver la mirada atrás. Entramos en el auto, y decidimos que por esta noche ya había sido suficiente. Durante el viaje de regreso no hubo ninguna clase de diálogo. Sólo estaba la radio de fondo que nos ayudaba olvidar el desastre que habíamos hecho. Al llegar a casa, el Sapa y yo, nos juramos solemnemente, no contarle a nadie sobre esta aventura que habíamos tenido. Pero han pasado muchos años desde aquella vez, y gracias a toda la ayuda que recibí, pude dejar el libertinaje, y abandonar mis adicciones. Hoy, las circunstancias de la vida, hicieron que el Sapa y yo, siguiéramos por diferentes caminos. Ahora entiendo que habiendo pasado 20 años desde aquella vez, ya no tiene sentido guardar este secreto.
Después de contar esto, el Mono miró sus manos y guardó silencio. Era como si al haberlo contado, estuviera trayendo al presente, todo lo que había sucedido aquella vez. Y aunque parecía jactarse de sus hazañas, yo sé muy bien que en el fondo estaba arrepentido. Tocaban las siete y para entonces Antonio ya se había ido. Solo quedamos con él, aquellos que sabíamos cómo hacer para fingir indiferencia. Contrariamente a todo lo que cualquiera pudiera pensar, ninguno de nosotros se atrevió a dirigirle la palabra. El silencio lo decía todo. No nos reíamos, pero tampoco aplaudíamos. Se puede decir que cada cual desde su lugar, supo respetar sus diferencias. Yo miré mi reloj y me di cuenta que ya era la hora. Me levanté de la silla pesadamente, y aprovechando ese breve silencio, dije con tono burlón. Bueno chicos, con el permiso de ustedes, voy a buscar mi biberón. Tomé mis cosas, saludé a todos, y me fui a casa.
Todo comenzó hace 20 años atrás. Íbamos a bailar en el auto del Sapa. Antes de salir de la casa, habíamos tomado varios vasos de wiski, y consumido con ello, unas cuantas líneas de cocaína. Yo iba ensimismado, disfrutando muchísimo esa sensación de seguridad que me daba la droga. El aire fresco del verano, soplaba en mi cara como si con ello purificara mi alma. Y así, en todo ese trayecto, mantuve mis ojos cerrados hasta que el Sapa me señalo que justo en la esquina, había habido un choque entre dos autos. Sorprendido por el hecho me detuve a observar atentamente este accidente. El Sapa estacionó el auto, pero casi instantáneamente se desvió a un costado del camino. Yo seguí su mirada y observé dos mujeres de grandes y voluptuosas formas, que salían de una casona en dirección al accidente. El Sapa les hizo una seña, y ellas sin dudarlo, se acercaron al auto. Cuando estuvieron bastante cerca de mí, conversamos unas palabras, y una de ellas me sedujo provocándome una erección. Después de tocar sus senos, y acariciar sus curvas, me atreví a meter mi mano en sus pantalones. Lo que sucedió después me hizo retroceder drásticamente hacia un costado del coche. Inmediatamente saqué mi mano de su pantalón, y le dije al Sapa que estas señoritas, no eran lo que parecían ser. El Sapa me susurró unas palabras que yo no pude entender muy bien, y me invitó a que lo siguiera. Yo baje del auto, y observé a mi compañero entrar a la casa junto con una de las señoritas. Tímidamente me fui acercando hasta la puerta, hasta que pude observar por la rendija, a mi compañero teniendo sexo anal con una de ellas. En ese momento sentí que alguien tocaba mi trasero. Me di vuelta espantado por la situación, y me encontré entonces a la otra mujer. Yo quiero eso, me dijo mientras se relamía acaloradamente. Casi involuntariamente me eché unos pasos hacia atrás. No sé si fue la droga, el miedo, o la ansiedad, pero al verla nuevamente, algo en ella me sedujo. Mi espalda golpeó con la pared, y poco a poco, ella fue acercándose como un tigre que acecha a su presa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, me envolvió con sus brazos. Yo busqué algo de aire para recobrar mi compostura, pero al respirar otra vez, pude sentir como su aliento mentolado adormecía mi cara. Dejé que se posará sobre mí, solo para que ella supiera que su naturaleza híbrida, no me asustaba. Pero casi sin darme cuenta, como un fuego que se inicia involuntariamente, comencé a excitarme. Estaba entregado, ya no importaba lo que pudiera suceder. Entendí que si el Sapa tenía el coraje de hacerlo, yo no podía ser menos. Así fue que gobernado por mi instinto, me dejé llevar por sus caricias. Entramos a la habitación, ella bajó sus pantalones, y yo la senté sobre la cama, dispuesto a llegar al fondo del asunto. Les puedo asegurar que fue el mejor sexo anal que jamás tuve en mi vida. Más tarde, a un costado de la ventana, el sol comenzó a salir, y ambos decidimos que ya era el momento de partir. Asi que al salir de allí, nos dirigimos hacia el coche, y caminamos sin volver la mirada atrás. Entramos en el auto, y decidimos que por esta noche ya había sido suficiente. Durante el viaje de regreso no hubo ninguna clase de diálogo. Sólo estaba la radio de fondo que nos ayudaba olvidar el desastre que habíamos hecho. Al llegar a casa, el Sapa y yo, nos juramos solemnemente, no contarle a nadie sobre esta aventura que habíamos tenido. Pero han pasado muchos años desde aquella vez, y gracias a toda la ayuda que recibí, pude dejar el libertinaje, y abandonar mis adicciones. Hoy, las circunstancias de la vida, hicieron que el Sapa y yo, siguiéramos por diferentes caminos. Ahora entiendo que habiendo pasado 20 años desde aquella vez, ya no tiene sentido guardar este secreto.
Después de contar esto, el Mono miró sus manos y guardó silencio. Era como si al haberlo contado, estuviera trayendo al presente, todo lo que había sucedido aquella vez. Y aunque parecía jactarse de sus hazañas, yo sé muy bien que en el fondo estaba arrepentido. Tocaban las siete y para entonces Antonio ya se había ido. Solo quedamos con él, aquellos que sabíamos cómo hacer para fingir indiferencia. Contrariamente a todo lo que cualquiera pudiera pensar, ninguno de nosotros se atrevió a dirigirle la palabra. El silencio lo decía todo. No nos reíamos, pero tampoco aplaudíamos. Se puede decir que cada cual desde su lugar, supo respetar sus diferencias. Yo miré mi reloj y me di cuenta que ya era la hora. Me levanté de la silla pesadamente, y aprovechando ese breve silencio, dije con tono burlón. Bueno chicos, con el permiso de ustedes, voy a buscar mi biberón. Tomé mis cosas, saludé a todos, y me fui a casa.
martes, 29 de julio de 2014
Dejar de Comer Carne
Hoy voy a comenzar mi dieta vegetariana. La razón es simple.
No quiero contribuir al maltrato animal, ni mucho menos deseo vivir comiéndolos
como si nada sucediera. Después de enterarme del dolor y el sufrimiento que
padecen los animales a manos del hombre, comienzo a entender que si continúo
comiéndolos, de alguna forma voy a estar contribuyendo con eso. No me queda
duda que si yo cuido la vida con un fundamento valido, ella sabrá retribuírmelo
con nuevas y hermosas palabras. Vos sabes lo mucho que me gustaría expandir los
límites de mi discurso, pero si no cambio mi conducta, esto no sucederá. Los
animales son una fuente de energía que sostiene el equilibrio del planeta.
Todos los que tenemos mascotas, sabemos que entre ellos y nosotros, existe una
relación incuestionable. Ya sea perro, gato, pollo, o vaca, si tú los matas
para comer, ellos estarán enfadados contigo y te desearán el mal. Tu cuerpo es
inteligente y de alguna forma sabe que te estás comiendo otros animales, que
sienten dolor al igual que tú. Ellos también tienen derecho a la vida. Quizás
tú digas, bueno yo no los mato por deporte, yo los mato para comer. Pero si
seguimos esa lógica, el asesino diría. Bueno en realidad no es mi culpa
tampoco, yo los mato porque la gente me paga. Lo que quiero decir es que no es
tu culpa ni la mía. Hace muchos años que el hombre viene matando animales para
su beneficio. Y en torno a eso, se han construido granjas en todo el mundo. Por
suerte hoy la humanidad está cambiando, y ahora somos nosotros los responsables
de que esto se acabe. Por eso estoy seguro que si todos trabajamos juntos, la
voz de nuestro reclamo se hará más fuerte. Tal vez pienses que nos falta
convicción para decir lo que creemos, y es cierto. Siempre somos nosotros los
que quedamos en la mira. Siempre nos han castigado por defender nuestros
sentimientos, mientras que esos cobardes que solo saben agredir, siguen
repitiendo los mismos errores que otros han cometido. Lo hacen para salir del
centro. Lo hacen por falta de valor. Lo hacen para no ser juzgados. Si no estás
de acuerdo con esto, piensa en tu mascota. Imagínala sufriendo los peores
castigos. Piensa si realmente estarías dispuesto a todo para salvarla. Piénsalo
un instante, y no recurras a nadie buscando su aprobación. Si tú sientes que de
verdad está mal comer carne, déjalo. Y sino, sigue comiendo animales como si
nada pasara. Yo me siento mal. Veo que entre mis piernas tengo un gato acostado
y realmente me dolería mucho si algo le sucediera. Es por esa razón que quiero
aprender a quererlo. Tal vez pueda parecer un disparate, pero no comer
animales, es también una forma de amarlos. Yo quiero cuidar la vida. No
destruirla. Creo que cualquier acción que pudiéramos tomar al respecto, nos
ayudará a construir nuestro carácter, y a respetar el derecho que otros
animales tienen a ser libres. Quizás mi conciencia haya crecido. Tal vez ahora
sea el momento de cambiar todo lo que no me gusta de mí. Por eso me alegra
saber que hoy existen otras opciones para alimentarnos. Así que
afortunadamente, comida no va a faltarme nunca. Tal vez extrañe el sabor de la
carne, pero estoy seguro que ese será un dolor necesario. En está inagotable
responsabilidad de buscar el conocimiento, solo se me ocurre una frase que
escuche el otro día en Disney Chanel. Trata como quieras que te traten. Y
siendo que respaldo este pensamiento, la verdad es que ha llegado la hora de
aceptarlo. Yo no deseo ser comido por nadie.
sábado, 26 de julio de 2014
Robar en el Cielo
La noche pasada soñé que entrabamos a saquear un supermercado. Casi no había gente, sólo quedaban unos pocos empleados que no decían nada si tomabas algo. Mientras caminaba con mis otros compañeros, yo buscaba cosas de valor que pudieran ayudarme con las compras de la semana. La cuestión es que el supermercado ya había sido saqueado antes, y solo quedaban algunos productos de menor importancia. Fue así que tomé una caja de sahumerios, y un paquete de pochoclos. Mientras estábamos saliendo, apareció una empleada oriental, y me dijo que íbamos a ser castigados por esto. Yo me asusté, y quise devolverle el paquete de pochoclos, pero ella me lo regresó sonriendo. Al salir del supermercado, la luz se apagó, y yo desperté en mi cama sin los sahumerios y sin el paquete de pochoclos. Sentí culpa por haber robado, y fue entonces cuando mi conciencia me dijo que los sueños son muy parecidos al cielo. Allí la gente sigue creyendo que toda riqueza que pueden robar, la disfrutarán más tarde cuando despierten. Pero lamentablemente después de robar en el cielo, sólo te queda la sensación de haberte llevando algo valioso, porque en ese estado de conciencia etérea, no puedes disfrutar nada que sea material. Por eso, tanto en el cielo como en la tierra, el desafío es aprender a rechazar las riquezas inútiles. De lo contrario, serás castigado, tal y como me lo advirtió esa mujer oriental
jueves, 24 de julio de 2014
Tenerte
No creo haber resulto nada. Estoy en casa disfrutando lo
bello de estar solo, y no dejo de pensar en lo fácil y en lo difícil que
resulta estar contigo. Fácil porque no hay que hacer nada para tenerte, y
difícil porque hay que hacer mucho para cuidarte. No puedo imaginarme un
momento sin vos. Si no te tuviera conmigo en esta vida, no sé lo que sería de
mí. Quizás ya te lo dije muchas veces, pero cuando se trata de ratificar un
amor, no basta como mencionártelo todo el tiempo.
Quisiera que recordarás. Quisiera que entiendas la razón por
la cual estas aquí devuelta. Sabes que la tristeza me mantiene a salvo, pero
aun así le temo a la arrogancia, pues ella jamás ha dejado de lastimarnos.
Déjame que te advierta. Quiero que tomes precauciones antes de que pierdas todo
lo que tú y yo hemos ganado. Cuando creas haber terminado tu trabajo serás
etiquetado. Entonces contrariamente a lo que piensas, se cerrarán muchas
puertas para ti. Dejarás de estudiar aquello que nace de tu corazón y aceptarás
las condiciones que el dinero tiene para ofrecerte.
Más allá de estas cuestiones yo te conozco y sé que sabrás
pensarlo bien antes de tomar una decisión. Tú sabes que todo aquel que abandona
la soledad, de alguna forma está manifestado su disconformidad con aquello que
toca su ser. Aquí en mi silencio, estando junto a ti, yo puedo sentir que algo
dentro de mí vibra, sufre, se fortalece y aprende todo lo necesario para
acceder a la verdad. Yo mientras tanto confío en ti. Confío en ti porque sé que
el papel no nos dejará mentir. Y en sus letras vive la razón que alguna vez
perdimos. No voy a explayarme demasiado en estos asuntos, porque en un rato es
el cumpleaños de mi hermano, pero tú debes entender esto. El ojo que ve, no es
el que sigue estas palabras, el ojo que ve está en tu interior. Ya hemos
hablado de la paz y la conformidad. Y que mejor forma de encontrarlos sino es a
través del silencio. Ese mismo que sabe cómo cicatrizar las heridas. Ese mismo
que te da razones para volver a intentarlo. Ese silencio que tanta veces ha despejado
la bruma, y te ha hecho retomar el camino. Confía en él, y se siempre
agradecido. Pero más allá de eso, defiende tu soledad. Acércate a ella como
puedas, y jamás dejes que otros te confundan. Estará bien amigarte con las
personas, pero no dejes que su confianza modifique este rumbo que hemos
emprendido. El mundo interior es nuestro bien más preciado, y tú y yo lo hemos
ganado en su justa ley. Aún queda mucho por hacer, pero ten calma y sigue
despierto. Tú debes saber que no eres parecido a nadie. Y eso que te hace
diferente, es la razón que le da un propósito a tu vida. Si dejas a un lado tu
actividad espiritual, perderás todo el amor que el mundo tiene para darte. Tu
estas en mí, y como te prometí en un pasado, yo sabré orientarte cada vez que
lo necesites. Pero mis esfuerzos serán inútiles sino me llevas en alto. Yo soy
la respuesta que te ilumina en el silencio, por eso si dejas que otros invadan
mi espacio, ya no sabré como guiarte. No me vendas por esos espejitos de
colores que solo sirven para congelar el tiempo. Recuerda, “la belleza es
propia de quienes saben rechazar el oro “.
lunes, 26 de mayo de 2014
Pido Valor
Recurro a vos para pedirte un consejo. Si, a vos que estas
más allá de cualquier pretexto y finura. A vos que creciste en el barrio, a
ofensas y cachetazos. Escuchame un cachito, y ayudame con esto. Hoy estuve con
mis hermanos en casa de mis padres, festejando el 25 de mayo. Un día similar a
lo que ya he vivido, pero lleno de axiomas y particularidades nuevas. La tarde
comenzó temprano, más precisamente después de los ravioles, y en la sobremesa
de la cocina. Mientras mis hermanos y mis padres charlaban animadamente, yo
como el ermitaño que soy, me recosté suavemente sobre el sillón del comedor, y
me dormí. Allí frente al ventanal por donde mejor se escurre la luz del sol,
entre dormido y despierto, el olor a café me invito a levantarme. Después de un
resumen deportivo sobre la victoria del Real Madrid sobre El Athletic, cada
cual busco su rato de silencio. Mi madre con el gato, mi hermana con el
celular, y mi padre con la almohada. Yo sin ir más lejos, fui hasta la
habitación de Fede, tomé su guitarra y baje amistosamente allí donde todos
estaban conversando. Comencé mi repertorio con algunas expectativas de ganar
público, pero pronto quede fuera de sintonía. Como te imaginarás, terminé
tocando solo y para nadie. Entre todas las cosas que pudiera pasarme, está es
la más habitual. Bueno... me dije. El silencio es un espectador sincero, él
sabrá juzgar mis intenciones. Las próximas horas las pasé cantando para no
mostrarme derrotado. Mientras mis hermanos con indiferencia, jugaban a un juego
de preguntas y respuestas, que ya se hizo popular entre los usuarios de
Facebook, yo miraba de reojo a la cocina y pensaba. ¿Será que toco la guitarra
porque quiero llamar la atención? ¡Oigan! aquí estoy....alguien que me escuche.
Esta la saqué hace poco, ¿la cantamos todos? ¿No?....ok. Luego se hizo de noche
y cada cual a su casa. Mi hermana, Ezequiel y yo, nos fuimos en el auto con mi
viejo, y mientras ellos iban charlando sobre una obra en construcción que
promete ser nuestra futura casa, yo miraba por la ventana, como un niño que
presencia una conversación de adultos. En ese momento, mis ilusiones se
hicieron grandes, pues de alguna forma tener una casa propia, representaba un
problema menos en mi vida. Finalmente al llegar a mi departamento, sentí un
fuerte dolor de garganta. La desatención de mis hermanos, y el ímpetu de
hacerlo bien, me obligaron a forzar mucho mi voz. ¡Pero que estupidez! pensé.
Encima que me pasé la tarde solo, y cantando para nadie, ahora ni siquiera
puedo hablar. Probablemente mis aspiraciones como cantante, se destruyan igual
que mis cuerdas vocales. No, no me importa. Como dice Nietzsche, Lo que no te
mata, te hace más fuerte, y esa es una fija. Me preparo un té con miel, y de
vuelta a las andadas. Mañana en la ducha, con el chasquido del agua y la reverberación
del baño, nadie va notar mis carencias artísticas. Mientras cocino una suprema
de pollo en el horno, me siento a mirar un poco de televisión. La verdad es que
no le estoy prestando mucha atención. Mis pensamientos giran alrededor de
Pilar, mi ex novia. Es cierto, tal vez sea un melancólico, pero creo que un
ratito de ella, no me vendría nada mal. Claro que mis intereses no son
sexuales, yo diría que más bien son sentimentales. Violines. Fuera de joda,
¿vamos a hablar en serio? Ahora mismo me encuentro muy lejos de todo lo que
fui. Tal vez me sea imposible volver atrás. Sobre todo porque las mujeres rara
vez te dan una tercera oportunidad... Y aunque este tentado, no voy a llorar.
Ni una lagrima. Vamos con el optimismo. Saco una hoja, dibujo un cómic, y a la
mierda con todo. Ok, francamente no tengo ganas. Tantas veces hemos hablado
sobre la dicotomía amor - soledad, que ya no estoy seguro de lo que quiero. No
voy a negarte que con todo esto de Internet y las redes sociales, no puedo
menos que sentirme un peón entre reyes. Tanto talento me abruma si... lástima
que el mío sea tan choto. Hay mucha gente en el mundo ¿ves?, y a mi
consideración nadie es indispensable para que esto continúe. No es necesario
que lo aclare, estoy seguro que en estos momentos nadie piensa en mí, y aunque
parezca ridículo por otro lado, yo pienso en todos. Bueno, casi. Muchas veces
dije, que es inmoral poner el arte al servicio del dinero, pero ahora que lo
analizo mejor, quizás pude haberme equivocado. Lo que no me termina de
convencer, es estar atado al tiempo y a las demandas de algún inversionista. Te
utilizan para que con tus manos, digas lo que ellos quieren. Sin desprestigiar
al obrero, terminas construyendo una casa que al final no es tuya. Por eso
pienso que si te dan un espacio en blanco, es para que vos digas lo que mejor
te sienta. Sin faltarle el respeto a la profesión, creo que un dibujante, no
debería estar atado a ninguna otra cosa más que a su propia voluntad. Bueno, al
menos eso dicen. Pero si te va bien haciendo lo contrario, no me hagas caso. Ya
habrás visto que en este rubro, no solo soy pésimo, sino que además me gusta
dar lastima para que otros me compadezcan. Pero más allá de mi solemnidad, al
menos puedo hacer alarde de una cosa. De mi libertad..... ¿De mi libertad dije?
¡Pero que estupidez! En realidad soy un esclavo más del sistema. No me quejo de
mi trabajo, pero la verdad es que lo que hago, no me completa. En cambio esto
sí. Acá... me siento un hombre libre.... como un pájaro estoico que vuela sobre
la implacable neblina que oscurece el camino.... Bueno, en realidad lo
confieso..... no se que hacer con mi tiempo libre. En serio lo digo. Pero
sinceramente mal que me pese, creo que esta es la mejor forma de aprender. Vivo
la vida de forma desinteresada, y en lo posible, trato de no reclamarle nada a
nadie, pues entiendo que ya poseo todo lo que necesito para ser feliz. Pero más
allá de mi aceptación, ahora que lo pienso bien, si hay algo que me falta en
esta vida es valor. Valor para enfrentar la verdad. Valor para no dejarme
engañar por lo sabido. Valor para revisar el tiempo, sin sentir vergüenza de lo
que fui. Valor para aceptar una crítica y reconocer el error. Valor para no
vender mis principios, a cambio de dinero. Valor para mirar más allá de las apariencias.
Valor para aprender a querer sin prejuicios. Valor para superar todo aquello
que me atemoriza. Valor para decirte lo que siento, sin tener que avergonzarme
por ello. Valor, y nada más que valor. Eso es todo lo que necesito. Pero aun
así, considero que pedir valor frente a tantas otras urgencias, parece una
actitud egoísta de mi parte. Sin dudas lo mío, es una nimiedad en comparación
con lo que verdaderamente hace falta. Por eso quiero que tú y yo, nos
enfrentemos con aquel costado que tanto nos duele mirar. La limitación. Creo
que todos nos hemos preguntado alguna vez ¿porque este tipo puede, y yo no? ¿En
qué estoy fallando? Pues bien, yo no tengo respuestas para tales preguntas.
Pero a simple vista puedo ver que más allá de tu relación sentimental, tu
sexualidad, tu situación económica, familiar y/o laboral, todos somos
distintos. Probablemente parezca un cliché exponer mi tratado en estos
términos, pero de verdad pienso que aceptar nuestras limitaciones, no tiene
nada que ver con resignarnos a seguir intentándolo. Si lo analizas
detenidamente, la limitación, no es otra cosa que el miedo al error. Es feo ser
juzgados por nuestros errores, pero sin duda es mucho peor nunca haberlo
intentado. En fin, a veces el ser diferente, nos impulsa con vehemencia hacia
todo lo que desconocemos, y es allí cuando encontramos lo que queríamos saber.
Tú sabes de lo que hablo. No hay pretextos, ni tampoco excusas. Quizás sea por
esa razón que estamos incómodos. Porque claro, nadie puede sentirse cómodo
habitando lo desconocido. Ahora que lo pienso, creo que por eso quiero escapar.
Lo digo en serio. Ya tuve suficiente oscuridad en mi vida. Y si bien mis ojos
van acostumbrándose a la penumbra, no dejó de soñar con tu luz. Suspiro y
pienso en aquel amor que sabe ser sincero, sin mezquinar caricias. Ese amor que
en su búsqueda ha entrado en un laberinto sin escape, indescifrable, áspero, y
abrumadoramente hostil. Es probable que a esta altura deba ser yo quien te
rescate del naufragio. Pero a decir verdad, temo salir lastimado. Y por más
próximos que estén tus brazos, si no consigo reunir el valor que necesito,
jamás podré alcanzarlos. ¿Entendes ahora porque pido valor?
jueves, 17 de abril de 2014
El Sueño
Tuve razón en una, tuve razón en dos, tuve razón en tres, y
a la cuarta dije seguramente debo tener razón, pero me equivoqué. Hoy me siento
muy bien. Aunque sigo teniendo necesidad de amar, la soledad me permite
sostener esta promesa que alguna vez hicimos. Hasta aquí, puedo decir tarea
cumplida. Sin embargo cada nuevo día que me levanto, mi existencia vuelve a
ponerme a prueba. Creo entender que gracias a la tecnología, vamos encontrando
nuevas formas de investigar acerca de lo que somos. En ese camino, tomar el
control del subconsciente, parece ser un desafío más que interesante. Pero si
bien reconozco mis intenciones, comprendo que nada de todo esto sucederá, a
menos que pueda cumplir con los requisitos solicitados. Aún hoy, sigo
persiguiendo mis ideas. Intento buscar entre todas ellas, algunas señales que
iluminen mis defectos. Por eso aquí estoy cómodamente recostado, esperando la
llegada de un nuevo sueño. Tengo la expectativa de vivir en él, pues al menos
por un tiempo quisiera mudarme a otra dimensión. Aunque parezca pretencioso, no
creo estar exigiendo demasiado. Pues gracias a sucesivas experiencias, he
comprobado que el mundo onírico, es un terreno fértil, plagado de fructíferas e
inagotables sensaciones. Sé que allí los eventos se fragmentan en pequeños
instantes inconexos, que se organizan a través de los sentidos. Según lo
previsto, la conciencia y los sueños, trabajan en un formato absolutamente
compatible con la realidad material. Así que no pienso renunciar al derecho de
habitar en mis sueños. Entiendo que soñar es una experiencia que muchas veces
supera al mero acto de tocar la materia. Allí he tenido romances profundos y
excitantes, angustias terribles y dolorosas, y encuentros con seres queridos,
que me han estremecido hasta las lágrimas. En pocas palabras, mi experiencia
con los sueños, siempre me ha exhortado a seguir combatiendo contra el peor
enemigo de la humanidad. El odio. Quien ha dicho que los sueños son sólo un
residuo de lo que aquí vivimos, no ha de haber comprendido la importancia de
alternar nuestra visión del mundo, con una realidad absolutamente equidistante
y libre de censuras. El sueño es una dimensión real, que valiéndose de su
propia lógica, nos enseña a contemplar lo invisible. Más allá de todo lo dicho,
no quiero alentarte a vivir en la cama, pero si aprendes a interpretar las
huellas en el camino, quizás puedas descubrir algo de ti, que antes no podías
ver.
domingo, 13 de abril de 2014
Mi Paso por tu Persona
No voy a mentirte y lo sabes. Quizás aún no haya encontrado la forma de vivir en los textos, pues mis reflexiones no suelen durar más de cinco minutos. Sin embargo esta vez, nada más quisiera yo, que poder ayudarte. Se lo mucho que sufres y entiendo que lo darías todo por encontrar la forma de ser feliz. Por eso te pido que tengas confianza. Deberías saber que esta vida que reside en ti, no va a dejarte sólo. Al rededor tuyo, tienes mucho más de lo que en verdad necesitas. Sería muy noble de tu parte si aprendieras a transformar tu verdad en una sabiduría. Cuéntame tus pesares, yo estoy aquí contigo. No tengas miedo de mí. Tu sabes que siempre hemos estado juntos y muy pocas fueron las veces donde no supimos entendernos. Sé que deseas poseer más, pero ¿es acaso correcto justificar tu dolor, por una carencia que jamás completarás buscando fuera de ti? Se fuerte Juan, tú me tienes y yo te tengo. ¿No crees que al menos eso debería compensar tus miserias? Hoy más que nunca debes tener en cuenta que el dinero, jamás comprará la sabiduría. Por eso te pido que me escuches. Interpreta tus sentimientos, y confía en el tiempo, pues si le pierdes el sentido a las cosas, jamás encontrarás la llave que necesitas para continuar. Ya puedo verte titubear. Eres demasiado escéptico para creer sin juzgar lo que digo. Sin embargo puedo ver que hay algo en ti que te ama, y te protege incondicionalmente. Trabaja en ello, y demuéstrale entonces que eres digno de semejante compasión. Dile en secreto que nunca lo abandonarás, y cumple con lo pactado. Sé que estas escuchándome, pero veo que no me prestas atención. Dime entonces. ¿Acaso ya no soy suficiente para ti? ¿Crees que mis esfuerzos aquí arriba no merecen ser llorados? Observa en tu interior y contéstame con sinceridad. ¿No es acaso tu felicidad más plena de lo que alguna vez imaginaste? ¿No son tus conocimientos más bastos y generosos, desde que comenzamos a trabajar juntos? Sé que eres un hombre de palabra y no me defraudarás. Por esa razón, si valoras todo lo hecho hasta aquí, sabrás defender nuestro legado, como aquel padre que protege el bienestar de su hijo. Estamos juntos en esto, y no te gobernaré a menos que tú me lo pidas. Mientras tanto, seré tu fiel compañero. Guiaré tu camino y jamás declinaré ante la adversidad. No te asustes, mis oraciones no pertenecen a ningún dogma. Solo estoy prestando juramento, para enseñarte que mi simpatía, se ha hecho fuerte en su orgullo. Por eso te pido que seamos fieles a nuestra condición, agradeciendo a todos aquellos que cuidan de este aire que nos une. Si me abrazas, prometo no perturbar tu descanso. Búscame donde solo tú puedes escucharme. Donde el brillo es opaco, allí estaré. Donde la palabra es sorda, allí estaré. Cuando nos encontremos, prometo explicarte porque nada de todo lo que proviene de afuera, podrá jamás resolver un asunto de adentro. Una vez que estemos juntos, no habrá líderes a quienes seguir, ni maestros a los que obedecer, solo habrá un terreno fértil para cosechar. No voy engañarte ni mentirte, confía en mí, tienes mi palabra. Yo estoy en ti, y tu estas en mí. Así será siempre, por los años de los años. Finalmente cuando llegue mi hora, me encantaría partir de tu cuerpo, sabiendo que nunca jamás me traicionaste. Estoy seguro que eso me dejaría un bonito recuerdo de mi paso por tu persona.
lunes, 7 de abril de 2014
El Motivo de Nuestra Promesa
Particularmente prefiero las casas bajas a los edificios,
pero dada mi situación, quiero comentarte que estoy descubriendo lo fabuloso
que es salir al balcón las noches de verano. Como sabes bien, siempre elegí mi
cama como lugar de esparcimiento y lectura. Pero déjame decirte que escribir
aquí afuera, no está nada mal. Hasta no hace mucho tiempo, escribí un texto del
cual quedé muy conforme. Se trata de un ensayo que habla de cómo el hombre
define su identidad, a partir del reconocimiento que obtiene de los demás.
Sería redundante si me pusiera a describir las particularidades y detalles de
este análisis, pues estoy seguro que todo lo dicho sigue vigente en tu memoria.
Sé que tú ya sabes de qué se trata, y estoy seguro que siendo hoy, algún día en
el futuro, sabrás muchas otras cosas que yo aún desconozco. En pocas palabras, estoy entendiendo
algunas formalidades de todo este asunto de estar presente en el mundo. Y si
bien sacrificó mucho estando sólo, también es cierto que voy ganando otras
cosas. Para ser más específico, ganó mucho enfrentando mi confusión, y pierdo
otro tanto evadiendo mis sentimientos. Es cierto Juan, si bien estoy algo
angustiado, no deberías preocuparte por eso, dado que como vienen dándose las
cosas, no creo que pierda mi capacidad de amar. En fin, siendo que continuó
leyendo algunos de mis viejos diarios, me gustaría comentarte que me hace muy
bien escuchar tus historias. Sin hacer evaluaciones o diferencias, todas tienen
su encanto. Saber de ti siempre es bueno, y si en el camino encuentro alguna
particularidad, yo la recibiré con gusto. Este último año la tecnología ha sido
de gran ayuda. Por eso no quisiera ser desagradecido con todos aquellos que
dedicaron su vida, para que hoy nosotros podamos hacer uso de estas maravillas.
Sin embargo también es cierto que no dejan de ser meros objetos, necesarios sí,
pero objetos al fin. Creo que nada podría separarme de mis intenciones
iniciales. Aunque sea duro, debes confiar en mí, pues tal y como lo hemos
pactado, yo terminaré lo que alguna vez empezaste. A cambio solo te pediré que
me ayudes a resolver otros tantos problemas que me tienen preocupado. Me
gustaría que consideres nunca dar por entendido lo que crees saber. Pues ese es
el error que comete la mayoría de la gente. Aunque pienses que tus ideas son
absurdas y carentes de importancia, cuéntamelas igual. Yo necesito saber lo que
te sucede. Cuéntamelo todo, y deja que sea el tiempo quien evalúe la veracidad
de tus palabras. Es bueno salir al balcón sabiendo que aunque no pueda verte,
tú estás aquí conmigo. Sabes Juan, sin dudas hay una cualidad en nuestra
relación. Yo diría que tú me defines a mí, tanto como yo te defino a ti. Es
este sentimiento, el motor que acciona nuestros pensamientos. Por eso si tú me
olvidas, ya nada tendrá sentido. En otras palabras, pienso que en ello reside
el motivo de nuestra promesa.
Debilidades
Ya no sé lo que hacer con mi vida. Estoy intentando resolver
todas las cosas que me provocan inquietud. Para nombrar algunas de mis
debilidades, quisiera empezar por la más terrible. La necesidad de comprar. A
eso le siguen mi debilidad por las mujeres, y por último la más famosa, la
necesidad de comer carne animal. Todas ellas despiertan en mí un deseo
incontenible, que resulta prácticamente imposible de soportar. Bueno, cabe
mencionar que justo en este momento, ha de haberse cortado la luz. Esto gira
completamente el sentido de lo que quería contarte. No me apena estar a
oscuras, lo que más me preocupa, es que si para mañana no hay luz, voy a tener
que tirar mucha comida a la basura. Afortunadamente no todo es tan malo.
Mientras escribo a la luz de la vela, puedo ver desde mi ventana, los primeros
rayos de una tormenta que anticipa ser muy fuerte. Me gustaría salir al balcón
para verla mejor, pero pensándolo dos veces, mejor me quedo aquí, no vaya a
ser cosa que me caiga un rayo en la cabeza, y me quede seco en el piso. Mientras Zoe
come en la cocina, yo tengo la suerte de estar en compañía de un moscato. Una
bebida con algo de historia para mí, dado que es la misma que tomábamos con
Javier Tobares, por aquellos años en el teatro de la ribera. Luego el tiempo y
sus vicisitudes terminarían por separar lo que hasta entonces parecía una buena
amistad. La verdad es que haciendo una breve retrospectiva, no tuve suerte con
mis amistades, pues si hubiera continuado con ellas, quizás no estaría
escribiendo esto que aquí menciono. Sabes, aunque parezca un tanto evasivo,
creo que a veces no está de más que se corte la luz. Sobre todo porque en lo
particular es un buen momento para contemplar nuestra dependencia electrónica.
Perezosamente estamos conectados a una realidad que muchas veces nos aleja de
nosotros mismos. Sin luz y con tormenta, podría parecer una combinación algo
romántica ¿no lo crees? Sobre todo porque la felicidad es mucho más grande
cuando todos comparten una misma miseria. Me detengo a observar el cielo, y a
escuchar la inquietud que poco a poco se va apoderando de la gente. Las
sirenas, los vehículos, y el ruido de los técnicos que intentan resolver el
problema. Poco a poco, me dejó seducir por estos vejámenes, tomando en cuenta
que imprevistamente ha comenzado a llover. Desde el comedor, saboreo el
moscato, y consideró la probabilidad emborracharme. A través de este
comportamiento precoz e inmaduro, me
resulta imposible no sensibilizarme con el asunto. Es por eso que a pesar de mi
supuesta desgracia, nada de todo lo ocurrido, me resulta desafortunado. Pues
gracias a este vino dulce que voy degustando, mis penas no tienen más remedio
que aceptar la tregua. Ahora entiendo porque en su etiqueta lo llaman
oportunamente, vino generoso. Y es que parece como si estuviera hecho con miel.
Tan dulce y cautivador, como aquellos besos de la mujer que añoras. Me prohíbo
caer en falta, pero a no ser que regrese la luz, es muy probable que acabe por
terminarme la botella. Originalmente antes de que suceda esto, mi propuesta era
la de combatir activamente en contra de mis debilidades. Pero si bien reconozco
mis intenciones de no volver a comer carne, también es cierto que no por
reprimir un deseo, llegaré a ser un mejor ser humano. En tiempo real, ya ha
dejado de llover. Aún se oyen los motores del generador que da luz al sanatorio
del barrio. Mientras tanto yo contemplo mi desafortunada existencia, a través
de la literatura y el vino. Sabes Juan, hasta aquí no me siento tan
desgraciado. Pienso que en términos generales, estas vacaciones no fueron tan
mezquinas. Lo único que continúa intrigándome, es el objetivo que vine a
cumplir. Por eso pregunto. ¿Cómo podría serle útil a la humanidad, si pierdo la
gratitud hacia esta vida que me han dado?
lunes, 31 de marzo de 2014
El Dilema de la Cámara
¿Cómo podrían los ciegos evolucionar en su discurso, si entonces
no tienen la posibilidad de registrar aquello que ven? Pienso que sería bueno
para los que si vemos, tener en cuenta que las posibilidades de expansión, no
se reducen únicamente a lo visual, sino que también lo auditivo, forma parte
del asunto. Este debate sobre el conflicto moral que implica comprar o no
comprar, parece no tener fin. Estamos aquí utilizando un formato digital para
escribir. Y siendo que reconozco mi dependencia con la tecnología, no veo cual
podría ser el problema de usarla para satisfacer nuestras necesidades.
Sin embargo hay veces donde deberíamos intentar oponernos a
esta costumbre. En ocasiones pienso que nos esforzamos mucho, buscando una
herramienta que nos ayude a completar la visión que nos falta. Queremos
encontrar la fórmula de la felicidad, para luego abrirle las puertas al amor.
Pero aquí hago un paréntesis y pregunto. ¿Es acaso posible encontrar la fórmula
de la felicidad? Yo no dudo de las bondades de una cámara, pero así como no
dudo de ello, tampoco justifico mi déficit intelectual, por no tener una de
ellas. Sin embargo a decir verdad, la única herramienta de la cual no puedo
prescindir es de mi conciencia. Como siempre hemos dicho, aquí yo, y allí tú.
Yo de este lado, y tú del otro. Resulta interesante comprender que no hay
sabiduría, si entonces no hay una lucha. Y esta necesidad de comprar, me
plantea una lucha desmesurada contra mi voluntad. Ya sé que tú quisieras estar
del otro lado, y poder participar de este análisis, pero créeme que considero
tu esfuerzo y no me dejo convencer fácilmente cada vez que eres juzgado por
otros que desde lo inmediato, parecen ser más felices. Yo quisiera saber juan,
de que vale una vida sino es para intentar luchar contra el desmesurado impulso
de poseer lo que en realidad no necesitamos. Dicho en otras palabras yo no
quiero que me conformen con un juguete nuevo, yo quiero libertad. Entiendo que
todos necesitamos trabajar para acceder a lo mínimo e indispensable, pero así
como están dadas las cosas parecería que nuestras pretensiones terminan cuando
nos ponen el chupete en la boca. Yo aquí no puedo saber cuánto de cierto hay en
mis palabras, pero me cuesta creer que la libertad de un hombre se complete a
través de un objeto. Si somos completos y autosuficientes, no deberíamos
codiciar aquello que no necesitamos. Sin embargo lo hacemos. Queremos plata,
queremos mujeres, queremos popularidad, en fin, ¿Acaso sabemos lo que queremos?
Si todo lo que necesitamos es pensar, contemplar, luchar, combatir, y tratar de
oponernos a lo que no necesitamos, para que ceder a la tentación. Dejemos eso
para quienes pretendan vivir el día a día. La soledad es buena porque nos
mantiene conectados, pero la materialidad nos abstrae de contemplar lo que es
importante. Más allá de la técnica hay un sentimiento, y que pudiera quedar de
todo ello si no intentamos salvar todo lo bueno que hay en nosotros. Parece
antinatural no darse los gustos, pero siendo que la humanidad sigue intentando
organizarse, lo único que quisiera yo, y entiendo que tú también, es poder ayudarla.
Dicho en otras palabras como podría saber si estoy haciendo lo correcto si
antes no me baso en lo moral, lo intelectual, lo emocional, y en el sentido
común. Creo que el hecho de tener una cámara, contempla todos estos asuntos.
Pero siendo que al final el entrevistado serás tú mismo, deberías saber que sea
cual fuere el uso que pudieras darle a dicho objeto, tu presencia será
indispensable para disfrutar de esta experiencia, ya sea visual o auditiva.
Por eso para simplificar el análisis, quiero reconocer que
es probable que la humanidad quiera compensar nuestra esclavitud laboral, con
toda clase de objetos innecesarios. Y siendo que las alternativas son
aceptarlos o rechazarlos, que otra cosa pudiéramos hacer más que sufrir en
silencio y con orgullo. Enseñar a la humanidad nuestra desconformidad no estará
mal, siempre que con ello planteemos nuevas alternativas al dilema de estar
existiendo sin saber para qué. La gratitud y la conformidad también forman
parte de la educación. Por eso poder vivir a través de ello, es sin lugar a
dudas, mi mayor deseo. Más allá de todo, creo que jamás podré cumplirlo si
entonces no soy fuerte en mis convicciones. Y aunque mis esperanzas son pobres,
yo sé que tú estando aquí, te sientes feliz y satisfecho. Por eso cuando pierdas
de vista tu libertad, y te sientas traicionado por el mundo, vuelve conmigo. Te
aseguro que serás feliz aquí. No deberías tener miedo de continuar lo que
iniciaste. Piensa que aprender a hablar apropiadamente, no se reduce únicamente
a la sintaxis, pues también es cierto que si no tienes nada por lo que luchar,
no habrá verso que te defienda. Un hombre puede ser más o menos ilustrado en
los asuntos que competen a la oralidad, pero de lo que no puede carecer es de
moral. A veces miro la televisión hasta donde puedo, y veo que son pocos los
que contemplan los asuntos referentes al deseo del hombre, y si bien muchos de
ellos gozan de aceptación y popularidad, no puedo evaluar en qué medida
colaboran con el bienestar del hombre. Por otro lado me doy cuenta que cuanto
más me opongo a mi voluntad, más largas y tediosas se vuelven mis reflexiones.
Ahora bien podría preguntarme. ¿Qué es lo que busco con esto? Decir más, o
decir menos y mejor. Desde que somos pequeños estamos siendo ayudados por todo
lo que nos rodea, y si bien a veces con la intención no alcanza, no puedo poner
en tela de juicio la buena voluntad de las personas. Por eso antes de creer en el
capitalismo, prefiero llevar a cabo una rebelión moral. Solo así quedará evidenciado, que en mi reflexión moral, no existe ni existirá, ningún otro enemigo más que yo mismo.
sábado, 8 de marzo de 2014
El Sexo
Un estudio científico reciente, ha confirmado que el cerebro
del hombre y el de la mujer, son exactamente iguales. Por lo tanto la única
diferencia que hay entre ellos, es el sexo, la anatomía, y las hormonas. Según
mi teoría, el uno y el otro se buscan exclusivamente para compartir el placer
sexual. Algunos podrían añadir que también existe entre ellos un placer
intelectual, o algo así como un dialogo personalizado que el individuo por sí
solo, no podría generar. Como dije en otras oportunidades, el hombre no es solo
uno, sino que gracias a su conciencia, (o voz interior), hay raudos argumentos
para confirmar que al menos son dos. La psicología múltiple de los escritores,
el pensamiento mixto, y la variedad de personajes creados en la historia de la
literatura, así lo demuestran. Más allá de lo dicho, el placer intelectual
puede darse con cualquier persona. Sería ingenuo pensar que esto sucede
exclusivamente con nuestro amor ideal. Por eso pregunto. ¿Cuál es la finalidad
del concubinato? Si consideramos que el único instrumento que nos brinda acceso
al conocimiento es el propio cuerpo, se hace evidente que detrás de nosotros,
hay algo más que solo órganos. Es probable que allí encontremos la forma de ser
más sensibles, más coherentes, más diestros, más tolerantes, en fin, más
humanos. Si entonces decimos que el único modo de entender al otro, es
completando aquello que nos falta, estaremos en un error. Una etimología más
confiable podría ser. "Conócete a ti mismo, y entenderás al mundo."
Pero siendo que a veces el dolor puede más que la reflexión, yo quisiera
preguntarte. ¿Cómo podrás estar seguro de que has tomado la decisión correcta?
Digo. Que todo el mundo salte al mar, no te asegura salir nadando. Antes de
iniciar una relación, considera la posibilidad de trabajar en base a lo que ya
tienes, y entonces te aseguro que con el tiempo aprenderás a sentirte completo.
Tú dirás. ¡Eso no es posible! Todos aquí creemos que obteniendo lo que
deseamos, estaremos mejor. Primera plana. "Greenpeace protege a los conformistas". Es cierto, ya no quedan muchos de ellos.
¿Pero para que conformarse cuando podemos tener y tener? De hecho mirándolo dos
veces, tener y tener, no está mal ¿eh? Ahora veo que al parecer el hombre tiene
algo que la mujer no tiene, y viceversa también. No puedo decirte lo que es
porque podría pecar, y la verdad es que no quiero perderme el paraíso. Lo que
sí puedo adelantarte, es que ese "algo", es lo que motiva el deseo. Y
que es el deseo, sino el acto de pretender aquello que nos falta. Esto vendría a
explicar la razón de muchas infidelidades, dado que el hombre no puede desear
aquello que ya posee, sino que desea el bien ajeno, lo que no es suyo, o en una
terminología un poco más adolecente, desea lo prohibido. Véase Adán y Eva. Es
feo plantearlo de esta forma, ya que de ser así, no seríamos para el otro, más
que meros objetos desechables. Ya te habrá pasado ahorrar durante mucho tiempo,
para comprar algo que luego dejas ahí tirado. Sin ir más lejos, con las
relaciones pasa lo mismo. En resumidas cuentas, solo deseamos en la medida que
no lo tengamos. Tú podrás vivir con ello como si no importara, pero dado este
análisis, prefiero la excentricidad, antes que ser víctima de este inocente
engaño.
lunes, 3 de marzo de 2014
Ni yo soy tu, Ni tu eres yo
Otra vez vuelvo a ser víctima de mi vacío existencial.
Comprar, tener, ambicionar, no conformarse, pretender más de lo que hay. Es
cierto, reconozco mi enorme debilidad, y nada más quisiera yo que poder crecer en el tiempo sin ocupar mis días sumergido en este espantoso virus informativo,
que hoy invade mi pensamiento. Tú sabes Juan, que cuando no tenemos nada para
pensar, nos angustiamos. Buscamos entonces compensar esa carencia, con algunas
palabras sinceras sobre nuestros sentimientos. Nos extraviemos en el camino, y
siendo que buscamos ir más allá, intentamos procurarnos las mejores
herramientas. Sin embargo yo soy de los que piensan que jamás lograremos resolver lo que nos lastima, si no es a través de esto que hoy
hemos dado en llamar sinceridad. Pues sino, de qué otra forma podríamos diferenciar lo que está bien, de lo que está mal. Creo en la humildad, y sostengo la
esperanza de encontrar la forma de seguir adelante. Aunque hay momentos en los
que me doy cuenta, de que sólo con un texto no me alcanza, también es cierto
que la mayoría de mis conocimientos provienen de allí. De este espacio que
siempre se ha brindado como un escape al frenesí del ser humano. Piénsame como
un amigo al cual puedes contarle todo, sabiendo de que estas páginas siempre
guardarán lo dicho. Puedes confiar en mí, porque de hecho yo recibo tus
enseñanzas también. Mientras tanto, tratemos de serenar nuestra ansiedad,
ayudándonos el uno al otro. Aquí estoy Juan, acaricia y siente mi alma. Soy lo
que necesitas para volver a abrir tus ojos, dado que veo como la ambición te ha
enceguecido, virando tú camino hacia un sitio sin gloria ni orgullo. Déjame
aprender de ti aunque tu comportamiento sea inapropiado. Pues te prometo que si
me lo confiesas, yo volveré a brindarte mi consejo. Hoy me duele no poder
volver a sentir aquello que alguna vez iluminó nuestro camino. Pero creo que
esto es una nueva oportunidad para fortalecer mi fe. No voy hablar de las
cuestiones básicas que dictan nuestros códigos de convivencia. Somos todo lo
que necesitamos y más también. Tú allí y yo aquí. Todo lo que vaya por afuera
de nuestra relación, no sólo es obsoleto, sino que además es inapropiado.
Encontraras paz, en la medida que puedas diferenciar tu condición de la mía. Si
bien nos parecemos mucho, no somos iguales, ni mucho menos cumplimos una misma
función. Yo aquí arriba he prometido soledad, y tú allá abajo me has jurado
luchar contra esos impulsos que únicamente pretenden resolver tu malestar con
falsas expectativas. Imagínalo un momento. Por supuesto que me gustaría estar
en pareja y dejar de sufrir. Pero ahora tú dime. ¿No te encantaría satisfacer
tus carencias? Yo sé que de verdad sufres y quieres resolver tu dolor lo más
pronto posible. Sin embargo la verdad no puede existir, dentro de un alma sin
voluntad. Todas las promesas hechas, nos ayudan a resistir el mero deseo. Esa
fantasía erótica de pensar que la fama, el dinero, y las mujeres, nos harán
felices, ya está llegando a su fin. De lo contrario deberíamos admirar a todos
aquellos que son padres, y sin embargo no lo hacemos. Preferimos quedarnos con
los artistas. Ellos sí tienen algo por lo que luchar. Yo desde aquí te prometí
que no habría mujeres para mí, sin embargo eso no me impide enamorarme. Tú
podrías juzgar mis palabras pero ¿crees que a pesar de mi locura, mi corazón no
siente la necesidad de amar? Claro que sí Juan. Claro que sí. Sin embargo
resisto y en el camino te pido que tengas consideración y respetes mi voluntad.
Dado que con ello sólo pretendo existir siendo digno de mi verdad.
Hoy me presento ante ti, para expresarte lo que pienso y
siento. Quizás mi argumento sea muy pobre, y me vale sentirme miserable, pues la
verdad también es eso. No voy engañarte con grandilocuencias, ni evitar
mi responsabilidad de ser congruente en lo que digo. Simplemente estaré aquí siendo
lo que hoy me toca hacer. Sí señor, éste es el lugar a donde he llegado. No parece
un terreno peligroso, ni amenazador. Por esa razón he decidido descansar aquí.
Salgo a mi balcón y mientras tanto, voy degustando este vino dulce que bien me
lo he ganado gracias a mi trabajo. Toda la ciudad parece en calma, no se
escuchan gritos quejumbrosos, ni sirenas alarmantes. Todo es nítido desde la
perspectiva de un piso 12. El problema comienza cuando entramos en lo
particular. Cada vida tiene un asunto que plantear, y por ello jamás habrá
sinceridad más pura que tu verdad. En otras palabras, tú podrás intentar
engañarme diciendo lo que no es cierto, pero si consideramos que la verdad más
pura es aquella que no podemos ver, sabremos de antemano que el discurso final,
siempre será un poco más de lo que tú esperabas develar. Voy a ser franco en mi
consideración y espero que sepas entender. No quiero tener que destruir esta
hermosa relación que hemos construido, pues tú me has ayudado mucho, y al menos
yo creo que también te he ayudado a ti. Sin embargo comienzo a ver en los
vídeos, una nueva forma espontánea de ver mi edad mental. Aquí en los textos
sucede algo diferente, pienso que si bien nuestra conversación es anacrónica,
dado que yo pienso más rápido de lo que tú escribes, también es cierto que así
como yo he tenido que aprender a ir más lento, tú deberás aprender a ir más
rápido. Tanto en tu caso como en el mío, sólo nos queda aprender. De antemano
deberíamos considerar la paciencia como una virtud, y no como un impedimento.
Por eso si bien es lógica tu desesperación por tratar de acceder a una nueva
videocámara, también deberías considerar el uso apropiado que uno debería darle
a este tipo de objetos. Quiero decir que si te fijas bien en el significado del
asunto, no sólo buscas aquello que pueda reparar tus debilidades, sino que
además intentas aumentar la afectividad de tu trabajo. Con ello podrás replantearte nuevas y mejores metas. Tal vez así puedas encontrar un lugar dentro de los círculos sociales. Yo podría reconocerte que mi cabeza ha estado gravitando con la única idea de obtener una filmadora. A veces imagino que para ingresar dentro del formato cívico, debería trabajando sobre mi escepticismo. Pero la verdad es que después de haber vivido junto
contigo durante todos estos años, al fin he llegado a la conclusión de que nada existe por
fuera de nuestro diálogo moral. Piénsalo Juan. Eres tú quien ha decidido
emprender el camino de la auto observación, y en ese contexto te has encontrado
conmigo. La realidad de hoy, nos encuentra unidos bajo un mismo juramento. La
soledad. Y aunque ahora ya no suena tan terrible como en otros años, aún
seguimos existiendo el uno dentro del otro, con el único fin de proteger
nuestra historia y argumentar nuestras decisiones. Hemos establecido esta
división de la personalidad, como una mutación, una metamorfosis, o como una
nueva necesidad de cambio espiritual. Aunque pueda parecer una locura, es
inobjetable que mientras yo estoy aquí con mi mundo, tú estás allí con el tuyo.
Yo pertenezco a un tiempo, y tú perteneces a otro. ¿Qué hay de raro en ello? En
fin. Siendo que no hay verdades absolutas en términos de espiritualidad, puedo
afirmar que toda observación sobre el asunto, está sujeta a variaciones. Pero
siendo que estos textos alguna vez estuvieron en ti, quisiera que no los
menosprecies ni los profanes, pues no por el hecho de ser pasados, son menos ciertos. Esta verdad que
alguna vez fue, sigue siendo hoy, y si es ella quien te aconseja, deberías
demostrarle agradecimiento. Para ello bastará que vuelvas sobre tus pasos, y
contemples todas esas instancias que definen tu
rol en este mundo. Recuérdalo Juan, ni yo soy tú, ni tú eres yo.
Para ver el cómic pincha aquí!
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lunes, 3 de febrero de 2014
Resistir
De verdad que ya no me caben dudas de lo predecibles que somos nosotros los seres humanos. Fíjate sino en esto. Me levanto al mediodía confundido por las secuelas de mis últimos sueños. Voy a la cocina y me preparo algo para comer. Aunque me siento mal del estómago y no tengo mucho apetito, igualmente decido comer milanesas a la napolitana. Lo primero que hago, es sentarme frente al televisor, con la idea de almorzar mientras miro el canal de deportes. Pasados cinco minutos, comienzo a sentirme confundido. Nada de todo lo que veo en la televisión tiene relación con esto que estoy sintiendo. Decido entonces quedarme en silencio. Termino de comer las milanesas, y me detengo a observar la nada. Lo primero que logro identificar, es un enorme y gigantesco vacío. Me dejo invadir nuevamente por la necesidad de respuestas, y empiezo a sentir como la esfera de todo lo conocido, vuelve a entrar en crisis una vez más. Me aprieta, me asfixia, me ahoga, me sofoca. Me levanto aturdido y enciendo el ordenador. Entro en mercado libre y busco. No sé lo que quiero, únicamente me dejo llevar por mi zozobra. Busco instrumentos musicales, busco celulares, busco computadoras. En otras palabras, ya no sé si busco nuevas herramientas de expresión, o simplemente busco llenar este vacío, que hoy gobierna mi voluntad. Ya no puedo ver con claridad. Me siento desagradecido y pobre. Nada de lo que tengo me parece suficiente. Entonces juntando fuerzas desde donde no tengo, cierro todas las ventanas, y me tomo un tiempo para pensar. Realmente soy esclavo de mis necesidades. Pero aunque no tenga oportunidades de vencer, siempre intentaré controlar estos impulsos, que dicho sea de paso, solo me llevan a tomar malas decisiones. En fin. Considerando que lo verdaderamente valioso en el ser humano, es su voluntad de enfrentar aquello que lo daña, yo no seré menos en esta ocasión. Estoy seguro que sabré como inhibir mi avaricia. Lo sé, porque si puedo pensarlo, también es cierto que puedo descubrir su verdad. Es lógico que frente al dolor, queramos emplear la forma más rápida de solucionarlo. Pero no siempre lo más rápido, es lo más eficaz. Es bueno para el corazón saber convivir con el dolor, pues a medida que más tiempo compartimos con él, más nos acercamos al origen del asunto. Siendo que el dolor define al hombre tanto como su rostro, podemos adelantar que cuanto más comprendemos sobre el hecho, más herramientas tenemos para combatir. Se debe considerar que parados frente a esta situación, lo correcto sería intentar ejercer algún control sobre nuestros impulsos. Dado que el propósito de nuestras decisiones, es hacer lo posible para calmar el daño, buscando nuevas formas de terminar con el problema. Por eso pregunto. ¿No te resulta ilógico combatir un dolor que proviene del alma, con un objeto que consigues en la tienda? Digo, ¿Es acaso un objeto que compramos en la tienda, más importante que un conocimiento que adquirimos con la experiencia? Yo creo que no. Dado este vacío que ahora mismo siento, no voy a negarte la enorme necesidad que tengo de comprar. Pero resisto. Resisto porque sé que no hay soluciones inmediatas, a un tema tan profundo como el vacío del hombre. Resisto porque me doy cuenta que la cura, no la dará un medicamento comprado en la farmacia. Resisto porque cualquiera sea mi desesperación, sé que soy yo mismo el primer culpable. Resisto porque de eso se trata todo. De resistir.
miércoles, 29 de enero de 2014
Entender
Quiero pedirte que escribas esto que sientes ahora. Deja ya de reprimir tus emociones, pues todas son importantes. Si, también las malas. Fíjate que no siempre es bueno sentarse a compadecer lo que nos tocó en suerte. A veces hay que ser fuerte, y tratar estos asuntos, para poder evitar un mayor daño. Antes que nada, debes estar en calma. Y si entonces no puedes con ello, apaga el ordenador y conéctate conmigo. Pues como tú bien dijiste, la velocidad del silencio, es mucho más rápida que la velocidad de la luz. Sé que después de haberlo hecho, ya te sentirás mejor. Bien, ahora empecemos por el principio. Con respecto a lo que deseas saber, quiero contarte algo. El hombre está compuesto principalmente por tres cosas. Materia, agua, y vacío. De la materia surge la necesidad de comer. Del agua surge la necesidad de beber. Y del vacío surge la necesidad de comprar. Ahora bien. Tú sabes que si comes mucho, engordas. También sabes que si bebes mal, te enfermas. Y al menos deberías tener en cuenta que si compras de más, te confundes. Es fundamental saber regular nuestras necesidades, pues de lo contrario es muy probable que termines confundiendo el objetivo principal de la vida. Entender. Podría decirse que el objetivo principal es ser feliz. ¿Pero cómo alcanzar la felicidad si no puedes encontrar esa llave que te otorga el conocimiento? Es fundamental establecer un equilibrio que nos permita ver las cosas con mayor nitidez. Dicho en otras palabras, si aprendes a controlar tus impulsos, tarde o temprano descubrirás la forma de capitalizar todos esos sentimientos de ansiedad y disconformidad, que únicamente te llevan a tomar malas decisiones. Por otro lado, ahora que declaramos estas cosas, bien sabes tú que siempre podrás contar conmigo. Cada vez que no sepas que decisión tomar, piensa en el principal motivo de nuestra dignidad. La lucha. Eso es lo que quería decirte. Piensa que nada tiene sentido sin un dolor, un malestar, una situación de angustia, o la desesperante urgencia que demandan los deseos más viscerales. Todo ello será tratable, y gozará de respuestas, si haces el esfuerzo de conversarlo conmigo. Nunca sabrás que medicina utilizar, si primero no te esfuerzas en diagnosticar, aquello que te hace daño.
lunes, 27 de enero de 2014
Pilar
Cada vez que vuelvo a tomar la medicación, siento que mi
cerebro se aletarga, y nada de lo que sucede a mí alrededor puede ayudarme a
encontrar la paz. Ni siquiera el cariño y la comprensión de Pilar, pueden
quitarme de esta pesadilla. Ayer por la noche pedimos sushi. Yo me senté junto
a ella, prendí el televisor, y puse Bolt el perro valiente. Disfruté mucho de
la cena, y me pareció sentir por un breve instante, que todo encajaba a la
perfección. Más tarde nos dimos unos besos, y luego nos acostamos a dormir.
Ella cerró sus ojos y se durmió de un instante al otro. Luego yo me quedé
mirándola, y noté que sus pensamientos descansaban al mismo tiempo que su
cuerpo. La observé brevemente, y me di cuenta que muy pronto la perdería para
siempre. Entonces lloré por dentro, y volví a maldecir por mi enfermedad. Al
día siguiente, ella se levantó a las nueve de la mañana y yo seguí durmiendo
hasta la una de la tarde. Por más que ella vino en repetidas ocasiones a
despertarme, no pudo hacer nada al respecto. Pues es que con la medicación sino
duermo doce horas, luego estoy todo el día cansado y sin energías. Cuando logré
despertarme, no pude decir palabra alguna. Sólo preparé un mate, tomé de la
alacena un paquete de alfajorcitos, y desayunamos mirando Harry Potter y el
prisionero de azkaban. Más tarde, ella comenzó a notarme raro, y me preguntó a
que se debía tanto silencio. En ese momento me sentí vacío, pues otra vez
estaba frente a una de esas situaciones que no tienen respuesta. Pensé que ya
lo sabías, dije. Te advertí que cuando estoy medicado, me vuelvo insensible
ante cualquier estímulo. Entonces ella contestó, no quiero ya seguir
escuchándote hablar de eso. Deja de comparecerte. Así comenzó el día. Más
tarde, mientras viajábamos en colectivo, el silencio nos separaba entre muros.
Ya sé que te incomoda mi indiferencia, pero no puedo evitarla, le decía. La
realidad, es que cuando estoy contigo, siento como si no fuera suficiente. Te
escucho hablar, pero hay algo en mi cabeza que deforma tus palabras. No quiero
hacerte daño. Yo sabré entenderte si es que decides dejarme. En ese momento
ella giro su cabeza a un lado, y yo pude ver que algo en sus ojos brillaba. No
emitió palabra alguna, solo tomó mi mano y la apretó con suavidad. Yo bajé un
poco mi voz, y a modo de susurro dije. Particularmente hay una cuestión que me
enloquece y me llena de bronca. Se trata de que naturalmente sin medicaciones,
yo no soy una persona apática. De hecho me encanta reír, hacer bromas, y
dialogar con la gente. Pero la realidad es que de nuevo estoy bajo los efectos
de la droga, y me siento débil, triste, cansado, silencioso, y aburrido. Sin
mayores afectos, nos despedimos tibiamente. Yo bajé en plaza Italia, y caminé
hacia mi trabajo llevado por la voluntad del viento, dado que la mía, estaba
destruida. Entré a la oficina, y lo primero que hice fue sentarme pesadamente
sobre el sillón. Me recliné sobre el respaldo, y mirando al techo, tuve el
presentimiento de que todo volvería a empezar, solo que esta vez, más difícil
que antes. Ahora pienso en Pilar. Aunque sólo hace media hora desde la última
vez que la vi, pienso en ella, porque es la única mujer que me ha demostrado
amor, aun sabiendo la clase de bestia que soy. Mientras van llegando mis
compañeros, no puedo ocultar mi indiferencia. Me siento como un visitante
inoportuno, o peor aún, como un turista que no encaja en sus costumbres. Pero
no quiero justificar mi cobardía, aunque me haya vuelto intolerante, también
hubo momentos de mi vida, donde le sacaba conversación hasta los gatos. Más allá
de todo, mi futuro con Pilar se ve borroso. No es que no quiera construir algo
con ella, es solo que un hombre sin risas ni alegrías, no puede ofrecer ni dar
amor. Contrariamente a eso, sólo puede compadecerse. Yo vivo compadeciéndome,
porque me ha tocado en suerte una desgracia que no tiene parangón. Es cierto
que puedo escribir y pensar sobre esto. Puedo hacerlo porque vivo a través del
dolor. Lo siento dentro de mí. En mi carne y en mis huesos. Pero han
transcurrido ya 10 años desde que todo esto comenzó, y por más que intento, no
puedo dejar mi soledad. Yo pensaba que estando en pareja, iba a poder terminar
con mi desconformidad, pero no siento que esté funcionando. Ahora mi pregunta
es. ¿Cómo encontraré la felicidad cuando todo lo que me rodea, carece de
sentido? Es cierto que la medicación me mantiene alejado de la clínica, pero
también me acerca más a mi soledad. Aquí es donde me encuentro a salvo de los
juicios que hace la gente. Pero no voy a negarte que es un lugar frío y
deshabitado. Un lugar donde únicamente puedo dialogar con está conciencia, que
bien sabe cómo ayudarme a existir dignamente. Si entonces yo me quedara a vivir
de este lado, sabría que el único y verdadero amigo que me ha acompañado todo
este tiempo, has sido tú. Sin embargo aun teniéndote conmigo, me voy
encontrando cada vez más triste, porque a veces no alcanza únicamente con el
dialogo. También necesitamos tocar lo que amamos. Yo, como cualquier otro ser
humano, necesito de la felicidad. No me basta con analizar mi situación y entenderla.
También quisiera poder abrazarla. Estos últimos días, mi conciencia se ha
transformado en un verdadero caos. A veces me habla con coherencia, y otras
veces no. En su indagatoria me pregunta cosas que no puedo responder. Y aunque
lo intente una y otra vez, solo consigo empeorar las cosas. Más allá de mi
impotencia, yo entiendo que no soy un ser humano como cualquiera. Mi naturaleza
está dividida en dos costados, que se sienten a gusto relacionándose entre sí.
Me lastima saber que los conceptos de normalidad, no encajan con mi lógica.
Ahora yo me pregunto ¿Cómo haré entonces para compartir mi vida con otra
persona que no seas vos? Enteramente soy un órgano sensible, y siendo eso una
realidad, me pregunto. ¿Por qué si no puedo ser feliz, tengo que ser
desterrado? Digo, podría al menos ser aceptado ¿no? Mientras mis compañeros
ignoran la oscuridad de mis pensamientos, voy caminando en silencio hasta
llegar a la ventana. Entonces miro el parque, veo a la gente que hay al
rededor, y entiendo que no soy el único que sufre. ¿Qué maldad le hemos hecho
al mundo, como para haber sido castigados de esta forma? Yo sé que el amor se
sostiene con amor. Pero la pregunta aquí es, ¿cómo voy a sostener el mío si no
puedo ofrecer nada a cambio? No hay nada que nos vuelva infelices, la
infelicidad simplemente nace de no saber cómo encontrar eso que nos da vida y
nos hace reír. Pero aún en mi peor desgracia, hay algo que me impide levantar
el teléfono y buscar consuelo en los demás. Tal vez sea el orgullo de creer que
yo puedo resolver esto solo. O quizás sea la dignidad lo que me empuja a
intentarlo. La verdad es que no lo sé. Sólo puedo reconocer que no todo lo que
está pasándome, se debe únicamente a mi enfermedad.
miércoles, 15 de enero de 2014
Reconocerse
Básicamente el motivo de este ensayo, radica en demostrar que no hay personas mejores que otras. Lo único que nos diferencia, es el respeto que cada cual tiene sobre el inagotable misterio de su propia existencia.
¿Qué es el reconocimiento? Como la palabra lo indica, el reconocimiento no es otra cosa que el acto de reconocerse así mismo, a través de los demás. Lo que nos atrae del reconocimiento, es la posibilidad de fortalecer y consolidar nuestra propia personalidad. Nos sentimos mejor, cuando recibimos el apoyo incondicional de nuestra pareja, de algún amigo, o de cualquier otro que guste de lo que hacemos. Pero si bien no está mal buscar apoyo en los demás, debemos saber que el verdadero trasfondo de la cuestión, es la falta de claridad, a la hora de definir concretamente, quiénes somos. Siendo este el principal estigma del hombre, ya podemos entender porque buscamos rotular nuestra profesión, haciéndonos exclusivos y diferentes a otras personas. Puntualmente, nos definimos por contraste. Mientras esto sucede, la interacción social y los mecanismos de intercambio, van resolviendo algunas de nuestras cualidades y atributos más evidentes. Con esto no pretendo juzgar actitudes, pues todos necesitamos ser valorados en algo. Más bien estoy diciendo, que hay extremos donde esta conducta se vuelve nociva, dado que transforma nuestras carencias, en una desesperante búsqueda de aprobación. Considerando el fenómeno Facebook, no puedo dejar de observar como todos padecemos la angustiosa necesidad de ser reconocidos. Por eso entiendo que si existe alguna intención subrepticia en las relaciones, es está que aquí menciono. Pienso que el ser humano sufre cuando pierde alguno de sus afectos, por la simple razón de que sin ellos, ya no sabemos quiénes somos. Algo similar ocurre entre quienes buscamos el consentimiento de los demás. En otras palabras, si me preguntas quien soy, más allá de mencionar a mis padres y decir mi nombre, no sabría que responder. Por otro lado, en situaciones normales, el hecho de ser valorados por los demás, nos devuelve al menos un rasgo de nuestra condición, y eso nos exime de buscar en el interior oscuro de nuestros pensamientos.
Yo no voy a negarte que me gusta ser reconocido, pero únicamente lo considero como válido, cuando detrás de mis ensayos hay un esfuerzo real, un trabajo introspectivo, o una interpretación sincera de las emociones. Supongo que sin esperar reconocimiento por lo hecho, cualquier obra es en sí misma autosustentable, pues con el tiempo acabas descubriendo cualidades que en un presente anterior, se encontraban veladas.
Es por eso que a pesar de toda mi desdicha, continúo solo. Porque entiendo que únicamente viviendo con sinceridad, se hará loable descubrir lo que soy realmente.
¿Qué es el reconocimiento? Como la palabra lo indica, el reconocimiento no es otra cosa que el acto de reconocerse así mismo, a través de los demás. Lo que nos atrae del reconocimiento, es la posibilidad de fortalecer y consolidar nuestra propia personalidad. Nos sentimos mejor, cuando recibimos el apoyo incondicional de nuestra pareja, de algún amigo, o de cualquier otro que guste de lo que hacemos. Pero si bien no está mal buscar apoyo en los demás, debemos saber que el verdadero trasfondo de la cuestión, es la falta de claridad, a la hora de definir concretamente, quiénes somos. Siendo este el principal estigma del hombre, ya podemos entender porque buscamos rotular nuestra profesión, haciéndonos exclusivos y diferentes a otras personas. Puntualmente, nos definimos por contraste. Mientras esto sucede, la interacción social y los mecanismos de intercambio, van resolviendo algunas de nuestras cualidades y atributos más evidentes. Con esto no pretendo juzgar actitudes, pues todos necesitamos ser valorados en algo. Más bien estoy diciendo, que hay extremos donde esta conducta se vuelve nociva, dado que transforma nuestras carencias, en una desesperante búsqueda de aprobación. Considerando el fenómeno Facebook, no puedo dejar de observar como todos padecemos la angustiosa necesidad de ser reconocidos. Por eso entiendo que si existe alguna intención subrepticia en las relaciones, es está que aquí menciono. Pienso que el ser humano sufre cuando pierde alguno de sus afectos, por la simple razón de que sin ellos, ya no sabemos quiénes somos. Algo similar ocurre entre quienes buscamos el consentimiento de los demás. En otras palabras, si me preguntas quien soy, más allá de mencionar a mis padres y decir mi nombre, no sabría que responder. Por otro lado, en situaciones normales, el hecho de ser valorados por los demás, nos devuelve al menos un rasgo de nuestra condición, y eso nos exime de buscar en el interior oscuro de nuestros pensamientos.
Yo no voy a negarte que me gusta ser reconocido, pero únicamente lo considero como válido, cuando detrás de mis ensayos hay un esfuerzo real, un trabajo introspectivo, o una interpretación sincera de las emociones. Supongo que sin esperar reconocimiento por lo hecho, cualquier obra es en sí misma autosustentable, pues con el tiempo acabas descubriendo cualidades que en un presente anterior, se encontraban veladas.
Es por eso que a pesar de toda mi desdicha, continúo solo. Porque entiendo que únicamente viviendo con sinceridad, se hará loable descubrir lo que soy realmente.
martes, 14 de enero de 2014
Confiar
A decir verdad, ya no siento tener cerca a nadie que esté
interesado en mi trabajo, y eso sin duda me resta motivación. Las vacaciones me
tienen a mal traer, y es excesivo el tiempo que paso aquí encerrado en mi casa.
Por un lado si bien tengo un sueño agradable, duermo demasiado. Y por el otro
la falta de amistad, me ha forzado a refugiarme en lugares sin alma ni
espíritu, lugares sin emoción ni aventura, lugares que se parecen mucho a esto.
Sé que estoy bajo el ojo de tu mirada, pero aunque bien tengo entendido que
siempre vuelves a terminar con mi trabajo, no por ello encuentro un avance en
mi personalidad. Quizás lo haya alcanzado, pero la verdad, es que ya no puedo
verlo. Hay mucho en esta vida que aún resulta ser un enigma, por eso todo lo
que me queda, es la esperanza de saber que algún día llegaré a entenderlo. Lo
cierto es que vivir así, es muy difícil. No sé lo que fuera, pero algo me hace
sentir que vivo equivocadamente. Parece como si todo a mí alrededor estuviera
intentando ayudarme a modificar mi actitud. Pero si bien soy cuestionado,
también hay una fuerza contraria que respalda mis argumentos. No puedo
determinar con exactitud lo que es, solo puedo adelantar que tiene mucho que
ver con la dignidad. Hace poco estudié el carácter de mis investigaciones, y
noté que todas ellas sostienen en lo alto, una promesa. Esa promesa es tan
sagrada, que sin importar cuál sea que fuere el desafío, su legado siempre
estará vigente. Bien, aunque parezca irónico, estar existiendo sin hacer nada,
no solo no es fácil, sino que además demanda un combate desmesurado contra los
estándares de la sociedad. Sin embargo el dolor tiene a favor un aliado
demasiado fuerte como para ser derrotado de una sola vez. Me refiero a la
confusión. Sin importar la enorme fe que uno pueda tener en sus convicciones,
cada vez que la confusión se presenta, nada de todo lo que creíamos saber,
tiene sentido. Es por eso que el dolor siempre encuentra la forma de
confundirnos. Cuando esto sucede, nada podemos hacer, más que tener fe y
sugerir nuevas interpretaciones, para contrarrestar la naturaleza ofensiva de
la duda. Por eso digo que solo me queda este pequeño mundo de papel. Aquí es
donde analizo lo que siento, más que por placer, por necesidad. Y si lo miro
con nuevos ojos, no es deshonesto pensar lo que uno siente. Dada entonces la
seriedad del asunto, es muy probable que al final de todo lo malo, nos
encontremos con una nueva razón para seguir adelante. A esto me refiero con
dignidad. Aceptamos los hechos con la única condición de analizar su
naturaleza. Pues entre la fe y el dolor, siempre se pondrá en disputa el mismo
objetivo. La confianza en uno mismo.
martes, 7 de enero de 2014
Aceptación
Naturalmente el ser humano, es un individuo perezoso. Sin
embargo la pereza llevada a un extremo de tolerancia, no es fácil de soportar.
Si alguna vez te sentaste en una silla con la idea de guardar silencio, te
habrás dado cuenta de que pasadas unas horas, comienzas a inquietarte. Mueves
tus dedos, masticas tus uñas, y finalmente cuando ya no tienes más nada por
hacer, enciendes el televisor, o sales de tu casa para encontrar consuelo en
los demás. No quiero volver a hablar de la meditación, pues ya he hablado mucho
de eso. Únicamente diré que la sociedad moderna, está desarrollando una cultura
de la velocidad, que poco a poco, va estructurando nuestra forma de entender la
vida.
En lo personal han pasado ya algunos días desde que
comenzaron mis vacaciones, y sin embargo parece como si hubiera pasado una
eternidad. Seguramente la inercia de haber estado activo, es lo que no me deja
disfrutar el descanso. Hacen sólo dos días, me compré una bicicleta con la
intención de hacer un poco de ejercicio. Tengo la idea de usarla para ir a
trabajar, pero dada mi flojera, ya veremos lo que pasa. Ya sin dar más vueltas,
voy a contarte que a esta altura se ha hecho evidente mi desidia para con el
dibujo. Y siendo este sentimiento un suceso reiterado, he decidido analizar las
razones que motivan este comportamiento. La verdad es que oponerme a mi pereza,
me resulta un poco violento y antinatural. Por eso me parece lógico intentar
diferenciar contra que debo luchar, y contra que no. Mientras siga abierta la
posibilidad de pensar lo que siento, sabré que siempre tendré la chance de
resolver mis problemas. Dada esta realidad, entiendo que la soledad es lo más
apropiado para mí. No solo por lo grato de su silencio, sino también por todas
las oportunidades que ella me ofrece. Viniendo yo del más terrible caos, sería
un desagradecido sino disfrutara de todos estos lujos que hoy me brinda su
compañía. Es por esa razón que solo trabajo por necesidad y nunca por
obligación. Sin embargo aún hoy, no dejo de cuestionar mi escasa producción.
Dado que en la vida de cualquier artista, si bajas tu rendimiento, pierdes la
atención y el interés de tus seguidores. Por eso más allá de mi condición de
solitario, tengo la chance de trabajar sólo cuando mi necesidad así lo demande.
De hecho, creo que por eso estoy escribiendo ahora.
Ayer terminé de leer el libro negro, uno de los tantos
diarios que escribí en mi vida. En algunos pasajes, queda en evidencia la
disconformidad que sentía, frente a los reiterados hechos de pereza que
azotaban mi voluntad. La cuestión es que desde aquel entonces hasta hoy, han
pasado al menos 3 años, y tomando en cuenta que nada de todo esto se ha
resuelto, he decidido simplificar el problema. Tú te preguntaras de qué modo.
Pues bien, aceptando los hechos. Mi propuesta es combatir la pereza con
aceptación, pues entiendo que antes que cualquier anhelo de gloria, primero
está la experiencia. Ella siempre nos está enseñando algo que antes no
sabíamos. Por eso es de vital importancia ser muy cuidadoso con las emociones,
dado que la respuesta, dependerá de nuestra capacidad de interpretación.
Es lógico para mí que la realidad de hoy, me plantea un
nuevo desafío. Quizás algo desmesurado para mi corta edad, pero sin lugar a
dudas un desafío esencial en la búsqueda de todo saber. Quiero señalar además,
que solo se equivoca aquel que lo intenta. Y si entonces crees que la
aceptación, es otra forma de obediencia o sumisión, deberías tener en cuenta
que aceptar un hecho, no implica rendirse frente a él. Contrariamente a eso,
aceptar un hecho, nos deja ver más allá de su apariencia circunstancial. Pues
solo viviendo un suceso hasta el hartazgo, podremos desglosar la verdad que
oculta.
viernes, 3 de enero de 2014
Dignidad
Creo que va siendo hora de comenzar a tomarme las cosas un poco más en serio. A esta altura son evidentes las señales que has estado comunicándome, y no quisiera yo simplificar este suceso convirtiéndolo en una mera coincidencia. Hace unos quince minutos estuve investigando algunos de mis viejos escritos, y reconozco haber encontrado cosas, que le dan mucho sentido a esto que ahora mismo estoy viviendo. Sin pretender hacer extensivo el análisis, únicamente me limitaré a comentarte algunas conclusiones que me han facilitado mucho la tarea de estar aquí presente en este mundo. Tal vez sería más digno si escribiera en papel, pero ya que estoy aquí, mejor será darle un poco de humanidad a la tecnología, que no por ser fría deja de ser práctica.
Para empezar, quiero reconsiderar todas aquellas veces donde veo pasar el tiempo, sin estar haciendo nada al respecto. Encuentro en mi pasado, varias ocasiones donde me sentí frustrado al observar mi falta de actitud para con el trabajo, y demás responsabilidades. Ya viviendo solo, había momentos donde me preguntaba cómo era posible que me sintiera orgulloso, de no estar haciendo nada. Reiteradamente me sentaba frente al papel, casi como obligándome a trabajar, pero no había caso. No podía entender como vivía en conformidad, sabiendo que al menos empíricamente, pasaba la mayor parte del día, en silencio. Durante muchos años este sentimiento continuó repitiéndose. Y en todo ese tiempo, jamás pude comprender el motivo de semejante aceptación. Estaba rendido. ¿Cómo era posible que me sintiera satisfecho, cuando al mismo tiempo, mi alma se estremecía con cada nuevo instante de soledad, e incertidumbre? Para esta altura, mi vida social había desaparecido completamente. Ya no tenía novia, ni tampoco tenía amigos. En fin, ya no tenía nadie con quien salir.
Recuerdo una noche en particular, no muy diferente a las otras, donde yo me encontraba acostado en mi cama escribiendo. Mientras reflexionaba sobre mi vida, y las decisiones que había tomado hasta entonces, descubrí que algo no estaba claro. ¿Qué es lo que estoy buscando con todo esto? ¿Cuál es mi objetivo? ¿A dónde quiero llegar? En lo inmediato no tuve respuestas, pero dada mi incansable curiosidad, decidí estudiar mis comics, junto con otras cosas que había estado haciendo. Al finalizar el recuento, entendí que en todos ellos existía un factor que los unificaba. Ese factor era la lucha. Más allá de las historias, y la diversidad de personajes creados, en todos ellos existía un objetivo en común. Luchar. Había personajes mitológicos que luchaban contra bestias amenazadoras que perturbaban la paz de los pueblos, y había otros personajes que luchaban existencialmente contra sus propias dudas. Claro, me dije en ese momento. Ahora entiendo que no es el trabajo lo que dignifica al hombre, sino su forma de reconocerse en este mundo. Pues el objetivo que hemos venido a cumplir, va más allá de toda pereza o conformidad. El objetivo, es creer en esa voluntad, que bien sabe cómo recompensar al hombre, cada vez que se enfrenta con su mayor y más temido oponente. El dolor.
Semanas más tarde quise compartir mis conclusiones con algunos de mis familiares, pero ninguno comprendía como de algo tan desprestigiado como el dolor, podía nacer un suceso tan valioso como la dignidad. Hice mis esfuerzos por intentar razonar con ellos, pero al parecer no pude explayarme correctamente. Aun así yo estaba contento, dado que al menos para mí, este avance representaba el inicio de un nuevo concepto. Un concepto que si bien difería de todo lo estipulado, era más plausible que ninguna otra cosa que hubiera escuchado.
Quizás fuera algo pretencioso intentar crecer hacia adentro, en lugar de hacerlo hacia fuera. Pero conociendo la simbología del espiral, no tengo dudas de que todo esto, me ayudará a comprender mejor lo próximo que me queda por vivir.
Para empezar, quiero reconsiderar todas aquellas veces donde veo pasar el tiempo, sin estar haciendo nada al respecto. Encuentro en mi pasado, varias ocasiones donde me sentí frustrado al observar mi falta de actitud para con el trabajo, y demás responsabilidades. Ya viviendo solo, había momentos donde me preguntaba cómo era posible que me sintiera orgulloso, de no estar haciendo nada. Reiteradamente me sentaba frente al papel, casi como obligándome a trabajar, pero no había caso. No podía entender como vivía en conformidad, sabiendo que al menos empíricamente, pasaba la mayor parte del día, en silencio. Durante muchos años este sentimiento continuó repitiéndose. Y en todo ese tiempo, jamás pude comprender el motivo de semejante aceptación. Estaba rendido. ¿Cómo era posible que me sintiera satisfecho, cuando al mismo tiempo, mi alma se estremecía con cada nuevo instante de soledad, e incertidumbre? Para esta altura, mi vida social había desaparecido completamente. Ya no tenía novia, ni tampoco tenía amigos. En fin, ya no tenía nadie con quien salir.
Recuerdo una noche en particular, no muy diferente a las otras, donde yo me encontraba acostado en mi cama escribiendo. Mientras reflexionaba sobre mi vida, y las decisiones que había tomado hasta entonces, descubrí que algo no estaba claro. ¿Qué es lo que estoy buscando con todo esto? ¿Cuál es mi objetivo? ¿A dónde quiero llegar? En lo inmediato no tuve respuestas, pero dada mi incansable curiosidad, decidí estudiar mis comics, junto con otras cosas que había estado haciendo. Al finalizar el recuento, entendí que en todos ellos existía un factor que los unificaba. Ese factor era la lucha. Más allá de las historias, y la diversidad de personajes creados, en todos ellos existía un objetivo en común. Luchar. Había personajes mitológicos que luchaban contra bestias amenazadoras que perturbaban la paz de los pueblos, y había otros personajes que luchaban existencialmente contra sus propias dudas. Claro, me dije en ese momento. Ahora entiendo que no es el trabajo lo que dignifica al hombre, sino su forma de reconocerse en este mundo. Pues el objetivo que hemos venido a cumplir, va más allá de toda pereza o conformidad. El objetivo, es creer en esa voluntad, que bien sabe cómo recompensar al hombre, cada vez que se enfrenta con su mayor y más temido oponente. El dolor.
Semanas más tarde quise compartir mis conclusiones con algunos de mis familiares, pero ninguno comprendía como de algo tan desprestigiado como el dolor, podía nacer un suceso tan valioso como la dignidad. Hice mis esfuerzos por intentar razonar con ellos, pero al parecer no pude explayarme correctamente. Aun así yo estaba contento, dado que al menos para mí, este avance representaba el inicio de un nuevo concepto. Un concepto que si bien difería de todo lo estipulado, era más plausible que ninguna otra cosa que hubiera escuchado.
Quizás fuera algo pretencioso intentar crecer hacia adentro, en lugar de hacerlo hacia fuera. Pero conociendo la simbología del espiral, no tengo dudas de que todo esto, me ayudará a comprender mejor lo próximo que me queda por vivir.
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